Los 19 hijos de Latifi
![Ram¨®n Lobo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F12940c80-6f03-48a7-bb70-f642eaefea15.png?auth=5044ccb4584723a2e07d68faf216fe275ff200fb9ea8f4bc60b49349b3964acf&width=100&height=100&smart=true)
Latifi Abd Alraziq tiene 62 a?os y es una bomba demogr¨¢fica: se cas¨® a los 13, tuvo 19 hijos, de los que 16 est¨¢n vivos, y el n¨²mero de nietos y biznietos se eleva a 227. "Soy muy feliz con la familia que tengo", afirma, pero reconoce que no se sabe los nombres de todos. Vive en un alto del campo de refugiados de Yen¨ªn y va a votar por Abu Mazen.
El sal¨®n est¨¢ presidido por una fotograf¨ªa de Mehmas, muerto en 2002, cuando las tropas israel¨ªes asaltaron el barrio. Parece el cartel de una pel¨ªcula de acci¨®n, con el protagonista armado y la c¨²pula dorada de la mezquita de la Roca de Jerusal¨¦n al fondo. "Siento dolor; es como un fuego interior que no se ve desde fuera. Pero soy afortunada: cuando preguntas a los vecinos te das cuenta de que todos han perdido dos hijos y me hubiera sentido avergonzada de no haber entre-gado ninguno a la causa de Palestina".
La mujer habla despacio, como si le costara mover la memoria. Naci¨® en la aldea de Sendriana, cerca de Haifa, frente al mar. Recuerda la guerra de 1948 como el inicio de una pesadilla de la que jam¨¢s despierta. "Ten¨ªa ocho a?os. Los brit¨¢nicos y los l¨ªderes del pueblo nos concentraron en la escuela porque hab¨ªa combates, pero jam¨¢s pudimos regresar a nuestras casas: los jud¨ªos nos echaron de ellas. Muchos de nuestros vecinos, que tambi¨¦n eran jud¨ªos y con los que hab¨ªamos vivido sin problemas, se echaron a llorar. Fuimos de un lado a otro hasta llegar a Kabatie en 1951, donde la ONU nos dio tiendas de campa?a. Ahora vivo en Yen¨ªn y me tendr¨¢n que matar antes de sacarme de aqu¨ª".
Latifi conserva los papeles de propiedad de esa casa perdida en una bolsa negra. Parecen papiros ajados de tanto remirarlos. "Si no puedo regresar, lo har¨¢n mis hijos o los hijos de mis hijos". Hace cuatro a?os que no ve su mar, como lo llama. "Antes de la segunda Intifada ¨ªbamos a ba?arnos a Haifa, pero con el muro se acab¨®". Conserva una pala con la que su abuelo Andel Qader remov¨ªa el caf¨¦. De ¨¦l hered¨® su arte para saber el tiempo de la cocci¨®n y la dosis de cardamomo.
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