El muro glorioso
Es el ¨²nico productor que ha aportado un adjetivo al l¨¦xico musical: "Spectoriano" significa grabaci¨®n apabullante, cargada de cuerdas y metales, anclada por un ritmo macizo, todo macerado en eco, al servicio de sentimientos monumentales, escenificados por voces de alta expresividad. Los primeros sesenta vieron su apogeo: sus producciones sacud¨ªan al oyente por su impacto sonoro, por ese dramatismo que glorificaba sus propios problemas emocionales.
En la edad de oro del pop orquestal conflu¨ªan h¨¢biles compositores, arregladores ambiciosos, espl¨¦ndidos m¨²sicos, vocalistas d¨²ctiles, productores visionarios. La penetraci¨®n de los transistores garantizaba su difusi¨®n; se vend¨ªa en accesibles singles. Y el p¨²blico era inmenso, los miembros del baby boom de posguerra que exig¨ªan m¨²sica que retratara sus vivencias. Spector les entend¨ªa y quer¨ªa ofrecerles lo mejor; jud¨ªo de origen, sus cantantes eran negros o blancos que parec¨ªan negros hasta en su nombre (The Righteous Brothers). Aunque convendr¨ªa relativizar sus logros, cuantitativamente menores en comparaci¨®n con los magos de, por ejemplo, Motown. Pero ellos eran empleados an¨®nimos, mientras que Spector cre¨® una imagen de marca. Atrajo a Tom Wolfe, sagaz periodista conservador que indagaba en la burbujeante cultura juvenil, y qued¨® inmortalizado como "El primer magnate de lo teen". Conectaba al mismo tiempo con los Rolling Stones, encarnaci¨®n del rock que acabar¨ªa con sus "sinfon¨ªas para adolescentes".
A Phil le falt¨® flexibilidad para adaptarse a las transformaciones de la d¨¦cada prodigiosa. Se retir¨® tras fracasar en EEUU con el s¨ªsmico River deep, mountain high, de Tina Turner (1966). Megal¨®mano, concluy¨® que si el mundo (las listas de venta) le rechazaba, la culpa era del mundo por no aceptar su genialidad. Astuto a la hora de almacenar copyrights, se pod¨ªa permitir esos modos de Greta Garbo. Conservaba su reputaci¨®n y vivi¨® un repunte de esplendor a partir de 1970.
John Lennon y George Harrison eran fans y american¨®filos; despu¨¦s de la sequedad funcionarial de George Martin, ansiaban medirse con un productor-artista capaz de devolverles a aquella radiante ¨¦pica de su juventud. Con un negocio musical muy consciente de su historia, Spector podr¨ªa haberse especializado en producciones retro. Pero los valientes que se atrevieron, Leonard Cohen (1977) y Ramones (1979), difundieron su inestabilidad mental, su ineficiencia. No volver¨ªa a producir hasta 2002, con Starsailor; los brit¨¢nicos terminaron despidi¨¦ndole. Lo siguiente de Spector le catapult¨® a las p¨¢ginas de sucesos. Cualquiera que sea el resultado del juicio, su nombre ya no sugiere el "muro de sonido"; como O. J. Simpson o Robert Blake, hoy evoca el muy californiano fen¨®meno de celebridades que decidieron permit¨ªrselo todo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.