Una testigo en el juicio de Scilingo narra la desaparici¨®n de un espa?ol
Elsa Pav¨®n, una de las Abuelas de la Plaza de Mayo, relat¨® ayer el secuestro y desaparici¨®n de un ciudadano espa?ol en Argentina en el juicio por genocidio, terrorismo y torturas que se celebra en la Audiencia Nacional contra el ex marino Adolfo Scilingo. Precisamente el que hubiera v¨ªctimas de nacionalidad espa?ola era uno de los requisitos exigidos por el Tribunal Supremo para que se pudiera enjuiciar en Espa?a cr¨ªmenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura Argentina, entre 1976 y 1983.
Elsa Pav¨®n explic¨® en la vista que su hija, M¨®nica Sof¨ªa Grinspon, y su yerno, Claudio Ernesto Logares, ¨¦ste de nacionalidad espa?ola, tuvieron que trasladarse de Argentina a Montevideo (Uruguay) porque estaban siendo buscados por su militancia pol¨ªtica. El 12 de mayo de 1978 fueron secuestrados en la capital uruguaya con su hija de corta edad.
Despu¨¦s de preguntar en miles de lugares, lleg¨® a saber que su hija y su yerno hab¨ªan sido asesinados por agentes argentinos, pero que su nieta viv¨ªa. Obtuvo una foto de una persona de Brasil y prosigui¨® la b¨²squeda hasta que encontr¨® a la ni?a en Buenos Aires. Sin embargo, la persona que se hab¨ªa apropiado del beb¨¦ se traslad¨® y s¨®lo en 1983 pudo localizarla en Chacarita (Argentina).
La ni?a, Paula Eva Logares, hab¨ªa sido inscrita como hija propia por un comisario Rub¨¦n Luis Lavaniet, quien fue condenado a cinco a?os de prisi¨®n por el secuestro de la criatura, aunque s¨®lo estuvo poco m¨¢s de dos a?os y medio en la c¨¢rcel. Elsa Pav¨®n recuper¨® a su nieta el 13 de diciembre de 1984.
V¨ªctimas
Durante toda la sesi¨®n de ayer declararon como testigos v¨ªctimas de la represi¨®n que relataron sus vivencias y demostraron la existencia de un aut¨¦ntico genocidio en Argentina entre 1976 y 1983. Dos de estos testigos, Gustavo Calotti y Adriana Calvo fueron detenidos, torturados y permanecieron desaparecidos durante bastante tiempo hasta que finalmente fueron liberados por sus captores.
Todos ellos sin excepci¨®n se refirieron a la existencia de un plan sistem¨¢tico de eliminaci¨®n de un grupo humano, en el que ten¨ªan que participar todos los integrantes del Ej¨¦rcito, la Armada o de los cuerpos policiales, porque era la forma de garantizar el silencio por medio de un pacto de sangre.
Sin embargo, ninguno de esos testigos vio a Scilingo en la Escuela Superior de Mec¨¢nica de la Armada Argentina, la ESMA, ni en ninguno de los otros destinos en los que estuvo, ni tampoco durante los vuelos de la muerte.
El periodista Rafael Torres, que tambi¨¦n compareci¨® como testigo y ante el que Scilingo hab¨ªa reiterado su participaci¨®n en los vuelos de la muerte en 1997, dijo: "Cre¨ª ver a un hombre torturado por lo que me estaba contando".
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