Ataque de risa
El 2 de febrero de 2002, mientras la polic¨ªa impon¨ªa en Madrid la ley seca contra el botell¨®n y Amen¨¢bar se dispon¨ªa a arrasar en los Goya con Los otros, un peque?o canal de pago especializado en humor estren¨® un espacio para unos pocos miles de boquiabiertos telespectadores. Lo presentaba un anciano que opinaba que el programa en cuesti¨®n, La hora chanante, era una "puta mierda", y conten¨ªa, entre otros, v¨ªdeos protagonizados por un imitador de David Hasselhoff con acento manchego; el cocinero de un bar de men¨²s, trasunto de Bin Laden, para el que la lucha de civilizaciones se reduc¨ªa a imponer el cocido frente a los macarrones, o un payaso que comentaba, checheando como Charlie Rivel, los mercados burs¨¢tiles.
"Hay que hacer de todo, porque la televisi¨®n es muy incierta, y ahora se tiene ¨¦xito, pero ma?ana, nunca se sabe"
M¨¢s tarde supimos que aquel delirio sal¨ªa de la mente de un joven de Albacete, Joaqu¨ªn Reyes, y de la de sus viejos amigos de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Tambi¨¦n, que el chanante del t¨ªtulo (chanar viene a significar molar) era s¨®lo el primero de una serie de chistes privados y expresiones manchegas (como gambitero, tunante, ga?¨¢n o "tengo regomello") que calar¨ªan en esa generaci¨®n que ha hecho una forma de vida del hecho de compartir v¨ªdeos a trav¨¦s de webs como You Tube.
Pero todo esto llegar¨ªa despu¨¦s. Es muy probable que pocos de los que aquel d¨ªa vieron el programa fuesen conscientes de estar ante pura historia del surrealismo, la televisi¨®n y el humor espa?oles.
Y sin embargo, as¨ª era.
A¨²n menos probable es que nadie creyese que aquellos tipos (repetimos, amigos y licenciados en bellas artes por la Universidad de Cuenca) ser¨ªan hoy reconocidos por los millones de telespectadores de Camera Caf¨¦ (en cuyo reparto participa Reyes) o por los seguidores de los dos programas que se disputan la inteligencia en la franja horaria en torno a la medianoche: Buenafuente, de Antena 3 (all¨ª son colaboradores Ernesto Sevilla y Ra¨²l Cimas), y Noche Hache, de Cuatro, en cuyo equipo acaba de ingresar Juli¨¢n L¨®pez, el celebrado pastillero Vicent¨ªn de La hora chanante. Por si fuera poco, el programa que los dio a conocer, y a falta de alg¨²n fleco de la negociaci¨®n a¨²n por cerrar, pasar¨¢ en breve a formar parte de la parrilla de La 2.
Lo que es seguro es que s¨®lo un canal como Paramount Comedy, de pago y dedicado al humor, pod¨ªa confiar en aquel formato en 2002, a?o que ser¨¢ recordado en t¨¦rminos televisivos por el mundial de f¨²tbol de Corea y Jap¨®n, la hegemon¨ªa de Cr¨®nicas marcianas y el imperio de la telebasura. En el a?o que estrenamos, algo ha cambiado en el humor en la peque?a pantalla. Y la historia chanante es s¨®lo un ejemplo de ello. ?La explicaci¨®n? Sin duda, el nuevo escenario televisivo espa?ol. Las generalistas reci¨¦n llegadas, La Sexta y Cuatro, suman s¨®lo en sus parrillas una docena de programas de humor de nuevo cu?o y en horarios de m¨¢xima audiencia. La apuesta es clara. Y en algunos casos, tambi¨¦n barata.
Porque, pese a que "cualquier espacio de producci¨®n propia es costoso", como explica Paco Le¨®n ?actor y desde hace poco tambi¨¦n director y guionista del espacio de humor irreverente Los ¨¢caros (Cuatro)?, hay pocos formatos en los que se pueda sacar tanto r¨¦dito del talento. En alg¨²n caso, basta con un sof¨¢, un par de c¨¢maras y dos c¨®micos para llenar minutos con improvisaciones como las de A pelo, una idea de El Terrat para La Sexta y un buen ejemplo de algo impensable hace algunos a?os en un canal nacional. "En las cadenas que comienzan, las expectativas de audiencia son m¨¢s peque?as que en las asentadas", explica Thais Pe?a, colaboradora de El intermedio (La Sexta), programa de periodismo de entretenimiento. Esto hace que haya m¨¢s espacio para el riesgo. Y el riesgo, ya se sabe, es el ox¨ªgeno del buen humor.
"Los nuevos canales necesitan de talento y caras frescas para diferenciarse de lo anterior, y se han encontrado con toda esta generaci¨®n de humoristas vers¨¢tiles de poco m¨¢s de treinta a?os", opina Antonio Trashorras, guionista de cine y televisi¨®n y antiguo director de contenidos de Paramount Comedy. A su trabajo, y al de aquellos que pusieron en marcha el canal de pago, se debe la forja de gran parte de la cantera de la que habla.
Aquella plataforma de pago y propiedad estadounidense cumpli¨® en marzo ocho a?os. Felipe Pont¨®n, el tipo grandull¨®n y afable que viste vaqueros y jersey aun siendo director editorial de un canal de televisi¨®n, recuerda que las primeras notas de prensa de Paramount llevaban escrita "una frase que era como un sue?o". "Vamos a intentar encontrar una generaci¨®n de c¨®micos que tomen el relevo del Gran Wyoming y Pablo Carbonell", cita de memoria y con orgullo Pont¨®n ante el periodista que escribir¨¢ un reportaje sobre aquel deseo cumplido.
Corr¨ªa 1999, y ¨¦l, Trashorras y Felipe Salvat, el entonces director general, se propusieron completar la programaci¨®n de la cadena con producci¨®n propia basada en el g¨¦nero, de amplia tradici¨®n en Estados Unidos y el Reino Unido, de la stand up comedy (literalmente, comedia en pie). Una clase de humor que elevaron a la categor¨ªa de arte Lenny Bruce, Woody Allen o Seinfeld, y que entonces hubo que explicar desde cero al p¨²blico espa?ol.
"Cuando empezamos no hab¨ªa monologuistas ni bares donde probar a los debutantes antes de grabarles para emitir sus rutinas. S¨ª recuerdo que Buenafuente hac¨ªa algo muy parecido, aunque en la televisi¨®n catalana", afirma Trashorras. "Ten¨ªamos que convencer a gente que hac¨ªa comedia para que se pasara a mon¨®logos. Periodistas, profesionales de la radio, actores? Alquilar bares para que fuesen adquiriendo tablas, invitar a nuestros amigos y pagarles las copas para que hicieran de p¨²blico", a?ade Pont¨®n.
El periodista Alfredo D¨ªaz, el cuentacuentos Agust¨ªn Jim¨¦nez, y Flipy, un tipo nacido para esto, fueron los tres primeros en aparecer en antena. Y muy pronto se desat¨® la fiebre. Sobre todo tras la llegada, a los pocos meses, de El club de la comedia, un formato que se gest¨® paralelamente a Paramount Comedy en la factor¨ªa de entretenimiento Globomedia. Qued¨® claro r¨¢pidamente: un tipo ante un micr¨®fono y un repertorio de miradas acerca de la vida a trav¨¦s del prisma adecuado se demostraron un gran material televisivo.
Entre ambos formatos hab¨ªa diferencias insalvables cuyos protagonistas repiten sin cesar: guionistas profesionales y caras conocidas, en El club de la comedia, frente a aficionados que rehacen una y otra vez sus textos hasta obtener media hora de mon¨®logo para emitir en Paramount. Pero ambos marcaron la agenda de los tiempos dorados del mon¨®logo. Tambi¨¦n el origen de un grupo que, salvando las diferencias personales, forma lo m¨¢s parecido que se recuerda a una generaci¨®n en un campo, el de la gloriosa comedia espa?ola, m¨¢s dado a las genialidades individuales. "Es l¨®gico, porque son c¨®micos de parecida edad. Comparten referentes generacionales, e incluso algunos son grandes amigos", explica Trashorras.
Y esas referencias comunes son tam-bi¨¦n algunas de las razones que les han hecho especialmente atractivos para las audiencias j¨®venes, ya sean ¨¦stas las series de los noventa, el cachas del Equipo A, los bakalas o la vida en un centro comercial. "Cuando yo era un chaval, si quer¨ªas re¨ªrte, tu padre te dejaba una cinta de Ar¨¦valo, y, claro, no te sent¨ªas muy identificado", explica Agust¨ªn Jim¨¦nez, rostro habitual de La Sexta. Para Jim¨¦nez, el ¨¦xito de este nuevo humor parte de la igualaci¨®n de las condiciones sociales. "Todos hemos estado en un aeropuerto y a todos nos han pasado las mismas cosas est¨²pidas all¨ª".
Otro factor fundamental para entender el fen¨®meno ha sido, sin duda, la revoluci¨®n en los medios de comunicaci¨®n. P¨¢ginas web en las que los usuarios comparten v¨ªdeos de corta duraci¨®n fueron claves en el ¨¦xito de La hora chanante, un programa mensual de un canal con 80.000 abonados que, gracias a estas plataformas, alcanz¨® una audiencia potencial de millones. En la abanderada de esta revoluci¨®n, You Tube, que muchos ya usan como una televisi¨®n a la carta, Agust¨ªn Jim¨¦nez, La hora chanante (hay m¨¢s de 1.500 v¨ªdeos disponibles del programa) y el resto de los compa?eros son verdaderas estrellas.
En muchos casos, el material m¨¢s visto procede de aquel boom del mon¨®logo de principios de siglo. Tiempos en los que se llenaron los teatros con infinidad de montajes sobre la guerra de sexos. En los que los bares de los pueblos de Espa?a programaron su particular noche de c¨®micos y, lamentablemente, se super¨® la resistencia del p¨²blico a los chistes sobre restaurantes chinos, las miserias de la vida y las razones que mueven a los hombres a dejar la tapa del inodoro abierta.
Al menos, as¨ª sucedi¨® en televisi¨®n, donde los ciclos se consumen con la rapidez con la que el dedo humano cambia de canal. Los mon¨®logos se agotaron hasta desaparecer pr¨¢cticamente de antena (en Paramount siguen emiti¨¦ndose), aunque ?el tiempo lo ha demostrado? s¨®lo lo hicieran en la forma y no tanto en el fondo. Porque el humor con el que la generaci¨®n del mon¨®logo conquista hoy las horas de m¨¢xima audiencia es esencialmente id¨¦ntico al que se import¨® e hizo rabiosamente personal a partir del ejemplo de la stand up comedy. "Nos hemos convertido en colaboradores", opina Flipy, que trabaja en El hormiguero, del canal Cuatro. "Seguimos soltando nuestro rollo, pero ya no solos ante el micr¨®fono, sino conversando con un presentador".
Donde siguen solos frente al mundo es en los bares y las peque?as salas en los que el mon¨®logo contin¨²a vivo. Escenarios que la mayor¨ªa de los c¨®micos que integran este reportaje a¨²n frecuenta, pese a la fama. O gracias a ella.
Es la vida en la carretera, versi¨®n c¨®micos de la legua, y suele consistir en coger el petate y actuar, por ejemplo, en Almer¨ªa y al d¨ªa siguiente en Santander. Llegar, desplegar los encantos ante una audiencia que espera a ser entretenida, cobrar el cach¨¦ (que oscila entre 300 y 2.000 euros, seg¨²n la fama) y seguir. Todo ello en la soledad del monologuista, claro.
"Yo siempre digo que no nos pagan por actuar, sino por llegar al sitio", bromea el pionero Alfredo D¨ªaz, showman de la televisi¨®n asturiana. En 2004, D¨ªaz mont¨® con Raquel Soto un negocio llamado Punchline, "empresa especializada en aportar contenidos de humor a cualquier producto, situaci¨®n o negocio". Han bautizado su principal actividad como Circuito de Comedia. B¨¢sicamente, han trazado, previa inspecci¨®n de los locales, un mapa del humor en directo en Espa?a. Tambi¨¦n sirven de intermediarios cuando un determinado local les demanda un c¨®mico. "Los chicos pueden ir tranquilos a los sitios, y el due?o sabe que tendr¨¢ una noche de humor garantizada", explica D¨ªaz.
Llegado el caso, empresas como Punchline tambi¨¦n intermedian para ofrecer espect¨¢culos de c¨®micos como entretenimiento para convenciones de grandes compa?¨ªas (en esto, los cach¨¦s comienzan en 1.000 euros). Una de ellas, de nombre Impostor ?llevada por Fernando Gil, colaborador de Noche Hache?, ofrece incluso espect¨¢culos a la carta. Es decir, chistes sobre neum¨¢ticos que triunfar¨¢n seguro en un c¨®nclave de sus fabricantes.
"Lo de las convenciones es como un universo paralelo", admite Ra¨²l Cimas, ide¨®logo de La hora chanante. "Te contratan para hacer un poquito m¨¢s animada una cosa que de por s¨ª es un co?azo. Y siempre hay uno o dos cuyo planteamiento es ser m¨¢s graciosos que t¨². Pero lo peor es cuando te sueltan: 'Tienes que sacar al Mart¨ªnez, que es un cachondo'. Y t¨² ya sabes que ¨¦se es el que te va a dar problemas. Tanto si lo sacas como si no".
Todo este entramado podr¨ªa demostrar que, despu¨¦s de todo, la de c¨®mico podr¨ªa ser una profesi¨®n rentable en Espa?a.
Sobre todo si, como parece la norma entre los nuevos c¨®micos televisivos, se fomenta el pluriempleo y se acaba con la vieja costumbre cat¨®dica seg¨²n la cual uno s¨®lo puede salir en una cadena. Un ejemplo: hace un par de meses se dio la circunstancia de que Ernesto Sevilla presentaba Cuatrosfera y participaba en A pelo, La hora chanante, Smonka (en Paramount) y Buenafuente (Antena 3). "La cuesti¨®n es que la exclusividad hay que pagarla", explica Paco Le¨®n. "Cualquiera debe darse cuenta de que los c¨®micos somos un poco putas. Y el rostro reconocible es el del presentador, los colaboradores reciben un trato diferente". Sevilla, por su parte, prefiere justificarlo con un sentido com¨²n admirable. "Hay que hacer de todo, porque la televisi¨®n es muy incierta, y ahora se tiene ¨¦xito y gusta el humor, pero ma?ana, nunca se sabe".
La reflexi¨®n, que har¨ªa sentir muy orgullosa a cualquier madre, es compartida por casi todos los participantes en el reportaje. Si finalmente llegan los malos tiempos, siempre les quedar¨¢ el consuelo brindado por Lenny Bruce, genio del humor estadounidense y quiz¨¢ el mejor c¨®mico de stand up comedy de todos los tiempos. "Lo que no te mata", dec¨ªa, "siempre puede entrar a formar parte de tu mon¨®logo".
La escuela de Barcelona
Jordi ?vole (izquierda), codirector de ¡®Buenafuente¡¯, y Eduard Soto. Son los rostros m¨¢s reconocibles del programa de El Terrat.Acabar inspirando un mu?eco de esos que se bambolean en los salpicaderos es algo que s¨®lo les sucede a mitos como Elvis o El Fary. A Eduard Soto le ocurri¨® en plena fiebre nacional por su personaje de El Neng. Entonces, los coches se llenaron del bakala con el que este actor y m¨²sico metido a c¨®mico se convirti¨® en brutalmente famoso. ¡°Aquello fue absolutamente irreal¡±, admite Soto. Ahora, dice, las cosas se han acercado ¡°m¨¢s a la normalidad¡±. Aunque no han cesado del todo las escenas surrealistas con seguidores. Sobre todo, si sale a la calle con Jordi ?vole, m¨¢s conocido por su personaje de El Follonero que por su labor de codirector de Buenafuente. Ante ¨¦l, recuerda, un borracho se ha llegado a ¡°partir la camisa literalmente¡±. Y todo por un papel que se le ocurri¨® a su compa?ero de productora Jose Corbacho y para el que se pens¨® en un actor que pretend¨ªa cobrar demasiado.¡°Y Buenafuente dijo: ¡®?Por qu¨¦ no lo haces t¨², que as¨ª nos saldr¨¢ gratis?¡±, explica ?vole.
El te¨®rico de los chistes
Pablo Motos, de 41 a?os (Requena, Valencia), presenta ¡®El hormiguero¡¯ en Cuatro.En tiempos, ¨¦l, que hab¨ªa sido ni?o prodigio de la guitarra flamenca, colaboraba en La radio de Julia, de Julia Otero, con unas intervenciones que llamaba ¡°peroratas¡±. ¡°No sab¨ªa ni que aquello eran mon¨®logos¡±, recuerda. Esa capacidad visionaria, unida al hecho de que trabajase como coordinador de ¡°los primeros 400 guiones¡± de El club de la comedia, le convierte en una de las voces m¨¢s autorizadas sobre la renovaci¨®n del humor en Espa?a. ¡°Tengo mis teor¨ªas personales, 30 o 40 trucos en total¡±, admite. ¡°Por ejemplo, si sueltas tres chistes, el que no funciona es el del medio¡±. La teor¨ªa se convirti¨® en pr¨¢ctica aquel d¨ªa en que se puso delante de una c¨¢mara con un mon¨®logo sobre las ventajas de ser feo, porque (y ah¨ª va otro consejo) ¡°cuando alguien sale por primera vez en la tele, lo habitual es que le insultes¡±. ¡°Por eso, lo mejor es ponerte verde t¨² mismo¡±. Muchas tablas despu¨¦s, Motos a¨²n sigue usando otro viejo y eficaz truco. No desaprovechar ninguna carrera de taxi para probar la eficacia de un texto.
Los ¨¢ngeles de Chechu
Thais Villa, de 32 a?os. Cristina Pe?a y Beatriz Monta?ez, ambas de 30 a?os. Yolanda Ramos, de 38 a?os.Son las chicas de Chechu, abreviatura con la que llaman ellas al tipo al que ayudan a destripar la actualidad, que responde indistintamente al nombre de Jos¨¦ Miguel Monz¨®n y Gran Wyoming, y cuya ¨²ltima reencarnaci¨®n televisiva, ¡®El intermedio¡¯ (La Sexta), contribuye a aumentar el porcentaje de mujeres en un gremio bastante masculino. Aunque, en su caso, es m¨¢s que una cuesti¨®n de cuotas. Talento les sobra. Sea probado por una carrera como la de Yolanda Ramos, que fue actriz de ¡®Homo zapping¡¯ (programa que adelant¨® la revoluci¨®n del humor blanco en televisi¨®n), o la reci¨¦n llegada Beatriz Monta?ez, ex modelo y periodista descubierta al frente de un concurso de una cadena local. Otra periodista, Thais Villas (curtida en la radio y la televisi¨®n catalanas), y una actriz, Cristina Pe?a (¡®fan¡¯ de Brian May; para la foto se pidi¨® ser el guitarrista de Queen), completan la aportaci¨®n de Chechu a lo que Thais llama ¡°periodismo de entretenimiento¡±.
Pioneros como ellos
Agust¨ªn Jim¨¦nez, de 36 a?os (Trujillo, C¨¢ceres), y Enrique P¨¦rez, ¡®Flipy¡¯, de 34 a?os (Madrid). Fueron de los primeros en hacer mon¨®logos en Espa?a.Cuando se conocieron en alg¨²n punto del cambio de milenio, el primero era un cuentacuentos gracioso que, cuando se pon¨ªa muy fea la reacci¨®n del p¨²blico ante sus chistes, sacaba la ardilla ¡®Juanilla¡¯ y recurr¨ªa al viejo truco de hacer magia para salir del atolladero. ?Y Flipy? Bueno, ¨¦l tiraba latas de cerveza para recompensar de alg¨²n modo al auditorio del teatro en el que probaban las ocurrencias escritas en casa. Juntos formaban con Alfredo D¨ªaz eso a lo que Agust¨ªn a¨²n se refiere como ¡°el tridente m¨¢gico¡± para recordar los tiempos en los que pioneros como ellos fueron importando un formato de probado ¨¦xito en EE UU a base de desflorar escenarios de garitos cuyos due?os preguntaban: ¡°Pero ?qu¨¦? ?Vais a estar hablando todo el rato? ?O vais a contar chistes?¡±. Hoy, asimilado el g¨¦nero por televisi¨®n y teatros, siguen creyendo que ¡°el medio natural para el c¨®mico es el bar¡±. Un h¨¢bitat que ambos a¨²n frecuentan regularmente.
La raza de los colaboradores
H¨¦ctor de Miguel, ¡®Quequ¨¦¡¯, de 30 a?os. Marta Nebot, de 32. Fernando Gil, de 32. Juli¨¢n L¨®pez, de 28. Ricardo Castella, de 32.Flipy, rey del mon¨®logo de alta velocidad y compa?ero de reportaje, tiene la teor¨ªa de que, tras el atrac¨®n de tipos solos frente al micr¨®fono que nos dimos con programas como El club de la comedia y montajes del estilo de Hombres.com (y sus variantes), los c¨®micos han pasado en televisi¨®n ¡°de monologuistas a colaboradores¡±. O, como le gusta ponerlo a Ricardo Castella (5), siguen ¡°cultivando el bonito g¨¦nero de hacer re¨ªr¡±. ¡°Pero, en lugar de hacer stand up comedy [literalmente, humor de pie], practican la comedia de sof¨¢¡±. En otras palabras, salen al plat¨® y comparten mesa y gloria con un presentador. En este caso, hablamos de Eva Hache, que fue monologuista en sus tiempos. Al frente de su ¡°informativo de humor¡±, esta segoviana ha logrado colocar a Cuatro en la lucha por la conquista del late night, denominaci¨®n importada de EE UU para llamar a los programas que se emiten cuando los ni?os duermen. Quequ¨¦ (1) ilustra bien este viaje. De estudiante vago en Salamanca a ganador de la segunda edici¨®n del concurso de mon¨®logos de El club de la comedia y a colaborador en un programa en el que la jefa es tambi¨¦n amiga. Lo suyo es el an¨¢lisis de la crispaci¨®n reinante. Castella (5), salido como Eva Hache de la cantera del canal especializado Paramount Comedy, se dedica a la pol¨ªtica internacional; los deportes son asunto de Juli¨¢n L¨®pez (4), a quien los fan¨¢ticos de La hora chanante van a seguir conociendo durante alg¨²n tiempo como el pastillero Vicent¨ªn; mientras que Fernando (3) sale micr¨®fono en mano a la calle para hacer reportajes, un reto ¡°sin gui¨®n previo¡± para un actor acostumbrado a los textos. Cap¨ªtulo aparte merece la periodista y actriz Marta Nebot, aunque sea por los madrugones que se le exigen por el cargo: reportera de ¡°desayunos pol¨ªticos¡±. Lo cual quiere decir que se despierta a las seis de la ma?ana y trabaja intermitentemente hasta que sale en antena alrededor de la medianoche. Tambi¨¦n por ser la ¨²nica reportera, que se conozca, a la que Aznar ha introducido, sin mediar explicaci¨®n y ante las c¨¢maras, un bol¨ªgrafo en el escote. Cosas de contar con colaboradores espont¨¢neos.
Cantera inagotable
De izquierda a derecha: Ernesto Sevilla, de 28 a?os (Albacete); Sandra Marchena, de 33 a?os (Sabadell); Pep¨®n Fuentes, de 30 a?os (M¨¢laga); Juan Diego Mart¨ªn, de 30 a?os (Madrid); Dani Mateo, de 27 a?os (Barcelona), e Ignatius Farray, de 33 a?os (Tenerife).Los hay, como el consagrado Ernesto Sevilla, que idearon una serie llamada Amsterdam sobre unos mormones y fueron contratados para hacer historia de la tele con La hora chanante. Para otros (Dani Mateo) se invent¨® Noche sin tregua, formato televisivo para su talento mixto de c¨®mico y comunicador nato. Tambi¨¦n es habitual que se fomenten las excentricidades, aunque sean del calibre de las de Ignatius Farray (cuyos mon¨®logos se sabe c¨®mo empiezan y no c¨®mo acaban), as¨ª como el pluriempleo (Juan Diego Mart¨ªn escribe y prueba textos c¨®micos por las tardes, y es ingeniero de telecomunicaciones hasta la hora de comer). Y a todos, incluidos Sandra Marchena (que est¨¢ a punto de estrenar su primer montaje teatral) y Pep¨®n (guionista en plantilla y c¨®mico), les dieron la primera oportunidad. Tantas cosas suceden en Paramount Comedy, una modesta cadena que ha servido de trampol¨ªn, en sus ocho a?os de existencia, a unos 80 c¨®micos debutantes.
Humor microsc¨®pico
Paco Le¨®n, de 32 a?os (Sevilla), act¨²a en la serie ¡®A¨ªda¡¯ (Tele 5) y codirige ¡®Los ¨¢caros¡¯ (Cuatro).Mucho antes de convertirse en Luisma, el yonqui tontorr¨®n con el que se r¨ªen semanalmente los millones de espectadores de A¨ªda, Paco Le¨®n escribi¨® e interpret¨® un mon¨®logo en el que se pon¨ªa en la piel menguante de un pobre pastillero preocupado por una inminente fimosis. ¡°Ten¨ªa seis minutos preparados, pero como aquello lo pagaban al peso, improvis¨¦ otros cuatro¡±. Le dieron 50.000 pesetas. Las cosas cambiaron mucho, y Le¨®n dej¨® de necesitar ara?ar minutos gracias a sus imitaciones, esos personajes mejorados y aumentados que constru¨ªa en Homo zapping. Hasta hoy, d¨ªa en que puede permit¨ªrselo casi todo. O ¨¦sa es la sensaci¨®n que queda al ver Los ¨¢caros, el programa de pocos minutos de duraci¨®n que codirige e interpreta en Cuatro y que cuenta la historia de una familia microsc¨®pica con una forma surrealista de ver la vida. Un formato que se dej¨® de emitir, pero que promete volver en los pr¨®ximos meses, y ¡°en el que bajo la apariencia infantil de los disfraces con antenitas se esconden verdaderos actos de subversi¨®n¡±.
Culto 'chanante'
Ra¨²l Cimas, de 28 a?os, y Joaqu¨ªn Reyes, de 32. Ambos son de Albacete. El orden de los acontecimientos es bien conocido por los seguidores del culto a La hora chanante, el programa de humor surrealista e indescriptible cuyo n¨²cleo duro formaron Joaqu¨ªn, Ra¨²l y Ernesto Sevilla (v¨¦ase la p¨¢gina 40). Los padres de Joaqu¨ªn y Ernesto eran amigos entre s¨ª, mientras que el segundo era ¨ªntimo de Ra¨²l. Los tres coincidieron en la Facultad de Bellas Artes en Cuenca. Un d¨ªa, terminada la universidad, otro compa?ero, Santiago de Lucas, habl¨® en Paramount Comedy del talento del tr¨ªo, y los llamaron. Ernesto pas¨® a ser guionista de la casa y, unos cuantos mon¨®logos despu¨¦s, ech¨® a andar La hora chanante, un programa que protagoniz¨® una verdadera revoluci¨®n en Internet el a?o pasado. Hoy, Ra¨²l, Joaqu¨ªn y Ernesto siguen siendo ¨ªntimos y preparan el asalto chanante a La 2, la cadena que pretende expandir el culto a las audiencias de las cadenas generalistas.
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