La v¨ªctima tambi¨¦n era culpable
El FBI acusa de complicidad a un repartidor de pizzas muerto en un atraco
Una calurosa ma?ana de agosto, hace ya cuatro a?os, Brian D. Wells se dispon¨ªa a entregar dos suculentas pizzas de salchicha y chorizo en un edificio de apartamentos en Erie (Pensilvania, Estados Unidos) cuando fue secuestrado a punta de pistola por un grupo de individuos que le ataron una bomba al cuello y le obligaron a atracar un banco.
Wells asegur¨® antes de morir que los ladrones le hab¨ªan atado una bomba al cuello para obligarle a colaborar
Wells consigui¨® 8.702 d¨®lares (hoy ser¨ªan unos 6.300 euros), pero no vivi¨® para contarlo. Fue arrestado por la polic¨ªa al salir del PNC Bank de Summit Township, un pueblo cercano a Erie, y media hora despu¨¦s, mientras esperaba la llegada de los expertos del escuadr¨®n antiexplosivos, Wells, de 46 a?os, estallaba y mor¨ªa en directo frente a las c¨¢maras de televisi¨®n.
Su caso alcanz¨® gran notoriedad, puesto que la versi¨®n de los hechos que Wells proporcion¨® a la polic¨ªa antes de volar por los aires le convert¨ªa en la v¨ªctima inocente de un grupo de criminales an¨®nimos, los cuales, por otra parte, nunca llegaron a ser detenidos.
Pero el pasado mi¨¦rcoles, en un giro rocambolesco, el FBI anunci¨® oficialmente los nombres de los supuestos implicados en el atraco, y entre ellos, para sorpresa de bloggers y adictos a las historias delictivas, por no hablar de la propia familia del fallecido, tambi¨¦n estaba el del repartidor de pizzas, a quien ahora se incluye en la acusaci¨®n de conspiraci¨®n para delinquir. "La intenci¨®n de los acusados era fingir que la persona que llevaba el explosivo al cuello era un reh¨¦n, pero la realidad es que Brian Wells particip¨® en el plan del atraco. Desgraciadamente, las intenciones de los otros individuos eran siniestras, mucho m¨¢s siniestras", afirm¨® la fiscal Mary Beth Buchanan en la rueda de prensa. "?Mentira!", exclam¨® la hermana de Wells. "?Qu¨¦ har¨ªas t¨² si te colgaran una bomba del cuello, Mary Beth?". Toda la familia de Wells, quien trabaj¨® durante 10 a?os repartiendo pizzas en Erie y, seg¨²n su jefe, "era una persona inofensiva", salt¨® col¨¦rica despu¨¦s de que la fiscal hiciera p¨²blicas las acusaciones.
Lo que se descubri¨® el mi¨¦rcoles es que el cerebro del atraco fue Marjorie Diehl-Armstrong, una mujer "de hielo", seg¨²n la definici¨®n de la fiscal. Diehl-Armstrong, actualmente est¨¢ en prisi¨®n por haber asesinado a su novio. ?ste, en un ataque de mala conciencia, quiso denunciarla a la polic¨ªa en relaci¨®n con el robo y la muerte de Wells, pero ella se le adelant¨® y le mat¨®: fue condenada a 20 a?os de c¨¢rcel.
El segundo implicado ser¨ªa su amigo Kenneth E. Barnes, otra joya a quien, como a Diehl-Armstrong, se acusa de conspiraci¨®n, atraco y tenencia de explosivos en relaci¨®n con un crimen violento y que, al igual que la mujer de hielo, est¨¢ entre rejas, aunque en su caso el motivo es el tr¨¢fico de drogas. A ninguno de los dos se les acusa de asesinato, porque la fiscal¨ªa cree que Wells particip¨® en la planificaci¨®n del atraco; pero, de ser declarados culpables, pasar¨ªan el resto de su vida en prisi¨®n. El objetivo ¨²ltimo del asalto al banco habr¨ªa sido conseguir dinero para que Diehl-Armstrong matara a su padre, aunque se desconoce por qu¨¦ planeaba ese asesinato.
Seg¨²n Buchanan, Wells habr¨ªa entrado en contacto con ellos y accedido a participar a cambio de una peque?a suma, aunque Buchanan no explic¨® qu¨¦ pruebas tiene de ello. De ah¨ª que otro de los hermanos de la v¨ªctima las exigiera a gritos tras la rueda de prensa: "?D¨®nde est¨¢ la evidencia? No se puede acusar a alguien si no hay pruebas", espet¨® a la fiscal.
Pero, seg¨²n la reconstrucci¨®n de los hechos, Wells particip¨® en la planificaci¨®n del atraco, lo que inclu¨ªa acceder a llevar una bomba para declararse inocente en caso de ser arrestado. Sin embargo, el d¨ªa del robo, este repartidor de pizzas, considerado por sus conocidos como "un tipo muy normal", habr¨ªa intentado abandonar el proyecto, pero sus c¨®mplices no se lo habr¨ªan permitido. La fiscal¨ªa sospecha que Wells ni siquiera sab¨ªa que la bomba que llevaba pod¨ªa estallar de verdad. En ning¨²n momento se par¨® a pensar que quiz¨¢ sus c¨®mplices prefer¨ªan que no hubiera testigos si el atraco sal¨ªa mal.
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