Licencia para matar
A finales de la semana pasada se conoci¨® la noticia de la inmediata excarcelaci¨®n por extinci¨®n de la pena de Jos¨¦ Ignacio de Juana, miembro del comando Madrid de ETA detenido en enero de 1987 y sentenciado bajo el C¨®digo Penal de 1973 a 3.000 a?os de prisi¨®n como autor de 25 asesinatos: la acci¨®n combinada de la redenci¨®n de penas por el trabajo y del m¨¢ximo de 30 a?os de cumplimiento efectivo de las condenas explica el acortamiento a 18 a?os. Pero la publicaci¨®n el 1 y el 30 de diciembre en Gara de dos provocadores textos -'El escudo' y 'Gallizo'- firmados por De Juana han bloqueado por el momento su puesta en libertad: un juez de instrucci¨®n de la Audiencia Nacional ha dictado la prisi¨®n preventiva del reo por los delitos de pertenencia a banda armada y amenazas.
De Juana no es el ¨²nico etarra a punto de extinguir sus penas y resuelto a salir a la calle con licencia para matar. Disponemos en 2005 de la perspectiva suficiente para valorar las consecuencias no deseadas y los efectos perversos de algunos beneficios penitenciarios creados inicialmente para la reinserci¨®n social -como la redenci¨®n de penas por el trabajo establecida por el C¨®digo Penal de 1973 y suprimida por el C¨®digo Penal de 1995- y despu¨¦s fraudulentamente manipulados con otro fin: la puesta en libertad de terroristas que no se arrepienten de los asesinatos cometidos y que anuncian o dejan entrever su prop¨®sito de seguir persiguiendo en libertad los mismos objetivos criminales que les llevaron a prisi¨®n. Y aunque la reforma aprobada en 2003 elev¨® de 30 a 40 a?os el m¨¢ximo de cumplimiento efectivo de las condenas y endureci¨® las condiciones exigidas para la concesi¨®n del tercer grado y la libertad condicional, ese nuevo r¨¦gimen penitenciario s¨®lo podr¨¢ aplicarse -de acuerdo con el principio constitucional de irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales- a los condenados por sentencias dictadas despu¨¦s de su promulgaci¨®n. Sin duda, los parlamentarios de las primeras etapas de la democracia no llegaron a plantearse la posibilidad de la supervivencia de ETA en el siglo XXI, y menos a¨²n el surgimiento de otras diferentes manifestaciones de terrorismo: s¨®lo la ventaja que proporciona a los historiadores el transcurso del tiempo permite a cualquier petulante convertirse en omnisapiente profeta del pasado.
La amedrentadora irrupci¨®n de De Juana Chaos como feroz sacamantecas de una pel¨ªcula gore en la pantalla gigante de la actualidad pol¨ªtica deber¨ªa someter a un ba?o de inmersi¨®n de realismo sucio a los satisfechos productores de la gran superproducci¨®n en glorioso tecnicolor titulada plan Ibarretxe. En el mitin de Anoeta del pasado 14 de noviembre, Arnaldo Otegi rindi¨® un emotivo homenaje a los h¨¦roes de ETA que -como De Juana, Troiti?o o Henri Parot- fueron desbrozando con su ensangrentada guada?a la senda para el entierro del Estatuto de Gernika, cuyos funerales ofici¨® en misa solemne el Parlamento de Vitoria el pasado 30 de diciembre. Los decisivos votos emitidos ese d¨ªa por Otegi y otros dos parlamentarios de Sozialista Abertzaleak (SA) -autorizados para ello por una carta del dirigente etarra Josu Urrutikoetxea le¨ªda en el hemiciclo- con el ¨²nico prop¨®sito de imponer la aprobaci¨®n de la Propuesta de Estatuto Pol¨ªtico de la Comunidad de Euskadi (PEPCE) trasladaron el respaldo simb¨®lico, pol¨ªtico y jur¨ªdico de la banda terrorista.
El lehendakari Ibarretxe interpreta ese apoyo parlamentario del brazo pol¨ªtico de ETA -sin el cual la PEPCE hubiese deca¨ªdo- como un incidente menor del recorrido, comparable con las coaliciones negativas de SA, PP y PSOE en las votaciones de los Presupuestos. Es cierto que populares y socialistas cometieron el grave error de no prever que su convergencia negativa con SA en los debates presupuestarios ser¨ªa indefectiblemente manipulada en el futuro por el PNV a fin de simular esa falsa simetr¨ªa; sin embargo, todav¨ªa es m¨¢s evidente que la decisi¨®n del brazo pol¨ªtico de ETA de votar a favor de la PEPCE tuvo una significaci¨®n cualitativamente nueva: sea el abrazo del oso a Ibarretxe (como mantienen algunas interpretaciones benevolentes), sea el regreso del hijo pr¨®digo a la casa del padre (esto es, la unificaci¨®n de los nacionalismos institucional y radical bajo el manto protector del lehendakari).
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