Una lanza por la reina
La Real Academia de la Historia ofrece una nueva imagen de Isabel II con una documentada muestra sobre sus logros
Madrid
La Real Academia de la Historia, una de las principales plataformas del saber en Madrid, muestra hasta el fin de febrero, gratis, la exposici¨®n Econom¨ªa, Sociedad, Pol¨ªtica y Cultura en la Espa?a de Isabel II. Se trata de una mirada panor¨¢mica sobre uno de los reinados m¨¢s importantes -y peor conocidos- de la historia contempor¨¢nea espa?ola. Con ella, la academia intenta difuminar la bruma acumulada en derredor de aquella ¨¦poca que ocup¨® el cogollo del siglo XIX (entre 1833 y 1868) y que muchos contemplan, a¨²n, te?ida de trazos oscuros. Tal tonalidad se proyecta todav¨ªa por la perpetuaci¨®n de visiones sesgadas, por el simplismo ante la complejidad de su trasunto pol¨ªtico o, sencillamente, por la f¨¢cil ignorancia de los hechos.
A consecuencia de esta trama de prejuicios la exposici¨®n, de reducidas dimensiones, adquiere un calado hist¨®rico obligadamente profundo que trata de fondear con el valor documental de los testimonios en ella aportados, casi todos pertenecientes a la Real Academia y conservados en sus ricos dep¨®sitos.
A la sala de exposiciones se accede por el portal de la calle de Amor de Dios, 4, que fuera casa palacial del marqu¨¦s de Molins. Fue adquirida tiempo atr¨¢s y hoy se ve adentrada e interconectada con la sede de la Academia de la Historia, en la calle de Le¨®n, un edificio de robusta tect¨®nica, quiz¨¢s el primero del mundo construido seg¨²n preceptos ign¨ªfugos, que alberg¨® antes la biblioteca de la orden jer¨®nima escurialense. Fue proyectado por el arquitecto neocl¨¢sico Juan de Villanueva.
En horario vespertino, entre las 16.00 y las 19.00 de lunes a viernes, y matutino s¨®lo los d¨ªas 28 y 29 de febrero, cuando la exposici¨®n ser¨¢ clausurada, los visitantes pueden gratuitamente informarse de un reinado de 35 a?os de duraci¨®n en el que Espa?a pas¨® de vivir bajo una monarqu¨ªa absolutista a hacerlo bajo otra de cu?o constitucional.
As¨ª lo reza un panel que preside la entrada de la sala y que, a modo de prontuario, define remarcablemente los logros adquiridos por el pa¨ªs bajo el reinado de Isabel II, hija de Fernando VII y de la italiana Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n. La proclividad de ¨¦sta hacia el liberalismo otorg¨® una bocanada de esperanza a su regencia, inaugurada con una amnist¨ªa a favor de los exiliados que combatieron el absolutismo de su controvertido esposo.
Isabel II protagoniza la exposici¨®n desde un espl¨¦ndido retrato surgido del taller del pintor Federico de Madrazo, pionero de una saga de artistas cuyos pinceles describieron con fidelidad los rostros que labraron la historia del siglo XIX: muchos de aquellos pr¨®ceres, Francisco Calomarde -quien pronunciara la frase "manos blancas no ofenden"-, el h¨¢bil Francisco de Paula Mart¨ªnez de la Rosa, el prol¨ªfico Evaristo San Miguel y Antonio C¨¢novas del Castillo, quien restaurara en el trono a Alfonso XII, el hijo de Isabel, figuran tambi¨¦n en otras telas. Una de ellas, del pincel de Luis Brochet¨®n, cobra extraordinario inter¨¦s ya que posan retratados juntos Jaime Balmes y Donoso Cort¨¦s, dos de los principales pensadores pol¨ªticos espa?oles de todos los tiempos.
En el retrato de la reina Isabel II se adivina cierta inocencia, candidez por la que pagar¨ªa un alto precio pol¨ªtico a lo largo de su atribulada vida, con un matrimonio de conveniencia con su primo, Francisco de As¨ªs, el primero en alejarse de ella cuando las circunstancias la obligaron a exiliarse de Espa?a por el empuje de la Revoluci¨®n Gloriosa, en 1868. Un retrato de Josefa Fernanda de Borb¨®n, envuelta en organd¨ª rosa, refulge con luz propia; fue obra de Antonio Esquivel.
La muestra sigue el gui¨®n trazado por el prontuario, en el que se subraya la racionalizaci¨®n de la Hacienda P¨²blica y del sistema bancario espa?ol experimentados bajo el reinado de Isabel, as¨ª como el desarrollo del ferrocarril, uno de cuyos primeros viajes, entre Madrid y Aranjuez, la propia Isabel realiz¨® sobre el que hasta nuestros d¨ªas ser¨ªa conocido como tren de la fresa.
Modernizaci¨®n
La impronta dada a la exposici¨®n por Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia, decano de los historiadores de la Econom¨ªa, remarca la intensa modernizaci¨®n operada en la vida espa?ola durante la etapa isabelina donde, por una vez, la actividad socioecon¨®mica no hall¨® desde el poder valladares en su despliegue, sino, m¨¢s bien, facilidades mediante decisiones encaminadas a despejar su decurso.
La exposici¨®n, empero, muestra tambi¨¦n otros aspectos de la vida espa?ola de entonces. Uno de los objetos m¨¢s codiciados por las miradas es la corona de oro con la cual fue laureado el poeta Manuel Jos¨¦ Quintana, ayo de la reina durante su minor¨ªa de edad. Fue cincelada con mimosa delicadeza por el platero Jos¨¦ Ram¨ªrez de Arellano.
La riqueza documental expuesta exhibe testimonios como el escrito de dimisi¨®n del general Narv¨¢ez; el Atlas de Espa?a de de Francisco Coello, informado con estad¨ªsticas por Pascual Madoz; documentos constitucionales y decretos como el de expropiaci¨®n de bienes religiosos, de 1836, as¨ª como monedas -los maraved¨ªes perduraron hasta 1850- y primorosos mapas. Una panoplia de textos seleccionados ayuda a comprender los intrincados meandros pol¨ªticos por los que discurri¨® la vida de aquella reina cuya imagen -que sufri¨® el embate de sucesivas carlistadas opuestas a su reino por ser mujer- esta exposici¨®n rehabilita.
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