El peor momento de Bush
La pasividad ante la tragedia y la guerra de Irak hunden la popularidad del presidente
George W. Bush, que reconoci¨® el jueves, en su primera visita a la zona afectada por el Katrina, lo "inaceptable" de la reacci¨®n de su Gobierno, y que ayer volvi¨® a admitir los errores, atraviesa el peor momento desde que lleg¨® a la Casa Blanca. A la impopularidad de la guerra de Irak se le une ahora su falta de reflejos para abordar la crisis con energ¨ªa y decisi¨®n. Los estadounidenses suspenden a su presidente, que necesitar¨¢ hacer ¨ªmprobos esfuerzos para enderezar una imagen ya tocada de antemano y que ahora naufraga en Luisiana, Alabama y Misisip¨ª.
Para tratar de atajar el enfado pol¨ªtico y popular, la Casa Blanca ha programado una nueva visita del presidente a la zona afectada para ma?ana. Y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, est¨¢ hoy en su Estado natal de Alabama, afectado por el Katrina, aunque menos que Misisip¨ª y Luisiana; su presencia, adem¨¢s de intentar reforzar la vapuleada imagen del Gobierno, tiene como objetivo suavizar las protestas de la comunidad negra, que ha sufrido las peores consecuencias de las imprevisiones del desalojo de Nueva Orleans.
El nivel de desaprobaci¨®n del presidente alcanza al 53% del electorado
Los primeros c¨¢lculos indican que las p¨¦rdidas rondar¨¢n los 100.000 millones de d¨®lares
Bush es un superviviente pol¨ªtico que ha frustrado anteriormente los juicios de los que menospreciaban su capacidad, pero en esta ocasi¨®n el c¨²mulo de condenas -dem¨®cratas y republicanas- es muy fuerte y se refleja en la opini¨®n p¨²blica. Ahora, el deterioro de la confianza en Washington y el enfado de los norteamericanos han ido creciendo a lo largo de la semana, de forma que dos de cada tres estadounidenses, seg¨²n un sondeo recogido por RealClear Politics, dicen que "el Gobierno no ha hecho lo suficiente para ayudar a las v¨ªctimas del hurac¨¢n Katrina". Los que pensaban eso el jueves eran el 59%, y el mi¨¦rcoles, el 50%. En esa misma encuesta, el nivel de desaprobaci¨®n del presidente alcanza al 53% del electorado. Es un dato que ya recog¨ªan otros sondeos desde el principio del verano, pero que se deb¨ªa casi en exclusiva a la mala situaci¨®n en Irak y a la incertidumbre de la guerra.
Aunque nadie ignora el papel de las autoridades locales o la penosa actuaci¨®n de Michael Brown, jefe del organismo que se ocupa de planear la respuesta a las cat¨¢strofes naturales, la responsabilidad ¨²ltima es del presidente -que estaba de vacaciones el pasado lunes y que hasta el mi¨¦rcoles no las interrumpi¨®-, igual que la responsabilidad de Irak tambi¨¦n le corresponde al comandante en jefe. Y a la Casa Blanca le toca dar respuesta a todas las preguntas urgentes e importantes que se han agolpado esta semana, desde la mala preparaci¨®n ante las emergencias hasta las dudas sobre los flancos que han quedado al descubierto en inversiones e infraestructura por el esfuerzo extraordinario de la guerra.
Lo que es nuevo en esta situaci¨®n es el calibre de las cargas republicanas contra un presidente que empieza a dar, demasiado pronto, las se?ales de inacci¨®n que agarrotan a los que repiten mandato y ya no deben volver a presentarse a unas elecciones (la figura del lame duck o pato cojo), a diferencia de lo que ocurre con los congresistas, pr¨¢cticamente ya en campa?a para las legislativas de oto?o de 2006. Son fuertes las palabras de Newt Gingrich, ex presidente republicano de la C¨¢mara, en un asunto tan delicado -y al que Bush debe su victoria de 2004- como el de la seguridad: "Si no podemos responder con mayor rapidez a algo que ve¨ªamos venir, ?c¨®mo es posible que podamos pensar que estamos preparados para responder a un ataque biol¨®gico o nuclear?". El senador republicano Chuck Hagel -frecuente cr¨ªtico de la Administraci¨®n- dijo, a la vista de los errores y de la burocracia que impidi¨® la movilizaci¨®n m¨¢s r¨¢pida de la Guardia Nacional: "Tiene que haber una depuraci¨®n de responsabilidades cuando se haya superado la crisis".
?Entender¨¢ Bush lo que el hurac¨¢n ha dejado al descubierto? Quiz¨¢, porque no le falta instinto pol¨ªtico, aunque ya en otras ocasiones ha dado pruebas de situarse de manera pertinaz al margen de la realidad. En este caso, la tardanza ha sido nefasta. Hasta el viernes, el presidente no visit¨® las zonas azotadas por el Katrina y asumi¨® la magnitud de lo ocurrido: "No voy a olvidar lo que he visto". Pero hay algo m¨¢s que un problema de reflejos: Bush arrastra -y ahora se acent¨²a- un problema de credibilidad. Como dijo Charlie Melancon, congresista dem¨®crata de Luisiana, "le doy las gracias al presidente por su visita, pero fue m¨¢s espect¨¢culo que sustancia". Si se acent¨²a este problema, unido a la falta de acicate que supone ser un lame duck -aunque los objetivos de Bush no se agotan en su presidencia-, el presidente tendr¨¢ problemas para entender -y actuar en consecuencia- que el "Katrina es una prueba para este pa¨ªs, un examen vital para todos", como escribe Colbert King en The Washington Post, o que "la naci¨®n se encuentra ante una situaci¨®n extraordinaria", como editorializa The New York Times.
Lo arriesgado para Bush y para su partido -que controla las dos C¨¢maras y que tiene la mayor¨ªa de los gobernadores de los Estados- es que cristalice en la opini¨®n p¨²blica esta p¨¦rdida de confianza y que se establezcan v¨ªnculos entre la aventura de Irak y la cat¨¢strofe de la costa del golfo de M¨¦xico. La mayor¨ªa de los estadounidenses cree hoy que la guerra no estuvo justificada y lamenta tanto el goteo de militares ca¨ªdos -cerca de 2.000 muertos y casi 15.000 heridos- como la sangr¨ªa econ¨®mica que supone. En el caso del hurac¨¢n, adem¨¢s de la tragedia humana est¨¢ tambi¨¦n la repercusi¨®n econ¨®mica. Los primeros c¨¢lculos -hechos por Risk Management Solutions y citados por The New York Times- indican que las p¨¦rdidas por el hurac¨¢n rondar¨¢n los 100.000 millones de d¨®lares. Otros an¨¢lisis aseguran que el nivel de desempleo en la zona afectada multiplicar¨¢ por cuatro la media nacional.
En esta situaci¨®n, que coyunturalmente coloca al gigante estadounidense bloqueado en Irak y castigado por la naturaleza y a su presidente en una situaci¨®n que desaf¨ªa su capacidad de liderazgo, Bush trat¨® ayer de recurrir al optimismo: "Todos los americanos deben estar seguros de que el pa¨ªs tiene el car¨¢cter, los recursos y la voluntad para superar este desastre. Ayudaremos a las v¨ªctimas; reconstruiremos las ciudades y los barrios perdidos en Luisiana, Misisip¨ª y Alabama. Reconstruiremos la gran ciudad de Nueva Orleans. Y demostraremos una vez m¨¢s al mundo que las peores adversidades hacen que salga lo mejor de Am¨¦rica". Est¨¢ por ver que esa ret¨®rica que tan buenos resultados electorales le ha dado siga siendo eficaz para el resto de la vida pol¨ªtica que le queda a Bush en la Casa Blanca.
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