La Europa de los 25 se la juega en Francia
41,8 millones de votantes est¨¢n convocados hoy a las urnas para ratificar la Constituci¨®n de la UE
La papeleta que 41,8 millones de franceses pueden depositar hoy en las urnas reza: "?Aprueba usted el proyecto de ley que autoriza la ratificaci¨®n del tratado que establece una Constituci¨®n para Europa?". El mundo y especialmente los pa¨ªses de la UE miran a Francia con inquietud. Pero Francia se mira s¨®lo a s¨ª misma y se dispone a librar una batalla interna en la que poco cuentan los intereses y los problemas de los ciudadanos de la Europa comunitaria. El resultado, igualmente, ser¨¢ gestionado en clave interna, con la vista puesta en las elecciones presidenciales de 2007.
El refer¨¦ndum ha generado un gran debate en la sociedad francesa, abriendo fracturas en colectivos y asociaciones, en los partidos pol¨ªticos e incluso en el ¨¢mbito privado de la familia y los amigos. Los art¨ªculos de la Carta Magna han sido diseccionados, analizados del derecho y del rev¨¦s, manipulados y utilizados como arma arrojadiza en un sentido y en el contrario por todos y cada uno de quienes han orquestado la campa?a. Parecer¨ªa que tras este brillante y agotador ejercicio, que ha dado pie a decenas de libros, que ha ocupado la calle y los medios de comunicaci¨®n y penetrado el enorme universo asociativo franc¨¦s, las conclusiones sobre el futuro de Europa hubieran quedado claras.
El resultado ser¨¢ gestionado en clave interna, con vistas a las presidenciales de 2007
Nada m¨¢s lejos. Cada uno de los muy heterog¨¦neos grupos que han defendido el rechazo al tratado ha mantenido, sin aceptar el menor matiz, las mismas tesis con las que se lanz¨® a la campa?a, incluso cuando en algunos casos se ha puesto en evidencia que eran mentira. Y quienes lo han defendido, mayoritariamente, se han limitado a agitar el fantasma del miedo con una actitud arrogante que a¨²n ha enrabietado m¨¢s a quienes est¨¢n dispuestos a votar no simplemente "para decirle mierda al Gobierno", como se ha repetido una y otra vez en los foros de debate.
Las mentiras han salpimentado buena parte del debate. El soberanista de derechas Philippe de Villiers segu¨ªa sosteniendo el viernes que Turqu¨ªa hab¨ªa firmado la Convenci¨®n por la que se adopt¨® el tratado en su condici¨®n de Estado miembro, mostrando a las c¨¢maras un ejemplar del texto con la firma del primer ministro turco, pero escondiendo que figuraba s¨®lo como observador. Asimismo, quienes lanzaron al ruedo la especie de que la Constituci¨®n abr¨ªa la puerta a la prohibici¨®n del aborto, a la desaparici¨®n del divorcio y acababa con la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado, no se han molestado ni un segundo en desmentirlo, ni siquiera de matizarlo. Y no son personajes marginales, sino pol¨ªticos como el que fuera primer secretario del Partido Socialista Henry Emmanuelli.
El debate no ha sido tanto sobre el contenido de la Constituci¨®n europea -aunque lo pareciera formalmente- como sobre la supervivencia del modelo social franc¨¦s, que tiene su origen en el programa de la Resistencia de 1945, en crisis desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, cuyas carencias y disfunciones se atribuyen sistem¨¢ticamente a Europa, concretamente a Bruselas. El ruido de estas ¨²ltimas semanas ha dejado en segundo plano las noticias que apuntan tercamente hacia el origen del descontento social: un desempleo estructural que ha vuelto a repuntar hasta superar de nuevo la barrera del 10%. Francia tiene en este momento m¨¢s paro que Espa?a y un crecimiento raqu¨ªtico, casi por debajo de la inflaci¨®n -revisado a la baja por la OCDE esta semana-, el 1,4% para 2005.
Sin embargo, el no de izquierdas, que finalmente ser¨¢ el que decante la balanza en uno u otro sentido, no quiere ni o¨ªr hablar de reforma; armado con el espantajo del "liberalismo anglosaj¨®n" ha aprovechado la ocasi¨®n para reabrir el debate sobre la econom¨ªa de mercado, como si se tratara de la pen¨²ltima batalla por el regreso de los planes quinquenales. La euforia de esta reconstruida izquierda estatalista recorre una buena parte de la sociedad francesa. S¨®lo faltaba que un viejo zorro de la pol¨ªtica como el ex primer ministro socialista Laurent Fabius -el m¨¢s liberal de los herederos de Miterrand- olfateara la posibilidad de volverse a abrir camino como l¨ªder de una candidatura de izquierdas para las presidenciales de 2007 para que el Tratado Constitucional se convirtiera en el chivo expiatorio del descontento social.
Desde la derecha gubernamental, la campa?a ha sido de una sorprendente pobreza emocional. Cuando el presidente, Jacques Chirac, se decidi¨® a convocar el refer¨¦ndum, las encuestas daban al s¨ª ganador por m¨¢s de un 60%. Para entonces, sin embargo, el fracaso de la pol¨ªtica del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin era ya evidente. El hombre que encarna la inoperancia pol¨ªtica y econ¨®mica del segundo mandato de Chirac, el pol¨ªtico partidista que, te¨®ricamente, deb¨ªa aplicar una pol¨ªtica no sectaria en funci¨®n de los sufragios que recogi¨® Chirac en 2002 para hacer frente a la ultraderecha, se ha cocido a fuego lento en su despacho del H?tel Matignon, viendo c¨®mo su popularidad ca¨ªa cada d¨ªa a niveles m¨¢s bajos.
Chirac lo ha mantenido al frente del Ejecutivo como una tea chamuscada, pero aparentemente incombustible, s¨®lo para mantener a raya las ambiciones pol¨ªticas de los delfines, como Nicolas Sarkozy o Dominique de Villepin, que se postulan para encabezar la candidatura de la derecha a la presidencia en 2007.
Los primeros en votar
Los primeros franceses en acudir a las urnas fueron, ayer, los ciudadanos de las islas de Saint Pierre y Miquelon, con 7.000 habitantes. Situadas en el Atl¨¢ntico, al sur de Terranova y frente a las costas de Canad¨¢, son el ¨²ltimo vestigio de la presencia francesa en Am¨¦rica del Norte. Poco despu¨¦s se abrieron las urnas en las islas del Caribe, Guadalupe y Martinica, y m¨¢s tarde, en las del Pac¨ªfico: Polinesia y Nueva Caledonia.
Los comicios se adelantan un d¨ªa para evitar que cuando les toque acudir a las urnas se conozcan los resultados de la Francia continental, pero el escrutinio no se realizar¨¢ hasta hoy por la tarde.
Sin embargo, los habitantes de las islas Mauricio y Reuni¨®n, en el ?ndico, votan hoy ya que su franja horaria corresponde a la europea.
En los llamados Domton (departamentos y territorios de ultramar) viven 1,2 millones de franceses, un censo electoral que supera los 800.000 votantes. Su incidencia puede ser decisiva ante un resultado ajustado. Tradicionalmente son votantes de centro-derecha y en los referendos acostumbran a inclinarse por la opci¨®n que defiende el Gobierno.
En Francia estaba prohibida ayer la difusi¨®n de encuestas sobre las intenciones de voto, no as¨ª los actos de campa?a, aunque no hubo ning¨²n mitin de importancia y la casi totalidad de los protagonistas del debate mantuvieron silencio.
Tradicionalmente, los peri¨®dicos suizos y belgas aprovechan la ocasi¨®n para publicar sus sondeos. El ¨²ltimo conocido ayer, el de CSA para La Tribune de Gen¨¨ve, reflejaba la remontada del s¨ª hasta un 48%, aunque todav¨ªa perdedor frente al 52% del no. Otro sondeo realizado tras la intervenci¨®n, el jueves, del presidente Jacques Chirac en televisi¨®n reduc¨ªa el rechazo hasta un 51%. Los expertos apuntan que, dada la persistente mayor¨ªa del no durante las ¨²ltimas dos semanas, un triunfo del s¨ª requerir¨ªa que una de cada cinco personas cambiara de intenci¨®n de voto.
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