"Este gobierno trabaja por la infelicidad de los ciudadanos"
Dicho sea sin entender mucho: Alberto San Juan es un t¨ªo guapo. No muy alto, pero s¨ª lo suficiente para que el teatro y el cine lo realcen, tiene una cara angulosa, y la barba cerrada le da un aspecto de duro (durillo) que no esconde del todo lo t¨ªmido que es. Pero m¨¢s importante a¨²n es lo que no se ve: tiene la cabeza bien puesta, es un actor en pleno ascenso (y un gran c¨®mico, como demostr¨® en El otro lado de la cama), y una persona solidaria, sensible y comprometida. El hijo de M¨¢ximo habla aqu¨ª un poco de todo, pero m¨¢s que nada de pol¨ªtica: "Absolutamente de izquierdas", considera un honor haber ligado fama, a ra¨ªz de la gala de los Goya, como pacifista y "luchador contra el mal" (la ministra Pilar del Castillo), de quien dice: "Es hora de que nos cuente lo suyo con monse?or Rouco".
"De peque?o no llamaba nada la atenci¨®n. Era bajito y t¨ªmido, con poca voz. Y trataba de pasar inadvertido"
Pregunta. ?De peque?o ya sab¨ªa que ser¨ªa actor?
Respuesta. Qu¨¦ va. No llamaba nada la atenci¨®n. Muy bajito, t¨ªmido, con poca voz, hac¨ªa esfuerzos por pasar inadvertido. Por suerte, el ambiente de clase en el colegio Estilo era muy fraterno, se respetaba la diferencia y la debilidad. Si llega a ser una clase dura, de ¨¦sas de chulos y pringadillos, yo hubiera sido pringao, seguro.
P. ?Y cu¨¢l fue su primera experiencia como actor?
R. En el colegio hab¨ªa clase de cine y hac¨ªamos cortos. Debut¨¦ con 13 a?os en uno que escribi¨® Andr¨¦s Mengs, Carrigan, detective privado.
P. ?Y ah¨ª descubri¨® su futuro?
R. No, fui muy tard¨ªo, empec¨¦ a ir a clase de teatro a los 24 a?os, despu¨¦s de estudiar Periodismo y trabajar de camarero.
P. ?Y c¨®mo fue la experiencia de la Universidad?
R. Terrible, salvo por seis o siete profesores fant¨¢sticos. Es una etapa apasionante, est¨¢s abierto a aprender todo, a devorar lo que te echen, pero all¨ª hab¨ªa un ambiente de tanatorio total en cuanto a ideas. La circulaci¨®n de pensamiento estaba en el bar. No siempre grandes ideas, claro, pero s¨ª muchas. Creo que ¨¦se es el sitio donde m¨¢s he hablado en mi vida.
P. ?Qu¨¦ tal ha funcionado el montaje teatral de La boda de Alejandro y Ana?
R. Muy bien, tenemos ahora una gira potente. Quince d¨ªas en Bilbao, por la Semana Grande, y desde el 25 en Barcelona.
P. ?Han ido Agag y Aznar j¨²nior a verlo?
R. No han ido, no.
P. ?Y los pap¨¢s de ella?
R. ?No creo, pero igual han mandado alg¨²n esp¨ªa! Lo que s¨¦ es que lo que ha pasado desde la boda requiere una segunda parte con urgencia.
P. Curioso que otra vez el teatro rebelde funcione bien.
R. Bueno, el teatro siempre se est¨¢ hundiendo, pero nunca se hunde. Aunque ahora casi todo consiste en reproducir ¨¦xitos musicales de Broadway y Londres.
P. Pero hay funciones como ¨¦sta que todav¨ªa tienen pegada.
R. Todo es cuesti¨®n de educaci¨®n. Si el teatro se valorara en la formaci¨®n, la gente lo disfrutar¨ªa mucho m¨¢s. Es un espect¨¢culo como cualquier otro, s¨®lo falta que sea un h¨¢bito. Pero la raz¨®n de que la obra haya ido bien es la necesidad de por lo menos re¨ªrse de aquellos que nos amargan la vida.
P. Sin llegar a pensar en hacer caer el r¨¦gimen.
R. ?No, aunque me encantar¨ªa; si supiera c¨®mo hacerlo, lo har¨ªa sin dudarlo! Y, por cierto, r¨¦gimen es la palabra adecuada.
P. Habr¨¢ que seguir luchando entonces.
R. El teatro como brazo armado, que dijo la ministra, es muy humilde, muy modesto, pero hay que combatir a la derecha con los medios que sean, todos salvo la violencia; entre otras cosas, porque ese monopolio es de los Gobiernos. No s¨®lo por pacifismo, sino por in¨²til, el terrorismo s¨®lo sirve para justificar la peor violencia, la del Estado. La verdad es que con estas cosas vivo un poco angustiado.
P. Le veo un poco agobiado.
R. Es que parece que este Gobierno trabaja s¨®lo para la infelicidad de sus ciudadanos, toda su pol¨ªtica se basa en la violencia. La inmigraci¨®n, los presos, la delincuencia, todo lo resuelven con m¨¢s violencia, y eso s¨®lo promueve m¨¢s destrucci¨®n, y me parece que vivimos entre escombros y lo que hay que hacer es construir. Pero desde que cay¨® la primera bomba en Irak este Gobierno se ha convertido en c¨®mplice del terrorismo de Estado. Tengo un deseo grande de tener hijos, y lo malo es que no tengo pareja, pero, si la tuviera, no s¨¦ si podr¨ªa, porque hace falta mucha responsabilidad para educar a un ni?o. Este mundo habr¨¢ sido peor en otras ¨¦pocas, pero ¨¦sta no est¨¢ mal tampoco en cuanto a truculencia. Sin ir m¨¢s lejos, la representaci¨®n de la izquierda en el Parlamento es escasa y, a ratos, inexistente. Hay derecha, extrema derecha e Izquierda Unida.
P. Y Labordeta.
R. ??sa fue otra buena catarsis! "?V¨¢yanse a la mierda!". Esos peque?os segundos son lo que valen la pena. La guerra de liberaci¨®n del hombre siempre se pierde, pero esos ratitos hacen seguir intent¨¢ndolo. ?Y ojal¨¢ no existiera el PP cuando el ni?o creciera!
P. No parece f¨¢cil.
R. Pens¨¢ndolo bien, ser¨ªa mejor que cayera tambi¨¦n el PSOE y empezar de cero, cero Zapatero.
P. ?Lo dice por lo de Madrid?
R. Eso ha sido pisotearnos. Dos tipos han pisoteado la voluntad popular.
P. ?Ser¨¢ que todo tiene un precio?
R. Pues, si lo tiene, espero que esos dos paguen por lo que han hecho. Me gustar¨ªa estar de acuerdo con esa corriente optimista que cree que en las movilizaciones de la calle hay un futuro mejor, pero no lo tengo claro. Lo comparto s¨®lo por voluntad, el pesimismo es conservador.
P. ?Lo de la calle tiene trampa?
R. No. Es que hay un problema jodido de valores, y consiste en que nos machacan tanto con la trampa del miedo al pr¨®jimo, que nos va a violar, que nos va a matar, que al final te acaba pareciendo bien que lo machaquen. Es terrible dejar de ver al hombre como a un compa?ero de especie y empezar a verlo como un monstruo. Pero eso es culpa, en gran parte, de la gente que idea y programa y produce esos programas basura como OT y GH.
P. Y, de postre, Beckham.
R. Y meterte miedo con los sucesos en el telediario, y cebarte el cerebro
con el cotilleo... Lo peor es que todo eso s¨®lo produce angustia y soledad, te separa de lo que te importa, es una alienaci¨®n que te aleja de ti mismo, te vac¨ªa, nos ocupan en un juego absurdo, mort¨ªfero: consumir televisi¨®n, el fin de semana algunas drogas y el resto del tiempo a currar como un hijoputa para pagar la hipoteca, cosa imposible, porque nadie vive tanto tiempo.
P. La ilusi¨®n de la libertad.
R. Ante todo eso s¨®lo cabe la resistencia, la resistencia y el afecto, la convivencia afectiva. Parezco un predicador, pero es que integrarse en todo eso es demasiado duro, s¨®lo buscar casa es un infierno, as¨ª que prefiero resistir.
P. Pero si dicen que usted no para de ligar...
R. ?Yo? ?Por qui¨¦n me toma? Yo quiero tener hijos, y ligar no sirve para eso, a no ser que ocurra un accidente. Mi determinaci¨®n es formar una familia y un hogar, lo cual, por cierto, les encantar¨¢ a Pilar y a sus obispos. Que yo no s¨¦ lo que tendr¨¢ Pilar con ellos. ?Rouco y Pilar, confesad! ?Qu¨¦ hay entre vosotros?
ANIMALARIO
Este gal¨¢n impenitente, nacido en Madrid en 1968, empez¨® a los 24 a?os a dar clases de teatro con Cristina Rota. De all¨ª surgi¨® el grupo Animalario, en el que colaboran amigos como Ernesto Alterio, Andr¨¦s Lima, Guillermo Toledo, Juan Cavestany, Juanma Aguirre o David Serrano. Esa f¨¢brica solidaria de ideas teatrales y cinematogr¨¢ficas ("hoy ya empresa, ca¨®tica pero empresa") es una rara mezcla de talento, combatividad y ¨¦xito: todos hacen casi de todo, lo hacen bien y gustan a mucha gente. Tras dinamitar la vida pol¨ªtica con la gala de los Premios Goya, no miran atr¨¢s. San Juan acaba de interpretar a Garfia, un preso de Valladolid que lleva 20 a?os en la c¨¢rcel por matar a tres personas, en la pel¨ªcula de Manolo Matji. Adem¨¢s, siguen las representaciones del ¨²ltimo Animalario, La boda de Alejandro y Ana; preparan la versi¨®n teatral de El otro lado de la cama (donde San Juan hac¨ªa un taxista genial, inolvidable) y la segunda parte de la pel¨ªcula. En septiembre estrenan D¨ªas de f¨²tbol, y Serrano y San Juan ya han vendido el gui¨®n de una comedia sobre la transici¨®n.
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