Schumacher acelera de nuevo
El alem¨¢n da una nueva exhibici¨®n y vuelve a la senda de la victoria tras su par¨¦ntesis de la semana pasada en Montecarlo
Las neuronas de un piloto de f¨®rmula 1 bullen ante el jerogl¨ªfico que plantea cada gran premio. Es de suponer que ni uno solo de ellos, por mejor coche que conduzca, se escape del estr¨¦s que implica resolver los mil y un problemas inherentes a cada planteamiento t¨¢ctico, a los recovecos de cada circuito, al motor del que disponen o a las batallas de sus rivales. Sin embargo, dir¨ªase que, mientras que hay 19 tipos a los que concierne la problem¨¢tica, a uno, el alem¨¢n Michael Schumacher, parece que le habiliten un vado permanente a la salida de su box hasta el final de cada carrera.
Que la cosa no va as¨ª es obvio. Para muestra valga un bot¨®n, la cita de hace ocho d¨ªas en Montecarlo, en la que el sextuple campe¨®n mundial s¨®lo asom¨® en la primera posici¨®n de forma circunstancial y, encima, tuvo que retirarse a causa de un toque con el Williams del colombiano Juan Pablo Montoya. El hecho de que Schumi ganara los cinco primeros grandes premios del curso no le garantiza nada. Son varios los tipos ambiciosos que acechan al rey. Desde su compa?ero, el brasile?o Rubens Barrichello, hasta los pilotos de Honda y Renault, adem¨¢s de Montoya, mientras que el finland¨¦s Kimi Raikkonen espera que McLaren acabe de solucionar los problemas que le llevan de desastre en desastre y que ayer, tras romper una vez m¨¢s su motor cuando hab¨ªa marchado en la segunda posici¨®n, le obligaron a su sexto abandono en siete carreras.
Si su dominio es incontestable es porque Schumacher trabaja hasta el m¨¢s ¨ªnfimo detalle y exprime al m¨¢ximo su inteligencia y su calidad. No es casualidad que hasta que ¨¦l no lo logr¨® Ferrari llevara 20 a?os sin ganar el t¨ªtulo. Una vez m¨¢s, ayer, en N¨¹rburgring, muy cerquita de la casa en que naci¨® hace 35 a?os, en Kerpen, exhibi¨® su poder¨ªo. Lo consigui¨® desde que el s¨¢bado, acuciado por la impresionante demostraci¨®n de rapidez de Takuma Sato y su Honda, diera lo mejor de s¨ª mismo para plantarse finalmente en la pole position. De forma que vino a decirle al japon¨¦s, el m¨¢s bajito del circo con sus 1,63 metros, y que responde al estereotipo de kamikaze, que para r¨¢pido ¨¦l.
Salir el primero y conservar al m¨¢ximo esa posici¨®n preserva de los problemas que acusaron otros pilotos. Por ejemplo, de apechugar con las consecuencias del tr¨¢fico, como le ocurri¨® a Montoya, que perdi¨® todas las opciones de hacer algo importante cuando su Williams impact¨® en la primera vuelta con el de su compa?ero, el alem¨¢n Ralf Schumacher, que se est¨¢ ganando la animadversi¨®n porque est¨¢ en todos los fregados. Montoya tuvo que detenerse para cambiar un aler¨®n. No fue el ¨²nico que sali¨® malparado. Barrichello se las tuvo con el agresivo Sato cuando ¨¦ste le adelant¨® por el interior en una curva a derechas. Se le rompi¨® el aler¨®n al Honda de Sato y, a s¨®lo 13 vueltas del final, tambi¨¦n el motor, lo que frustr¨® su espectacular carrera.
Tampoco le perjudic¨® a Schumi el ritmo lento de algunos pilotos, que, en contra de la estrategia generalizada de efectuar tres paradas en los boxes, prefirieron detenerse s¨®lo dos veces. ?se fue el caso de Barrichello, que debi¨® de probar a ver si de esa manera era capaz de desbancar por una vez siquiera a su compa?ero, o de Fisichella y Weber, que cuajaron una meritoria carrera que permiti¨® sumar puntos a sus escuder¨ªas, Sauber y Jaguar.
Esos pilotos y, al principio, Raikkonen taponaron en m¨¢s de una ocasi¨®n a quienes tratan de estrechar el cerco sobre Ferrari, es decir a Fernando Alonso, que efectu¨® una magn¨ªfica salida para pasar del quinto al tercer puesto y que lleg¨® a ser circunstancialmente el primero, pero que perdi¨® toda posibilidad por problemas en la direcci¨®n de su Renault. Ello le releg¨® a la quinta posici¨®n y una ligera salida de pista le cost¨® dos posiciones m¨¢s. El espa?ol consigui¨® acabar en la quinta, por detr¨¢s, otra vez, de su colega, Jarno Trulli.
Schumacher, mientras tanto, super¨® cada una de sus tres entradas en los boxes con una facilidad pasmosa y se faj¨® a fondo en cada maniobra, como mostr¨® su gesto de reprobaci¨®n al asutraliano Mark Webber cuando ¨¦ste le perturb¨® en su marcha imparable hacia la 76? victoria de su carrera.
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