Frente a frente con el horror
Un acad¨¦mico chileno identific¨® entre sus colegas a uno de sus torturadores
Durante un seminario acad¨¦mico en Santiago, en 1990, primer a?o de transici¨®n a la democracia en Chile, Felipe Ag¨¹ero, doctor en ciencias pol¨ªticas por la Universidad de Duke, profesor de la Universidad de Ohio, se encontr¨® con un rostro inolvidable. Era uno de sus torturadores en el Estadio Nacional de Chile, donde estuvo prisionero en 1973. Era Emilio Meneses, doctorado en Oxford, profesor de ciencias pol¨ªticas en la Universidad Cat¨®lica de Chile (UC).
"Fue como retroceder una pel¨ªcula, me acord¨¦ de todo. Aunque est¨¢bamos en democracia, me aterroric¨¦. Mantuve la ficci¨®n de que no pasaba nada", cuenta Ag¨¹ero (52 a?os). Guard¨® el secreto durante a?os. "Parece absurdo, pero yo, la v¨ªctima, y no el victimario, era quien ten¨ªa miedo", dice. Como vive en EE UU -hoy es profesor en la Universidad de Miami- pudo evitar ver a Meneses. Pero era dif¨ªcil: ambos son cientistas pol¨ªticos y expertos en Defensa.
Tras reconocerle en 1990, Ag¨¹ero aguant¨® 10 a?os callado, sin denunciar el pasado de su ilustre colega
Tiempo despu¨¦s, finalmente se lo encontr¨® en el despacho de otro acad¨¦mico en la UC. "Fue inc¨®modo, poco fluido, protocolar", dice Ag¨¹ero, que aguant¨® diez a?os callado, sin denunciar el pasado de su ilustre colega. Un libro que la periodista Patricia Verdugo present¨® el viernes pasado, De la tortura (no) se habla. Ag¨¹ero versus Meneses, relata esta historia.
Ag¨¹ero fue detenido en septiembre de 1973, a los pocos d¨ªas del golpe del general Augusto Pinochet que derroc¨® al presidente Salvador Allende. Tras una paliza brutal lo llevaron a una base de la Fuerza A¨¦rea, donde fue forzado a correr a ciegas por una sala, golpe¨¢ndose con los objetos. Un culatazo lo dej¨® inconsciente.
Despert¨® en una caravana de autobuses que trasladaba a detenidos al Estadio Nacional, usado como campo de concentraci¨®n. "Al entrar les dieron con todo. Se o¨ªa el ruido de las culatas quebrando huesos y hubo gente que no se levant¨® m¨¢s", relata. Una tarde lo llamaron por los altavoces. "Camin¨¦ como quien va al infierno". Le pusieron una capucha y, desnudo, fue interrogado con golpes de linchaco (dos palos rodeados de alambre y unidos por una cuerda), pasando un cigarrillo encendido por sus dedos y un alicate por sus test¨ªculos. Al desvestirse, la capucha se movi¨® y por un instante vio con nitidez a un torturador. Nunca olvid¨® esa cara. En otras sesiones le aplicaron electricidad en los test¨ªculos.
Casi 28 a?os despu¨¦s de las torturas y diez a?os despu¨¦s de conocer el nombre due?o de aquel rostro, Ag¨¹ero se decidi¨® a escribir una carta a la UC en 2001. "He ca¨ªdo en cuenta que mi silencio termina, en verdad, por hacerse c¨®mplice del enga?o al que este invididuo [Emilio Meneses] somete a diario a todos quienes le rodean", escribi¨®. "Por temor a un nuevo encuentro con el torturador" evitaba visitar la UC, "con el consiguiente menoscabo de mis actividades profesionales". El escenario de un Chile m¨¢s capaz de enfrentar su pasado desde la detenci¨®n de Pinochet en Londres, en 1998, contribuy¨® a que Ag¨¹ero hablara. "En democracia, era de mal gusto decir que a uno lo hab¨ªan torturado". Los debates dividieron a estudiantes y acad¨¦micos. La rector¨ªa resolvi¨® que deb¨ªa haber una resoluci¨®n judicial para apartar a Meneses del cargo. Ex oficial de reserva de la Armada, admiti¨® ser interrogador, pero no torturador. Finalmente dimiti¨®, pero por una acusaci¨®n de corrupci¨®n.
Entretanto, se querell¨® contra Ag¨¹ero por injurias, lo que oblig¨® al torturado a probar su historia. Otros ex detenidos ratificaron que Meneses los hab¨ªa torturado y probaron su versi¨®n. A fines de 2004, la justicia rechaz¨® el ¨²ltimo recurso contra Ag¨¹ero. "La batalla ¨¦tica y jur¨ªdica ha sido, en el fondo, una manera frontal de afianzar mi dignidad: los que deben sentirse incom¨®dos son los torturadores y no las v¨ªctimas", sostiene. En Chile no hay ning¨²n torturador preso por torturas.
![El acad¨¦mico Felipe Ag¨¹ero, en la actualidad, en el Estadio Nacional de Chile, donde fue torturado en 1973.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EHGCDYN4BKDVE5X3HIQKYRK4E4.jpg?auth=9f31bf7128ca9cd93d2bbb7945f011db897cceca4d51d65e0abcb63bf35a035c&width=414)
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