Tartufos en EE UU: el arma de la mentira
LA MENTIRA ha devenido en un arma de destrucci¨®n masiva de la vida p¨²blica: en pol¨ªtica, econom¨ªa en el uso de los medios de comunicaci¨®n, en religi¨®n... A ello ha dedicado su ¨²ltima portada Le Nouvel Observateur. ?No nos resultan ya inolvidables las palabras de Clinton negando su relaci¨®n sexual con Monica Lewinski, las de Blair afirmando que ten¨ªa pruebas de que Sadam Husein hab¨ªa comprado uranio en N¨ªger, las de Bush y las armas nucleares de Irak, o las de Aznar vinculando a ETA con el atentado del 11-M en Madrid?
Hay otro campo en el que el ejercicio orwelliano de decir dos cosas contradictorias al mismo tiempo para ocultar la dura verdad se est¨¢ extendiendo: el que afecta al Estado de bienestar de los ciudadanos. El debate de televisi¨®n en Arizona, entre Bush y Kerry, es un paradigma de esa cortina de humo. En ¨¦l aparecieron, como en tantos otros pa¨ªses (el pen¨²ltimo ha sido el Reino Unido), los problemas para mantener las pensiones p¨²blicas de los ciudadanos durante los pr¨®ximos a?os, y para financiar la sanidad.
Los debates presidenciales no han abordado de manera clara las soluciones a un sistema sanitario que expulsa cada vez a m¨¢s gente y a unas pensiones en peligro por la pol¨ªtica de reducci¨®n de impuestos a los m¨¢s ricos
Dice Krugman que los problemas de la generaci¨®n del baby boom (los a?os en que se multiplic¨® la natalidad) se parecen al cuento del cerdo dentro de la pit¨®n: un gran bulto que sobresale en lo que es una enjuta distribuci¨®n de edades, y que se desplaza de forma gradual hacia abajo a medida que envejecen los representantes de esa generaci¨®n; el hocico del cerdo, al acercarse a la regi¨®n inferior de la pit¨®n, plantea dos problemas pol¨ªticos distintos: un problema financiero (qu¨¦ hacer para pagar la Seguridad Social: dado que se emplearon las cotizaciones del baby boom para suministrar prestaciones a las generaciones anteriores, el sistema no tiene dinero suficiente para pagar los beneficios de esa generaci¨®n) y un problema real: ?c¨®mo lograr que un n¨²mero relativamente peque?o de trabajadores produzca lo suficiente para vivir bien y, al mismo tiempo, sostener a la gran poblaci¨®n de jubilados con el nivel de vida que ¨¦sta espera poder disfrutar?
Ante estos interrogantes, Bush plantea privatizar la SS y ha aplicado la siguiente pol¨ªtica econ¨®mica durante su legislatura: rebaja de impuestos, proporcionalmente m¨¢s grande a los m¨¢s ricos; incremento de los gastos de seguridad y de defensa; y, como consecuencia, multiplicaci¨®n exponencial del d¨¦ficit p¨²blico. Faltan pocos a?os para que llegue el d¨ªa D: aqu¨¦l en el que los ni?os del baby boom empezar¨¢n a jubilarse. Dice el economista citado que la mejor descripci¨®n del Gobierno de EE UU es la de una compa?¨ªa de seguros que posee tambi¨¦n un ej¨¦rcito: los programas de jubilaci¨®n (pensiones y atenci¨®n sanitaria) ocupan ya una buena parte del presupuesto federal y poco a poco se volver¨¢n m¨¢s caros. Si se han de pagar esos costes y los intereses de una gran deuda nacional, algo se dejar¨¢ de lado.
Uno de esos a?os los mercados financieros examinar¨¢n la situaci¨®n y se percatar¨¢n de que el Gobierno ha efectuado promesas inconsecuentes: ha asegurado beneficios a los futuros jubilados, intereses a los que han invertido en deuda nacional y unos tipos impositivos muy inferiores a los que se requieren para financiar todo esto: el sistema habr¨¢ de ceder por alg¨²n lado.
?Por d¨®nde? La respuesta la dio el republicano Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, en la Comisi¨®n del Presupuesto del Congreso: hay que recortar las pensiones para eliminar el d¨¦ficit. Greenspan explic¨® que la soluci¨®n del problema del d¨¦ficit (que los dos candidatos presidenciales han prometido resolver) pasa por recortar los beneficios p¨²blicos a los futuros jubilados, en lugar de elevar los impuestos. "Se necesita una revisi¨®n completa" de la pol¨ªtica del gasto que permita "corregir las implicaciones adversas del envejecimiento y del incremento del gasto sanitario". Al final, la cuerda se romper¨¢ por el lado del m¨¢s d¨¦bil.
?ste es el debate que no ha aparecido hasta ahora desnudo, con toda su explosividad, en la campa?a presidencial americana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.