La banalizaci¨®n andaluza
Pronunciaba recientemente Manuel Pimentel una conferencia en el Club Antares, en la que reivindicaba, fundamentalmente, la necesidad de que las fuerzas pol¨ªticas andaluzas recuperaran el discurso pol¨ªtico, perdido hace ya a?os, a fin de transmitir sustancialidad a un debate que, cada vez m¨¢s, se viene convirtiendo en un simple cruce de insultos y descalificaciones.
D¨ªas despu¨¦s (el segundo f¨ªn de semana de este mes) se ha escenificado un claro ejemplo de la lucha sin contenidos en la que se ha convertido la vida pol¨ªtica en Andaluc¨ªa, tras las intervenciones, en distintos actos, de Manuel Chaves, Teofila Mart¨ªnez y Antonio Ortega.
Ambos, l¨ªderes de tres partidos sometidos a grandes dudas internas en nuestra Comunidad y temerosos de un futuro que no vislumbran con claridad, por causa de la escasa transparencia con la que afrontan sus proyectos, se refugiaron en la cr¨ªtica al adversario, como principal recurso con el que contentar a los respectivos auditorios y ocupar los titulares que pudieran dedicarles los medios de comunicaci¨®n.
Ello, cuando Andaluc¨ªa sigue perdiendo peso espec¨ªfico en el entorno econ¨®mico y social en el que debe competir, por mucho que haya quienes se empe?en en utilizar como modelo de referencia solo aqu¨¦l que nos compara con nosotros mismos en ¨¦pocas pasadas.
?Qu¨¦ ha sucedido para que hayamos ca¨ªdo en la banalizaci¨®n en la que se ha convertido la vida pol¨ªtica andaluza?
Estoy convencido que habr¨ªa opiniones en el sentido de que veinticinco a?os de gobiernos de izquierda han degenerado en un agotamiento global de las ideas y, lo que es peor, de la capacidad para generarlas, del mismo modo que otras podr¨ªan alzar la voz denunciando el fracaso de las fuerzas de centro-derecha en su vano empe?o por convencer a la sociedad no solo de la alternativa que representan, sino de la necesidad de que por higiene democr¨¢tica se produjese una alternancia que a¨²n desconocemos.
No faltar¨ªan, tampoco, aquellas que centrar¨ªan su cr¨ªtica en el fiasco que han representado las fuerzas nacionalistas, ocupadas y preocupadas en las migajas del poder, a la vez que cada vez m¨¢s distantes del n¨²cleo ideol¨®gico y social que debieran haber defendido.
A partir de ah¨ª todo se ha convertido en un mero y pobre ejercicio obsceno por mantener el status adquirido, olvid¨¢ndose del serio compromiso que debiera representar el trabajar, sin ambages de ning¨²n tipo, en la definici¨®n, elaboraci¨®n y materializaci¨®n de un proyecto andaluz, coincidente en los objetivos, aunque leg¨ªtimamente matizado en las directrices para alcanzarlo.
Si nos detenemos a ojear las hemerotecas, y no s¨®lo estas sino las propias actuaciones de las distintas administraciones, descubriremos, con tristeza dir¨ªa yo, que ni unos ni otros hemos sabido definir Andaluc¨ªa, hemos querido elaborar sus propuestas, ni hemos ayudado, por tanto, a materializarlas, permitiendo que los contenidos los aporten desde otras latitudes, aceptando con ello un papel pasivo del que nos cuesta trabajo desprendernos.
Al "+ y mejor" como lema de campa?a del Partido Popular, tan evocador de la venta a minoristas de cadenas de alimentaci¨®n, "m¨¢s y m¨¢s" o "m¨¢s por menos", no s¨¦ si todav¨ªa en activo, le seguir¨¢n otros del PSOE, PA o IU, que intentar¨¢n suplir, con la simplicidad de pocas palabras trabajadas en un estudio de marketing, la carencia de un sustrato ideol¨®gico y program¨¢tico capaz de soportar el debate social y en el que enraizar la complejidad de una sociedad tan tremendamente variada como la andaluza.
Un debate que, nuevamente, quedar¨¢ ocluido por ese otro, a nivel nacional, que coincidir¨¢ en el tiempo electoral, y en el que se escudar¨¢n unos y otros para ocultar, vergonzantemente, su falta de propuestas.
Estos ¨²ltimos cuatro a?os de Legislatura andaluza que ahora concluye, han representado, en el tr¨¢mite parlamentario, la negaci¨®n a la autoafirmaci¨®n andaluza, desde el ejercicio tosco y continuado de una confrontaci¨®n carente de creatividad y re?ida con el di¨¢logo.
Cuatro a?os que han servido para incrementar el espacio vac¨ªo que en unos casos separa a la sociedad andaluza de ese estado de inquietud positiva que debiera generar la acci¨®n pol¨ªtica y, en otros, invade el contenido mismo de los distintos campos en los que debiera ejercitarse esta ¨²ltima.
No s¨¦ si Manuel Pimentel, si al final decide su reencuentro con la lucha pol¨ªtica, y al que seguir¨¦ desde la distancia de mi regreso a mi antigua ocupaci¨®n profesional como m¨¦dico, tendr¨¢ oportunidad para hacer llegar su discurso. En todo caso, no dudo que Andaluc¨ªa est¨¢ sobrada de esl¨®ganes y hu¨¦rfana de contenidos.
Enrique Bellido Mu?oz es senador por C¨®rdoba
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