Crecer es un oficio estupendo
Probablemente el caso de Santiago Roncagliolo resulte no s¨®lo estimulante para muchos escritores de su generaci¨®n en Hispanoam¨¦rica sino la constataci¨®n de hasta qu¨¦ punto ha cambiado la perspectiva de lo que ocurre social, pol¨ªtica y culturalmente al otro lado del charco. Y -claro est¨¢- la manera como la literatura aborda y se nutre de todos esos cambios. As¨ª, no es casual que Abril rojo, con la que Roncagliolo se ha alzado con la novena edici¨®n del Premio Alfaguara, sea una novela en la que el tema del desencanto pol¨ªtico, el mesianismo, las profundas contradicciones sociales que motivaron en el Per¨² la pesadilla del terrorismo y su espantoso correlato de barbarie haya despertado en los miembros del jurado una coincidencia de criterios a la hora de elegirla ganadora. Al parecer, no se trata de una novela pol¨ªtica, en el sentido estricto de la palabra, sino m¨¢s bien de una cierta mirada juvenil -pero no por ello menos madura- de un fen¨®meno terrible con el que la generaci¨®n de Roncagliolo tuvo que convivir, y que, liberado de solemnidad y prejuicio, le ha permitido al peruano escribir gran parte de su trabajo literario. Porque a Roncagliolo le interesa sobre todo el aspecto m¨ªnimo, cotidiano, contradictorio y casi siempre escorado al humor -un humor ¨¢cido, es cierto- de los individuos que transitan por sus cuentos y novelas como quien se aferra a la vida con vehemencia y no obstante sin mayores desgarros existenciales.
Tanto El pr¨ªncipe de los caimanes, su primera novela, como su anterior libro de cuentos, Crecer es un oficio triste, y su reciente novela Pudor -muy bien acogida por el p¨²blico y la cr¨ªtica- revelan en Roncagliolo una firme voluntad de cartografiar m¨¢s que una situaci¨®n social, el estado de ¨¢nimo de sus personajes tiernos, vulnerables, jocosos a su pesar, terriblemente humanos. Quiz¨¢ todo ello ocurra porque Roncagliolo pertenece a una estirpe de narradores que mantiene con su literatura y con su oficio una relaci¨®n saludable y optimista, en la que el aprendizaje resulta tan importante como el desenfado y en el que la solemnidad es apenas un aspecto del que es necesario re¨ªrse. No quiere decir esto que sea un escritor light o fr¨ªvolo, no: se trata simplemente de una renovada manera de entender el mundo, de cuestionarlo y llevarlo al papel, de recrear situaciones dram¨¢ticas y dif¨ªciles sin m¨¢s dramatismo del necesario. No resulta extra?o pues que el flamante Premio Alfaguara se considere cercano a tantos otros escritores hispanoamericanos j¨®venes que han dejado de ver Am¨¦rica Latina como el territorio del realismo m¨¢gico y no se han encandilado por el realismo tr¨¢gico.
Tampoco resulta menos cierto que este premio registre la buena salud de la literatura peruana actual: Alonso Cuento acaba de hacerse con el Premio Herralde con una novela que tambi¨¦n incide en el tema del terrorismo y desde una ¨®ptica m¨¢s bien ¨ªntima, Jaime Bayly qued¨® finalista en la ¨²ltima edici¨®n del Premio Planeta y escritores como Iv¨¢n Thays o Fernando Iwasaki despiertan cada vez mayor inter¨¦s por obras que se van consolidando por calidad y contundencia. Dec¨ªamos al principio de estas l¨ªneas que el premio de Roncagliolo debe resultar estimulante para muchos escritores de su generaci¨®n en Hispanoam¨¦rica, y no precisamente por el premio con el que acaba de alzarse, sino por el hecho de que ello demuestra que un trabajo serio y constante, m¨¢s cierta dosis de audacia literaria pueden alcanzar su recompensa: Santiago Roncagliolo, nos consta, antes de este premio ya hab¨ªa visto los frutos de su esfuerzo y este reconocimiento apenas es una constataci¨®n m¨¢s de su val¨ªa.
Jorge Eduardo Benavides es escritor peruano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.