"El PP crispa para que no voten los centristas"
Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall forma parte de esa vieja guardia socialista a la que los j¨®venes dirigentes del PSOE sacan poco de la hornacina. Lejos de quejarse, el reciente Premio Nacional de Sociolog¨ªa y ex ministro de Felipe Gonz¨¢lez no oculta ciertas diferencias con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, pero le ve como "el garante de la tolerancia en Espa?a", un valor que ¨¦l considera "central". Desde su solvencia intelectual -director del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales (Instituto March), catedr¨¢tico de la Complutense, escritor de ensayos pol¨ªticos, miembro del St. Antony's College (Oxford) y de la Academia Brit¨¢nica- Maravall efect¨²a una cala en la situaci¨®n preelectoral y concluye: lo que hace el PP es "muy racional" porque, seguro de la movilizaci¨®n de su electorado, busca la abstenci¨®n de personas de centro izquierda -"urbanas, cultas, profesionales"- a las que la crispaci¨®n promovida por la derecha hace dudar de la pol¨ªtica.
"La estrategia del PP para llegar al poder es racional. Pretende que parte del centrismo rechace la pol¨ªtica"
"No adelantar las elecciones es peligroso. S¨®lo dos primeros ministros brit¨¢nicos no lo hicieron y perdieron"
Pregunta. Muchas de las personas que han vivido en otras democracias se asombran ante la virulencia de la pol¨ªtica en Espa?a. ?Esto es algo que debemos considerar simplemente como parte de la herencia y de las tradiciones hisp¨¢nicas? ?O estamos ante una democracia vivida de manera epid¨¦rmica que alg¨²n d¨ªa puede darnos un disgusto?
Respuesta. Yo no siento tanta alarma como para pensar que se est¨¦ poniendo en cuesti¨®n el r¨¦gimen pol¨ªtico. Pero s¨ª se conjugan dos razones para vivir esta atm¨®sfera tan polucionada. Por una parte, una derecha pol¨ªtica y social muy ultramontana, muy reaccionaria, y eso s¨ª tiene una larga tradici¨®n en Espa?a; pero, tambi¨¦n, un aprendizaje muy racional y reflexionado de qu¨¦ les puede conducir al poder, no moder¨¢ndose, sino crispando el ambiente de tal manera que muchos votantes que pudieran inclinarse al partido socialista se dirijan hacia la abstenci¨®n.
P. ?Crispar es una estrategia electoral?
R. Puesto que en Espa?a hay una mayor¨ªa muy clara desde el centro hasta la izquierda, la estrategia del PP tiende a lograr que una parte del electorado de centro decida quedarse en casa los d¨ªas de votaci¨®n, aburrido de tanta tensi¨®n. La derecha espa?ola se moviliza mucho para apoyar a sus representantes pol¨ªticos; un 85% de sus electores potenciales les han votado a lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os. En cambio, el respaldo de los electores del centro-izquierda es mucho m¨¢s vulnerable, dubitativo. El gran bloque de los que dicen: "No s¨¦ si ir¨¦ a votar", "tal vez me abstenga", "voy a votar en blanco", representa un 40% del electorado. Les preguntas por su ideolog¨ªa y se posicionan en el centro-izquierda. A todo ese bloque apunta el PP, con la pretensi¨®n de incrementar el rechazo de esas personas a la pol¨ªtica. Es una estrategia muy racional, muy parecida a la que practican los republicanos en Estados Unidos.
P. ?Se refiere a George Bush y los llamados neocons?
R. Los republicanos llevan haci¨¦ndolo mucho tiempo. Desde Franklin Roosevelt ha habido casi siempre una mayor¨ªa de simpatizantes del Partido Dem¨®crata en Estados Unidos. He consultado 110 encuestas realizadas desde mitad de los a?os cincuenta hasta hoy y s¨®lo en dos de ellas aparece un predominio republicano. Pero a lo largo de todo ese periodo, los dem¨®cratas han gobernado un tercio del tiempo, y los republicanos, dos tercios. Los republicanos practican una estrategia muy parecida a la que emplea aqu¨ª el PP, lo hicieron masivamente contra Bill Clinton y despu¨¦s contra Al Gore en la campa?a que le enfrent¨® a Bush, y en la de ¨¦ste contra John Kerry. En 1993, cuando el PP espa?ol sufri¨® una derrota para ellos inesperada, sus estrategas pensaron: tal como es la poblaci¨®n espa?ola, si votan todos, estamos perdidos; y si votan muchos, probablemente tambi¨¦n. Por eso intentan que vayan a votar los menos posibles.
P. ?Y no ser¨¢ que hay mucho voto oculto y no existen tantas personas de centro-izquierda? Adem¨¢s, si la derecha est¨¢ tan movilizada, ?qu¨¦ le pasa a la izquierda? ?No ser¨¢ que tiene poco que ofrecer?
R. Generalmente, la izquierda vota menos que la derecha. A menor renta, menos propensi¨®n a ir a votar, eso en el mundo mundial. Hay una abstenci¨®n derivada de razones estructurales, de renta y de informaci¨®n. Podr¨ªa ser voto oculto, s¨ª, pero ?por qu¨¦ se sit¨²an ideol¨®gicamente en el centro-izquierda? He visto todas las encuestas imaginables en un trabajo que acabo de terminar, tanto las de CBS, The Washington Post y The New York Times, en Estados Unidos, como las del CIS en Espa?a. Y la conclusi¨®n es consistente: hay un electorado de centro-izquierda al que las situaciones muy polucionadas le producen un gran desagrado y se queda en casa. La izquierda no se abstiene, vota masivamente; los que se abstienen son personas que se consideran de centro-izquierda, urbanas, cultas, profesionales. A ellos se dirige la pol¨ªtica del PP.
P. Pero el Partido Popular se ha presentado en esta campa?a con aires moderados.
R. Despu¨¦s de cuatro a?os de oposici¨®n apocal¨ªptica, se han puesto ahora la piel de cordero para tranquilizar al electorado moderado. Y presentan al Gobierno, que ha sido muy conciliador y civilizado, como extremista. El agresor se presenta como agredido. Sin embargo, s¨®lo existe crispaci¨®n cuando el PP pierde el poder. Por eso resulta inveros¨ªmil esta campa?a del PP. Son los que son.
P. De modo que el resultado del 9 de marzo va a depender de la movilizaci¨®n de la ¨²ltima hora.
R. Por eso es tan peligroso no adelantar las elecciones.
P. ?A Zapatero le habr¨ªa venido mejor anticiparlas?
R. M¨¢s bien. En Reino Unido solamente ha habido dos primeros ministros que no hayan adelantado las elecciones. Alec Douglas-Home contra Harold Wilson en 1964, y perdi¨®; y John Major contra Tony Blair en 1997, y tambi¨¦n perdi¨®.
P. Por tanto...
R. Por tanto, m¨¢s vale convocar cuando el momento es favorable, porque puede suceder cualquier imprevisto que te haga pasar por un bache, sin tiempo para recuperarte.
P. Se le ha considerado a usted el ide¨®logo del socialismo...
R. Eso suena fatal. Suena a Suslov [ide¨®logo del comunismo sovi¨¦tico, desde Stalin hasta Jruschov y Breznev].
P. ... Del socialismo entendido como "reformismo radical".
R. ?Eso suena muy a Zapatero!
P. Pues se dijo de usted, hace m¨¢s de veinticinco a?os. ?Zapatero le sigue? ?Le llama, le consulta?
R. Sobre todo en el pasado. Tengo muy buena relaci¨®n con ¨¦l. El pasado tiene un peso muy grande en el Gobierno de Zapatero, ah¨ª est¨¢n Pedro Solbes, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, Cristina Narbona, Elena Salgado... muchas personas que son amigos m¨ªos, pero con los j¨®venes tambi¨¦n tengo buena relaci¨®n. Ahora, ?me consultan tanto como yo quisiera? Muchos de mi generaci¨®n dir¨ªan: no, no, deber¨ªan de consultar mucho m¨¢s. Si he de ser sincero, pienso que har¨ªan mal si me consultaran m¨¢s.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque las experiencias pasadas sesgan bastante las opiniones que se puedan tener sobre el presente. Mirando atr¨¢s, a lo que eran mis opiniones y puntos de vista, muy contradictorios respecto a los que tienen las gentes del "nuevo testamento", pienso que yo estaba equivocado.
P. ?Por ejemplo?
R. Sobre la posguerra en Irak, las consecuencias de la pol¨ªtica socialista en Catalu?a... No es que ellos hayan acertado plenamente, pero tampoco mi opini¨®n era la m¨¢s acertada.
P. ?No cree que la pol¨ªtica seguida en Catalu?a ha sido un barullo? ?Que ni siquiera ha sido comprendida por buena parte de los simpatizantes de Zapatero?
R. As¨ª es. Eso responde a un problema muy dif¨ªcil de resolver. En Espa?a, la vieja cuesti¨®n del acomodo de los nacionalismos vasco y catal¨¢n se ha solapado con una pol¨ªtica de descentralizaci¨®n territorial. El hecho de que las competencias de Catalu?a no sean muy distintas a las de comunidades que nunca tuvieron estatutos antes de 1978, ni reivindicaciones nacionalistas, ha generado una espiral de reivindicaciones. Ahora hay mucha gente en Espa?a que da vueltas a modificaciones de la ley electoral para que no sea necesario depender de los nacionalismos, pero eso me parece un dislate. M¨¢s vale que las reivindicaciones nacionalistas tengan voz en el Parlamento.
P. El actual Congreso no agota el m¨¢ximo de esca?os permitido por la Constituci¨®n; se le podr¨ªan a?adir 50 sin tocarla.
R. Cierto. Pero incluso si se agotara ese m¨¢ximo de esca?os, la representaci¨®n ser¨ªa pr¨¢cticamente igual que la actual. Reducir el peso de los nacionalismos con una operaci¨®n de ingenier¨ªa electoral ser¨ªa pol¨ªticamente muy malo. De la misma forma que hubiera sido fatal la propuesta inicial de Manuel Fraga para establecer un sistema mayoritario, que habr¨ªa dado a los nacionalismos casi el monopolio de la expresi¨®n pol¨ªtica en muchos territorios.
P. ?Qu¨¦ le parece que la c¨²pula de la Iglesia cat¨®lica haya pedido el voto contra las opciones que han negociado con ETA?
R. Eso excluir¨ªa tanto al PP como al PSOE, ?no? Porque el PP negoci¨® con ETA de forma exhaustiva cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar reconoc¨ªa a los terroristas como "el Movimiento Nacional de Liberaci¨®n Vasco". Nadie m¨¢s ha osado llamarles as¨ª. Y Aznar y Rajoy negociaron acompa?ados por obispos. Lo que pasa es que la Iglesia cat¨®lica est¨¢ metida en una cruzada. Pero si uno observa la respuesta de los ciudadanos, tambi¨¦n de los cat¨®licos, su disposici¨®n a dejarse guiar por una Iglesia que ha vuelto al nacionalcatolicismo es muy escasa. Si la Iglesia considera pertinente emprender una cruzada de salvaci¨®n de Espa?a, creo que le van a seguir muy pocos.
P. Y entonces, ?para qu¨¦ lo hacen?
R. No estoy seguro de que tengan una bola de cristal que les permita llegar lejos con sus interpretaciones. Por ejemplo, ellos estimaban que el 90% de los contribuyentes iban a marcar la casilla para destinar a la Iglesia un porcentaje de las declaraciones de la renta, y ya ve: s¨®lo el 31% marca la casilla de la Iglesia en la declaraci¨®n del IRPF. Si alguien comete un error de esa cuant¨ªa, puede cometer tambi¨¦n otros errores muy graves.
P. Zapatero ha apoyado muchos criterios pol¨ªticos posmaterialistas que no tienen que ver con las reivindicaciones cl¨¢sicas de distribuci¨®n de la riqueza. Por ejemplo, la igualdad hombre-mujer, los matrimonios entre personas homosexuales, el reconocimiento de que tambi¨¦n hay un derecho a la memoria de las v¨ªctimas republicanas de la guerra civil... ?Hasta qu¨¦ punto es interesante el coste-beneficio de ese tipo de pol¨ªticas?
R. Cuando Felipe Gonz¨¢lez lleg¨® al poder se aplic¨® un modelo socialdem¨®crata m¨¢s o menos modernizado. Y con algunos rasgos singulares espa?oles, como la necesidad de evitar las amenazas internas a la democracia. Ahora, la derecha est¨¢ en contra no ya de principios socialdem¨®cratas redistributivos, sino de la tolerancia, del respeto, de importantes derechos: el de las mujeres a ser respetadas en su vida privada y en su trabajo, el de los homosexuales a la igualdad de trato, el de los hijos y nietos de v¨ªctimas de la Guerra Civil a saber d¨®nde est¨¢n los restos de sus familiares. ?Esto es extremismo? No, es extender derechos sin da?ar a nadie. Pero todo eso provoca una reacci¨®n fulminante de la derecha. Porque la redistribuci¨®n les toca el bolsillo, pero estos principios afectan a la reorientaci¨®n pol¨ªtica de la derecha. Zapatero ha tenido mucho coraje a la hora de abordarlos. ?Eso es coherente con la socialdemocracia? S¨ª. Porque la socialdemocracia consiste en tomarse en serio los valores del liberalismo.
P. Usted fue ministro de Felipe Gonz¨¢lez y confiesa mantener una buena relaci¨®n con Zapatero. Pero habr¨¢ pol¨ªticas socialistas que no le hayan gustado.
R. Se ha hablado de un problema de comunicaci¨®n del PSOE, pero no es s¨®lo del Gobierno, sino de la influencia de centros que existen en la sociedad, no directamente pol¨ªticos, que generan un enorme impacto en la opini¨®n. Tambi¨¦n, algunas pol¨ªticas confusas: la del Estatuto de Catalu?a; en general, la pol¨ªtica exterior no ha estado muy clara, Zapatero se ha ocupado m¨¢s de los problemas dom¨¦sticos que de los exteriores, a pesar de que est¨¢n imbricados; la cooperaci¨®n internacional se ha multiplicado y, sin embargo, la sensaci¨®n es de una menor presencia pol¨ªtica en Am¨¦rica Latina. Hemos roto la dependencia lacayuna de Estados Unidos, pero me gustar¨ªa que se viera reforzado el peso de Espa?a en Europa. Y que se insistiera m¨¢s en la redistribuci¨®n de la riqueza, porque ¨¦sa es la socialdemocracia que yo he mamado. Por lo dem¨¢s, el balance de Zapatero es extremadamente positivo. Lo que me gusta de ¨¦l es que, en estos momentos, Zapatero es quien garantiza la tolerancia en Espa?a. Y para m¨ª, la tolerancia es un valor central. -
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