La gran subasta
Una campa?a electoral siempre tiene algo de mercadillo o tenderete, pero las inminentes elecciones a Cortes Generales est¨¢n batiendo todos los registros. Entre subvenciones por hijo o gratuidad de los dentistas, Zapatero y Rajoy han entrado en una carrera de charlatanes, mercachifles o quincalleros. Eso por no aludir a Izquierda Unida, campe¨®n del asistencialismo y de la multiplicaci¨®n de los derechos y los peces.
La campa?a se ha transformado en un febril reparto de g¨¦neros y especies. Toda clase de cala?as se ofrecen en la feria. Podemos repasar las promesas de los tres grandes partidos, aunque los nacionalistas participan con ¨ªmpetu en el juego. De un sumario an¨¢lisis surge este abanico de promesas. La anotaci¨®n no es exhaustiva, pero est¨¢ documentada. As¨ª, los partidos prometen, al buen tunt¨²n, los chollos subsiguientes: permiso de paternidad, reducci¨®n de jornada, aumento de pensi¨®n m¨ªnima con c¨®nyuge a cargo, aumento de prestaci¨®n m¨ªnima por jubilaci¨®n, creaci¨®n de millones de viviendas protegidas, un mill¨®n doscientos mil puestos de trabajo (s¨®lo para ellas), salud bucodental gratuita, aumento de la ayuda al desarrollo, becas-salario a j¨®venes que estudien bachillerato o FP, cientos de miles de plazas en escuelas infantiles, tratamiento gratuito para fumadores convictos, extensi¨®n de mamograf¨ªas a los 70 a?os, aumento de la pensi¨®n no contributiva, transporte gratuito para j¨®venes, parados, pensionistas y familias monoparentales...
En estas elecciones, la generosidad de los elegibles alcanza l¨ªmites obscenos.
?No es maravilloso? ?Por qu¨¦ no lo dijeron antes? Y a¨²n m¨¢s, ?a qu¨¦ esperan para iniciar tan formidable reparto? Ya puestos, ?qui¨¦n paga todo esto? Como dijo un economista vasco (que los vascos no recuerdan) el Estado es una gran ficci¨®n mediante la que todo el mundo trata de vivir a costa de los dem¨¢s. Pero hay que reconocer que, en estas elecciones, la generosidad de los elegibles alcanza l¨ªmites obscenos.
Mal concepto de la ciudadan¨ªa tienen esos pol¨ªticos que insisten en vaciarnos los bolsillos y luego inventan, como magos de tercera, prestaciones gratuitas. Mal concepto al vernos como pardillos que se suman a la gran subasta de ayudas, favores, subvenciones y transferencias. Nada podemos esperar de nuestro esfuerzo, pero mucho de lloriquear al mandatario que administra la sopa boba. Ning¨²n pol¨ªtico tendr¨¢ el coraje de decir a su votante: "Yo no te ofrezco nada. Te exigir¨¦ dinero para ayudar a los desfavorecidos, a los que de verdad lo necesitan, pero no voy a darte nada. No te voy a dar dinero por tener hijos, o por dedicarte a la agricultura, o por pertenecer a un sindicato. Debes mantenerte con tu trabajo. No te halagar¨¦ por ser joven, ni por ser viejo, ni por ser mujer, ni por ser pescador o funcionario. Te pedir¨¦ que mantengas el patrimonio de todos pero no dejar¨¦ que te aproveches de ¨¦l. Tampoco habr¨¢ dinero p¨²blico para tu equipo de f¨²tbol. Eso s¨ª, respetar¨¦ tu libertad para hacer lo que te venga en gana, siempre que no lastimes a nadie. Tendr¨¢s libertad para vivir y construir tu futuro como quieras. No dejar¨¦ que nadie entorpezca tus empresas personales, y si te esfuerzas tendr¨¢s derecho a lo ganado, si lo has ganado honradamente. Conquista tu vida por ti mismo, porque yo, pol¨ªtico, garantizar¨¦ la igualdad ante la ley, y asegurar¨¦ la paz, y perseguir¨¦ los privilegios de los viejos potentados y los saqueos de los nuevos ventajistas. Pero a cambio de tu voto no tengo que resolverte la vida. Tu vida est¨¢ en tus manos, no en las m¨ªas. El mundo no te debe nada: estaba aqu¨ª mucho antes que t¨²".
?Ser¨¢ tan dura la libertad? Para alguien con vocaci¨®n de esclavo, s¨ª.
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