Un extreme?o en la City
Nunca pens¨® que acabar¨ªa trabajando en Londres, para un gran banco brit¨¢nico, que acaba de ser comprado por el mayor grupo financiero espa?ol, el Santander. Pero son las sorpresas que da la banca. Francisco G¨®mez Rold¨¢n, Madrigalejos (C¨¢ceres, 1953), est¨¢ casado y tiene dos hijos. El hasta ahora director general financiero del grupo Santander acaba de ser nombrado primer ejecutivo del Abbey Bank, la sexta entidad del Reino Unido, comprado por Emilio Bot¨ªn, presidente del banco c¨¢ntabro por 14.000 millones. La noticia le ha cogido por sorpresa. De hecho, todav¨ªa no hab¨ªa terminado de decorar su despacho en la nueva ciudad financiera de la entidad en Boadilla del Monte (Madrid), pero ya no seguir¨¢ en la tarea. Prepara su inminente traslado a Londres donde se establecer¨¢ con toda la familia.
El n¨²mero tres del grupo es un hombre tranquilo, de verbo pausado, que ha mantenido la calma en las tormentas bancarias que ha vivido y sufrido (alguna le hubiera gustado que se la ahorraran) en la banca espa?ola. No apuntaba vocaci¨®n de banquero, ya que es licenciado en Ingenier¨ªa Aeron¨¢utica y en Econ¨®micas por la Universidad de Madrid, pero comenz¨® su carrera en 1978 siendo un vizcaya, estigma que, para bien y para mal, le ha perseguido toda su carrera. Tiene el r¨¦cord de haber estado en n¨®mina de casi todas las grandes entidades menos el Banco Popular. Adem¨¢s, es el primer ejecutivo de la gran banca que cobrar¨¢ en libras. Comenz¨® en el Banco de Vizcaya, luego pas¨® a Banca Catalana, despu¨¦s al BBV, m¨¢s adelante a Argentaria como consejero delegado hasta que lleg¨® la fusi¨®n con el BBV. En ese momento vivi¨® seis meses de cambio forzoso de sector, para dedicarse a la tecnolog¨ªa y las puntocom, que tanto conoce por su vocaci¨®n de ingeniero. En 2000 vuelta a Banesto y en 2002 aterriz¨® en el Santander, que conserva lo que queda del Central Hispano.
Lo que ahora tiene que hacer se parece a su cometido en Argentaria, cuando uni¨® los bancos p¨²blicos y sus plataformas inform¨¢ticas intent¨¢ndoque no perdieran fuelle comercial. Es decir, reducir costes y, a la vez, aumentar ingresos, el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Es consciente de que enderezar el Abbey costar¨¢ sangre, pero tambi¨¦n sabe que si triunfa, el ¨¦xito ser¨¢ espectacular. No espera hostilidad brit¨¢nica y manejar¨¢ su mano izquierda para la reducci¨®n de m¨¢s de 3.000 trabajadores.
Aficionado al campo extreme?o, a la pesca de r¨ªo y a la caza de aves, conf¨ªa en seguir practic¨¢ndolo, pero en la verde campi?a brit¨¢nica. Sabe que para hacer bien su trabajo debe adaptarse a las costumbres locales.
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