Rub¨¦n Gallego y Jorge Bucay seducen y emocionan a sus lectores en el Retiro

Todo va bien en la feria. Los editores, en general, dicen que las cosas empiezan a ir mejor, admitiendo impl¨ªcitamente que los dos ¨²ltimos a?os han sido dif¨ªciles. Los actos culturales tienen un excelente nivel y los escritores no tienen tiempo de aburrirse en las casetas. Hay clientela para todos. El escritor brit¨¢nico Graham Swift, que participa en los encuentros del Pabell¨®n Europa se Construye con Libros, expres¨® ayer su entusiasmo por la feria. "Es extraordinario acercarte aqu¨ª a tus lectores y firmarles tus obras", afirm¨®. Swift dialog¨® ayer con su colega espa?ola Elvira Lindo en el ciclo Intelectuales y escritores con Europa al fondo, organizado por C¨ªrculo de Lectores.

El Pabell¨®n Carmen Mart¨ªn Gaite estaba lleno a rebosar un cuarto de hora antes de que iniciara su charla el escritor argentino Jorge Bucay. Gente de pie en los pasillos y al fondo de la sala y sentados en el suelo en el pasillo central.

"Soy argentino, no me parece que sea algo grave, pero alg¨²n defecto ten¨ªa que tener. Tenemos fama de vanidosos. Hace poco estuve en M¨¦xico y un profesor de filosof¨ªa afirm¨® que la soberbia es ese peque?o argentino que todos llevamos dentro", dijo, y el personal ya qued¨® atrapado.

El cuento como terapia

Jorge Bucay (Buenos Aires, 1949) es m¨¦dico y psicoterapeuta y defiende el cuento como terapia. "Yo, en realidad, soy un ayudador. Cada uno tendr¨ªa que cuidarse y ayudarse a s¨ª mismo. ?ste es el gran desaf¨ªo". Los cuentos, que casi siempre tienen moraleja, ayudan a ello. Empez¨® contando el de un hombre que buscaba la verdad, continu¨® con el de la joven enamorada que por amor se corta la cabellera y ya no par¨® en hora y media.

Esos cuentos que narra de forma infatigable los ha reunido en diversos libros: D¨¦jame que te cuente, Amarse con los ojos abiertos o Cuentos para pensar son algunos de los que ha editado RBA. Ha vendido m¨¢s de 750.000 ejemplares. En Grijalbo, Bucay publica los de autoayuda, El camino de la autoindependencia o El camino de las l¨¢grimas. Entre ambas editoriales ha superado el mill¨®n de copias.

Apenas acab¨® la larga charla de Bucay, el Mart¨ªn Gaite fue tomado por quienes deseaban escuchar la conversaci¨®n entre Rub¨¦n Gallego, autor de Blanco sobre negro (Alfaguara), y Juan Cruz.

Cruz omiti¨® acertadamente la dif¨ªcil vida de este hombre de 35 a?os, hijo de Aurora Gallego y nieto del l¨ªder comunista Ignacio Gallego, que padece par¨¢lisis cerebral, y que pas¨® m¨¢s de media vida en orfanatos sovi¨¦ticos. "Es una historia conmovedora, no s¨®lo por lo que tiene de testimonio o de cr¨®nica, sino por c¨®mo est¨¢ contada. Rub¨¦n es un so?ador rabioso y ha convertido la relaci¨®n entre los sue?os y la realidad en literatura. ?ste es un libro extraordinario", afirm¨® Cruz.

Gallego impresion¨® a los asistentes por su fortaleza, por su optimismo, porque no considera el suyo un caso especial, "es el de tantos ni?os que crecen aislados en orfanatos". Tambi¨¦n mostr¨® su enfado porque en Espa?a no acaban de darle los papeles que tanto necesita. "Me han dicho que dentro de nueve meses".

Es hombre de respuestas cortas; ayudado por Mar¨ªa Romashina, traductora de ruso, no se cort¨® un pelo en las respuestas a las preguntas de Cruz. Cuando ¨¦ste le hablaba de la crueldad que hab¨ªa sufrido, Gallego hablaba de que "en todas partes hay tambi¨¦n bondad". "De peque?o ten¨ªa que defenderme con las palabras. Lo mismo que ahora".

?Qu¨¦ le preocupaba entonces, qu¨¦ preguntas se planteaba? "?Qu¨¦ ser¨¢ de m¨ª? Es la misma pregunta que me hago ahora". Lac¨®nico. "Estoy pensando en c¨®mo puedo sobrevivir". ?Le molesta pedir ayuda? "No pido ayuda porque me da miedo que me la nieguen, pero hay gente que comprende que necesito ayuda y me la ofrecen. La acepto". ?Lo m¨¢s emocionante? "El reencuentro con mi madre. Ella tambi¨¦n se cri¨® en un orfanato. Nos comprendimos sin necesidad de palabras". "Si puedo elegir soy libre", dijo Gallego. "Esta silla de ruedas me ayuda mucho".

?Le cost¨® escribir el libro? S¨®lo f¨ªsicamente. "Lo hac¨ªa acostado, con la mano derecha apoyada en el suelo y con el dedo ¨ªndice de la izquierda tecleando en el ordenador".