M¨¢s lejos, m¨¢s hondo, m¨¢s caro
La tecnolog¨ªa impulsa la carrera para hallar un petr¨®leo cada vez m¨¢s escaso a kil¨®metros de profundidad en los mares
Hasta el lunes 14 de abril, Haroldo Lima era poco conocido fuera de su pa¨ªs, Brasil, y de su funci¨®n: director general de la Agencia Nacional de Petr¨®leo de Brasil. Pero ese d¨ªa, Haroldo Lima se dio a conocer a lo grande. De una forma que hubiera dejado boquiabierto al rey del pop art, Andy Warhol, el mismo que pronostic¨® un futuro en el que todo el mundo tendr¨ªa 15 minutos de fama en su vida. El funcionario brasile?o anunci¨® en una reuni¨®n de especialistas el mayor descubrimiento petrolero de los ¨²ltimos 30 a?os: un inmenso yacimiento -hasta 33.000 millones de barriles- frente a las costas de R¨ªo de Janeiro y S?o Paulo. A m¨¢s de 100 d¨®lares el barril -159 litros-, el funcionario daba cuenta de un tesoro valorado en m¨¢s de 3,3 billones de d¨®lares. En las Bolsas se bail¨® la samba.
Alquilar un barco de perforaci¨®n cuesta un mill¨®n de d¨®lares al d¨ªa
La inversi¨®n para explorar en aguas profundas se ha duplicado
El anuncio de Lima, matizado cautelosamente por las empresas propietarias del campo -Petrobras (45%), British Gas (30%) y Repsol YPF (25%)- y por el propio Gobierno de Lula da Silva, no extra?¨® a nadie. No lo hizo a pesar de que los proyectos exploratorios se asemejan mucho al juego del rasca y gana. Una probabilidad de ¨¦xito del 25% ya se considera elevada. Y cuando se acierta, extraer el premio (gas o petr¨®leo) puede llevar hasta siete a?os de trabajos preparatorios.
Pero el mundo est¨¢ deseoso de buenas noticias y sediento de petr¨®leo. Y las grandes compa?¨ªas petroleras, estatales y privadas, juegan en una olimpiada en la que el lema tradicional citius, altius, fortius (m¨¢s r¨¢pido, m¨¢s alto, m¨¢s fuerte) se ha cambiado un poco. Las compa?¨ªas buscan petr¨®leo m¨¢s lejos y m¨¢s hondo. Los datos de la Oficina de Informaci¨®n de Energ¨ªa de EE UU apuntan a que en apenas cinco a?os, de 2005 a 2010, el volumen de petr¨®leo extra¨ªdo de aguas profundas se duplicar¨¢, hasta alcanzar unos 11 millones de barriles al d¨ªa.
M¨¢s a¨²n. La consultora Douglas-Westwood calcula que el capital invertido en aguas profundas llegar¨¢ hasta los 25.000 millones de d¨®lares al a?o para 2012, duplic¨¢ndose en una d¨¦cada.
Apoyadas en la tecnolog¨ªa (barcos exploradores capaces de permanecer hasta tres meses fijos sobre un punto en el mar sin anclajes, superordenadores, robots de control remoto y sat¨¦lites de comunicaciones), las grandes compa?¨ªas petroleras se afanan por encontrar nuevas reservas de petr¨®leo. Lo hacen en siete ¨¢reas principales: el golfo de M¨¦xico, Brasil, el golfo de Guinea, el mar del Norte, el Mediterr¨¢neo, el mar de China y Australia. Zonas con riqueza probada. Y exploran en otras de gran potencial como Alaska, las islas Malvinas y Vietnam.
Tan intensa es la actividad que falta personal y faltan plataformas para perforar en el mar. Es una carrera desatada en torno a una idea simple: la era de los yacimientos de hidrocarburos gigantescos, relativamente cerca de la superficie y con crudos de los denominados dulces (con poco azufre), se ha terminado.
Desde las instalaciones de Repsol YPF en Houston, el director de la compa?¨ªa para Am¨¦rica del Norte y Brasil, Ram¨®n Hern¨¢n, puede ver a trav¨¦s de tres gigantescas pantallas lo que sucede en tiempo real en los pozos abiertos en el fondo del mar a m¨¢s de 3.000 metros de profundidad. Hern¨¢n -un especialista que vivi¨® directamente la tragedia del buque Prestige- comparte la idea de que cada cuenca petrolera, y cada tipo de hidrocarburo tiene su pico, un punto a partir del cual la producci¨®n cae vertiginosamente. "La producci¨®n est¨¢ llegando a su pico", cree Hern¨¢n, "pero se compensa con nuevos hidrocarburos". Hallarlos depende, fundamentalmente, de dos cosas: el precio de la materia prima y las regulaciones de los pa¨ªses en los que se encuentran las reservas.
Es una carrera contra el tiempo. Desde hace al menos dos d¨¦cadas los nuevos descubrimientos no cubren el petr¨®leo que se consume (85 millones de barriles al d¨ªa de consumo, frente a unas reservas estimadas de 1,293 billones de barriles). Los cuatro mayores campos petroleros del mundo -Ghawar (Arabia Saud¨ª), Cantarell (M¨¦xico), Burgan (Kuwait) y Daquing (China)- representan m¨¢s del 50% de la producci¨®n de sus respectivos pa¨ªses y el 14% de la producci¨®n mundial. El problema es que Cantarell (descubierto en 1971 por un pescador al que debe el nombre, Rudesindo Cantarell), Burgan y Daquing no producen lo que produc¨ªan y en Ghawar se hacen milagros (en forma de inyecciones de agua salada) para mantener la producci¨®n.
De momento, el precio de la materia prima anima la b¨²squeda. Una tarea muy cara. El buque perforador contratado por Repsol YPF a la compa?¨ªa StenaDrill por cuatro a?os ampliables a cinco le cuesta a la compa?¨ªa un mill¨®n de d¨®lares al d¨ªa, incluido el mantenimiento. El buque, una maravilla tecnol¨®gica capaz de perforar a profundidades de 10 kil¨®metros, es una prueba de hasta d¨®nde est¨¢n dispuestas a llegar las empresas para descubrir el oro negro.
La carrera por perforar m¨¢s lejos y m¨¢s hondo ha convertido a las empresas prestadoras de servicios a las petroleras en piezas clave del proceso. Las plataformas capaces de perforar en aguas ultraprofundas no son muchas: un pu?ado de decenas repartidas por todo el mundo. As¨ª que sus propietarios se est¨¢n haciendo millonarios. Es el caso, por ejemplo, del noruego John Fredriksen (compa?¨ªa Sea Drill), una de las primeras fortunas de su pa¨ªs, o del hombre m¨¢s rico de Am¨¦rica Latina, Carlos Slim, que tambi¨¦n construye plataformas petroleras. -
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