La hidra
Cinco a?os despu¨¦s del 11-S, Al Qaeda ha mutado. De base (el significado de su nombre) pas¨® a un sistema de franquicias o incluso a una met¨¢stasis de este terrorismo yihadista por el mundo entero, y especialmente en Europa. Para hacer da?o, a lo que quede de centro en Al Qaeda no le hace falta siquiera organizar nada, aunque probablemente algo haga. Al Qaeda se ha convertido esencialmente en una ideolog¨ªa de odio, acrecentado por los excesos de la guerra contra el terrorismo de Bush, incluida la guerra de Irak que nada tuvo que ver en su origen con el 11-S pero que ha logrado hacer de ese pa¨ªs la mejor escuela mundial de terroristas. Y as¨ª su mortal h¨¢lito ha llegado a yihadistas locales, autofinanciados e incluso nacionales, como se vio en Casablanca, Bali, Madrid y Londres, entre otros lugares.
La forma en que se ha perseguido a Al Qaeda le ha llevado a cambiar de forma. Como la hidra a la que en cada cabeza cortada le crec¨ªan dos (habiendo una inmortal que fue la que acab¨® consiguiendo Heracles), Al Qaeda ha ido generando tent¨¢culos; o mejor dicho, ¨¦stos se han autogenerado. Aunque Bin Laden siempre fue reticente a usar personalmente medios electr¨®nicos para no delatar su posici¨®n (pero s¨ª la televisi¨®n e Internet para difundir sus mensajes), su organizaci¨®n supo utilizar a fondo las oportunidades de los nuevos medios: m¨®viles, la Red, correos electr¨®nicos, y transferencias financieras. El seguimiento de estos rastros por los servicios de inteligencia de Estados Unidos y otros pa¨ªses permiti¨® durante un tiempo tras el 11-S, ¨¦xitos notorios en la lucha antiterrorista. La inteligencia de se?ales y de finanzas dio resultados. Incluso la humana, con alg¨²n topo. Pero Al Qaeda y muchos de los otros grupos, o grupillos, yihadistas se percataron de ello, y al saberse vigilados volvieron a usar los contactos m¨¢s personales y el env¨ªo de fondos f¨ªsicamente o a trav¨¦s de la hawala, la red financiera informal musulmana, para trasladar dinero.
En su libro The one percent doctrine, un ensayo esencial para saber qu¨¦ pas¨® en la Administraci¨®n de Bush, Ron Suskind cita a un alto funcionario americano de inteligencia que se sorprendi¨® de que los terroristas hubieran tardado tanto en reaccionar. Pero han reaccionado, han evolucionado y la lecci¨®n a sacar es que "con un enemigo adaptable y paciente, una victoria a veces crea el siguiente conjunto de retos". En estos estamos.
Es una visi¨®n menos triunfalista que la que sugiere el reciente informe de la Casa Blanca sobre la Estrategia nacional para combatir el terrorismo (www.whitehouse.gov/nsc/nsct/2006/) que s¨®lo menciona una vez a Bin Laden -para recordar que ven¨ªa de una familia pudiente-, olvidando que cinco a?os despu¨¦s la cabeza central de la hidra sigue viva. La Casa Blanca rebaja la amenaza de Al Qaeda que considera que ha logrado degradar "capturando a sus jefes clave, suprimiendo santuarios e interrumpiendo sus l¨ªneas de apoyo", para concluir que "Am¨¦rica est¨¢ m¨¢s segura, pero no estamos a¨²n seguros". ?Est¨¢ el resto del mundo m¨¢s seguro? No, justamente porque ha surgido ese "movimiento transnacional de organizaciones extremistas" que menciona el informe. Este terrorismo se ha movido hacia otros puntos, sea Irak, Afganist¨¢n, Atocha, o el metro de Londres, aunque las ¨²ltimas alertas de este verano indican que la amenaza real o virtual contra EE UU sigue.
Al Qaeda, como centro, como organizaci¨®n, puede seguir siendo importante, seg¨²n un estudio de Bruce Hoffman de la RAND. Podemos descubrirlo cuando sea demasiado tarde. Sigue funcionando como base al menos desde las monta?as de Afganist¨¢n y Pakist¨¢n. Es gente que planea sus atentados sin prisa, aunque cada vez lo tengan m¨¢s dif¨ªcil. Las medidas de protecci¨®n contra, y persecuci¨®n de, este tipo de terrorismo son necesarias, pero no suficientes. La seguridad total no es posible. Y para acabar con esta hidra se necesitar¨¢n otras iniciativas globales y locales; y muchos Heracles. aortega@elpais.es
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