El calvario de la N-I, en la 'cuesta de los dominicos'
Fluidez moderada con alg¨²n pero. A pesar de que la circulaci¨®n de veh¨ªculos por la carretera de Burgos (N-I) es relativamente fluida, la entrada a Madrid por esta v¨ªa no es inmune a los atascos diarios. El tramo que sufre m¨¢s retenciones es el de la cuesta de los dominicos, entre los kil¨®metros 13 y 9. Por esta zona pasan cada d¨ªa 137.000 veh¨ªculos que se mueven a una velocidad media de 39 kil¨®metros por hora.
La causa de los embotellamientos hay que buscarla en la proximidad de los accesos al paseo de la Castellana y a la M-30. Los atascos en esta zona pueden llegar a ser mucho m¨¢s intensos cuando finalice la construcci¨®n de los nuevos barrios de Sanchinarro y Las Tablas. Dentro de dos a?os, ambos barrios tendr¨¢n 25.840 viviendas.
Sin llegar a sentir la sensaci¨®n de haber salido del embudo, los veh¨ªculos se encuentran con dos opciones a la altura del kil¨®metro 9: incorporarse a la M-30 o al paseo de la Castellana. La primera de ellas no es realmente un acceso. Los tres carriles de la carretera de Burgos desembocan directamente en la v¨ªa de circunvalaci¨®n, la m¨¢s saturada de la regi¨®n, que por las ma?anas registra el mayor tr¨¢nsito de veh¨ªculos. En este punto llegan a circular durante todo el d¨ªa hasta 307.000 veh¨ªculos en ambos sentidos (de entrada y salida de la capital); 170.000 proceden de la N-I.
La otra opci¨®n, el eje de la Castellana, se ralentiza por un corto y estrecho cruce con los veh¨ªculos que llegan por la M-30 para proseguir en direcci¨®n a la M-607 (Colmenar Viejo).
El automovilista que intenta entrar a Madrid desde Algete tarda unos diez minutos en llegar al kil¨®metro 9, cuando se topa con ese cruce de caminos; la distancia es de 14 kil¨®metros. Desde ah¨ª hasta la plaza de Castilla (unos cinco kil¨®metros) se emplea el mismo tiempo; es decir, los conductores invierten el mismo tiempo para recorrer una distancia tres veces mayor.
Otra zona conflictiva, pero en sentido salida, es la de los accesos a las zonas industriales del municipio de Alcobendas. Las intersecciones, formadas por rotondas cercanas a la carretera, son una trampa para los cientos de trabajadores que desde muy temprano tratan de llegar puntuales a sus puestos de trabajo.
La carretera de Burgos ha sido renovada recientemente. El tradicional punto negro de esta v¨ªa, la curva de la carretera M-100 procedente de Algete en el kil¨®metro 23, desapareci¨® con las nuevas reformas, y tambi¨¦n se esfumaron los problemas que causaba la obligada disminuci¨®n de la velocidad.
En ese punto empezaba el tramo antiguo de la N-I que llegaba hasta el kil¨®metro 19. En su lugar, entre estos dos puntos kilom¨¦tricos, hay ahora dos calzadas totalmente nuevas con tres carriles cada una. Se abrieron al tr¨¢fico este verano y enlazan con los nuevos accesos al aeropuerto y con la nueva autopista de peaje R-2 (Guadalajara).
La cosa no mejora si uno toma el autob¨²s. A diferencia de la carretera de la Coru?a (A-6), la de Burgos no tiene bus-VAO, un carril especial para veh¨ªculos con m¨¢s de un ocupante. Un total de 34.000 pasajeros utilizan cada d¨ªa las l¨ªneas de autobuses que ofrece el Consorcio Regional de Transportes para realizar el trayecto Alcobendas-Madrid.
Una de esas l¨ªneas es la n¨²mero 151. Desde que este autob¨²s entra en la N-I hasta que se para en la Puerta de Europa, sus pasajeros tardan unos 20 minutos, exactamente los mismos que invierten los dem¨¢s veh¨ªculos en realizar el mismo trayecto. Ese es tambi¨¦n el tiempo que emplean los 14.883 viajeros de los trenes de Cercan¨ªas que salen de Alcobendas en hora punta para llegar hasta Chamart¨ªn.
Raquel, una de las usuarias del 151, describe as¨ª su viaje: "Cuando llegas a Madrid se forma un tap¨®n de cuidado. Por eso me bajo a la altura de la estaci¨®n de metro de Bego?a, para ahorrarme tiempo. Si no lo hiciera, tardar¨ªa lo mismo que desde Alcobendas a esta parada".
En las pasadas elecciones municipales del 25 de mayo, el ahora alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, prometi¨® reformar la M-30. Dentro de esa reforma se contempla la construcci¨®n de un carril especial para autobuses que podr¨ªa servir para que los viajeros de este medio de transporte ganasen minutos al reloj.
Los conductores que utilizan cada d¨ªa la autov¨ªa N-I tienen que enfrentarse a los atascos que se forman ya dentro del t¨¦rmino municipal de Madrid, a partir del kil¨®metro 12. Es la llamada cuesta de los dominicos. Intentar superar ah¨ª los 30 kil¨®metros es tarea casi imposible. En ese punto comienzan a entrar los automovilistas de la v¨ªa de circunvalaci¨®n M-40 que van a la zona norte de la capital. En estos d¨ªas, adem¨¢s, la zona est¨¢ repleta de obras para mejorar los accesos y la v¨ªa de servicio. Al tr¨¢fico normal se suman, por tanto, los camiones y furgonetas de los trabajos de mejora.
Pero el conductor que crea haber solucionado el problema cuando ve un enorme cartel¨®n anunciador de la plaza de Castilla se equivoca de lleno. El supernudo norte se convierte de nuevo en una trampa. La uni¨®n de la N-I y el ramal de la M-40 y la M-30 se halla colapsado y las velocidades son m¨ªnimas, ya que en ese punto tambi¨¦n se incorporan los veh¨ªculos que pretenden coger la carretera de Colmenar o la avenida de la Ilustraci¨®n.
Cuando por fin se encara el comienzo del paseo de la Castellana, los atascos contin¨²an. Eso s¨ª, a mayor velocidad de la que cabr¨ªa suponer. Los cuatro carriles bajo la plaza de Castilla suelen absorber a esas horas gran cantidad de coches, que en su mayor¨ªa llevan a cientos de empleados a sus lugares de trabajo.
En definitiva, conductores y pasajeros del transporte p¨²blico tardan pr¨¢cticamente lo mismo en llegar a Madrid por la N-I, una carretera que amenaza con colapsarse en unos a?os, cuando est¨¦n terminadas las 26.000 viviendas de los nuevos barrios, pero que, a d¨ªa de hoy, todav¨ªa mantiene un tr¨¢fico relativamente fluido.
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