Castillos y bodegas en tierras del Ebro

Desde hace siglos, arte y vino han caminado de la mano en el sur de Navarra, y se entrelazan en las ornamentaciones de las portadas rom¨¢nicas y en las bodegas, templos de los sentidos y del placer para muchos. El vino como pretexto para hacer turismo por una de las tierras agr¨ªcolas m¨¢s ricas y sorprendentes. En ellas, bodegas y arquitectura se conjugan con poblaciones recias y un paisaje expansivo salpicado de serran¨ªas y de vi?edos, que por estas fechas se visten de oro adelant¨¢ndose a los fastos navide?os.

Olite es una de las principales capitales vin¨ªcolas de la regi¨®n, y fue sede de la corte en tiempos de Carlos III. De entonces data el c¨¦lebre Castillo Nuevo, de est¨¦tica un tanto Disney (fue reconstruido durante los a?os treinta del siglo XX) y con la impronta de las intervenciones fantasiosas. Mucho m¨¢s sereno es el llamado Palacio Viejo, hoy convertido en parador. Pero si, adem¨¢s de pasear por calles de trazado medieval y pedregoso, se desea ahondar en los secretos de la enolog¨ªa de forma tecnol¨®gica y divertida, conviene visitar el Museo del Vino, situado en una casona de la plaza de los Teobaldos rehabilitada por los arquitectos Miguel ?ngel Alonso y Rufino Hern¨¢ndez. Tambi¨¦n puede uno acercarse hasta la Vinoteca Algara, en la calle de San Francisco, 21, y adquirir algunas de las mejores etiquetas navarras por eso de no volver a casa con los bolsillos vac¨ªos. Entre otras, Ochoa, una bodega veterana de producci¨®n selecta y limitada, o Alzania, peque?a casa de reciente implantaci¨®n, que mima sus vinos como si fueran seres vivos.

"Esto es una catedral. Nosotros la hemos concebido as¨ª a prop¨®sito. Es dif¨ªcil no sentir una emoci¨®n intensa cuando se contempla este espacio". Javier Ba?ales se est¨¢ refiriendo a su bodega. Cuando Ba?ales, director comercial de Se?or¨ªo de Otazu, cerca de Olite, se sit¨²a en el altillo acristalado que preside la sala de envejecimiento y enciende las luces graduales que iluminan las b¨®vedas de hormig¨®n, se revela una puesta en escena estudiada y teatral. A modo de una catedral de tres naves por tres con nueve b¨®vedas de crucer¨ªa rebajadas, la sala en la que se alinean las barricas de roble como un ej¨¦rcito disciplinado ofrece unas proporciones y una tensi¨®n formal que encandilan. Los colores, resaltados por la iluminaci¨®n indirecta que se pega a las paredes como si fuera su piel, son suaves y matizados: el gris tierno del hormig¨®n que muestra las vetas del encofrado de tablas de pino, y la madera natural del roble allier franc¨¦s de las barricas. En el exterior, una pradera de c¨¦sped cubre la superficie de esta sala enterrada a dos metros de profundidad para no romper con el entorno y conservar la temperatura adecuada. "Hemos pretendido reflejar la luz, la alegr¨ªa y la vida que se generan conforme se bebe el vino", explica entusiasta Javier Ba?ales.

Capilla rom¨¢nica y torre del XVI

El brillante dise?o fue ejecutado por un equipo de arquitectos e ingenieros: Jaime Gaztelu, Paloma Barangu¨¢n y Ana Fern¨¢ndez de Mend¨ªa. Pero no es ¨¦se todo el atractivo de esta bodega. En su origen fue un se?or¨ªo, el de Otazu, que elaboraba vino desde el siglo XV. De sus primeros tiempos conserva un palacio del siglo XVI, una capilla rom¨¢nica de transici¨®n y una curios¨ªsima torre de defensa-palomar del siglo XIV. En 1860 se edific¨® una bodega de estilo franc¨¦s, a modo de ch?teau, que fue vaciada de su contenido original y hoy mantiene su carcasa vista de madera y hace las funciones de sede social. Y, en 1991, la empresa Gabarbide se hizo cargo nuevamente de la explotaci¨®n de la finca: 350 hect¨¢reas arropadas por la sierra del Perd¨®n y la pe?a de Echauri, bajo la que discurre la espesa alameda que envuelve el r¨ªo Arga.

Esta bodega es paradigm¨¢tica: combina arquitectura y dise?o con tecnolog¨ªa puntera en la vinificaci¨®n y una agricultura respetuosa con el medio ambiente. En los 14 tipos distintos de suelo repartidos en 110 hect¨¢reas se cultivan variedades de tempranillo, merlot y cabernet sauvignon para el tinto, y chardonnay para el blanco, as¨ª como sus numerosos clones (variedades dentro de una variedad). "Para mejorar la calidad de la uva", explica Pedro Ba?ales, ingeniero agr¨®nomo y alma de Otazu, "plantamos hierba raigras y festuca entre las hileras de vid, para que compita con las vides, no proliferen tallos y hojas, y reduzca la producci¨®n de uva". Y es que en vino, calidad y cantidad est¨¢n re?idas. Un m¨¦todo novedoso el de la hierba, que permite que el suelo no se empobrezca ni se erosione. El resultado son unos vinos francos y con presencia, con una excelente relaci¨®n calidad / precio en una denominaci¨®n de origen, la de Navarra, que no se distingue precisamente por ser asequible.

Pero ¨¦sta no es la ¨²nica bodega en combinar tecnolog¨ªa puntera con arquitectura, y de la buena: ah¨ª est¨¢, en el mismo Olite, la elegante bodega de 1990 que Patxi Mangado realiz¨® para Marco Real. Tambi¨¦n destaca, y de forma magistral, una de las m¨¢s se?eras de la zona: la nueva de Juli¨¢n Chivite, no muy lejos de Lizarra-Estella. En 1988, la familia Chivite compraba el se?or¨ªo de Ar¨ªnzano, una finca de 300 hect¨¢reas en la que el arquitecto navarro Rafael Moneo proyect¨® unas instalaciones inauguradas en 2002, que completan otro interesante conjunto formado por una torre defensiva del siglo XVI, una casona del XVIII y una capilla neocl¨¢sica. Las naves, construidas en hormig¨®n abujardado y con cubiertas de cobre, est¨¢n pensadas para no defraudar la rectitud y la austeridad monacal del lugar y envejecer dignamente. Lo mismo que los propios vinos que se almacenan en la soberbia sala de envejecimiento arropada por una estructura de madera. Elegancia depurada y asim¨¦trica (algo quebrada) la de este conjunto, en el m¨¢s puro estilo moneano.

De las 155 hect¨¢reas cultivadas en esta finca surge la famosa Colecci¨®n 125: blanco fermentado en barrica, tinto reserva y gran reserva y blanco dulce vendimia tard¨ªa. Vinos de altura que han representado a Espa?a en actos de relumbr¨®n como la cena de gala para los jefes de Estado en la reuni¨®n de la OTAN.

Tambi¨¦n Chivite tiene la ecolog¨ªa como bandera. En 1998 se puso en contacto con la Organizaci¨®n para la Defensa de la Naturaleza (World Wide Adena) con el fin de compatibilizar la explotaci¨®n vitivin¨ªcola de la finca con el respeto del entorno, excepcionalmente rico en este se?or¨ªo apenas profanado a lo largo de los siglos. Adena realiz¨® un inventario de flora y fauna en donde aparec¨ªan endemismos de gran valor, e ide¨® un sistema de prevenci¨®n de plagas que permite reducir al m¨ªnimo el uso de productos fitosanitarios contaminantes, entre otras medidas.

Camino de Santiago

Y nuevamente, aqu¨ª, vino, belleza y religi¨®n vuelven a entremezclarse con naturalidad a lo largo del Camino de Santiago, que con su eclecticismo cultural ha sembrado los caminos de monumentos. Santa Mar¨ªa de Eunate, con su c¨²pula m¨ªstica y oriental; el monasterio de Leyre y Santa Mar¨ªa de Sang¨¹esa son algunos de los inexcusables. En cuanto a las poblaciones, Puente la Reina, Estella y Tudela son un amasijo de fachadas, palacios e iglesias medievales sorprendentes, que avalan a¨²n m¨¢s si cabe el atractivo de estas comarcas bendecidas por la abundancia.