?Es Telma Ortiz de inter¨¦s p¨²blico?
La hermana de la princesa Letizia y su pareja se sienten acosados por los medios y llevan a 50 de ellos a los tribunales para preservar su intimidad
?Tienen los famosos derecho a la vida privada, sobre todo cuando su fama les llega de forma tan indirecta como ser pariente de un personaje de relevancia p¨²blica? El debate, que viene de antiguo, tiene ma?ana en Toledo una cita clave. Medio centenar de medios de comunicaci¨®n est¨¢n citados en el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 3 de Toledo por la demanda que han interpuesto Telma Ortiz, hermana de la princesa de Asturias, y su pareja, Enrique L¨®pez. En ella solicitan que no se difundan im¨¢genes suyas. Se amparan en el art¨ªculo 9 de la Ley de 5 de mayo de 1982 que desarrolla el derecho fundamental establecido en el art¨ªculo 18 de la Constituci¨®n sobre la protecci¨®n al honor, la intimidad personal y familiar y la propia imagen.
"Telma est¨¢ en su derecho de pedir protecci¨®n", seg¨²n la Asociaci¨®n de la Prensa
Gonzalo Mir¨® llev¨® a los tribunales a quienes desvelaron el nombre de su padre
Carolina de M¨®naco gan¨® en Estrasburgo una demanda contra 4 medios germanos
Los expertos creen que hay marco jur¨ªdico para defender la intimidad
"Con un m¨®vil cualquiera es un paparazzi", dice el director de una revista
El acoso no es punible penalmente. S¨®lo se puedeactuar civilmente
La juez Mar¨ªa Lourdes P¨¦rez Padilla ha admitido a tr¨¢mite la petici¨®n, pero antes de pronunciarse quiere escuchar a los representantes de los medios de comunicaci¨®n contra los que Telma Ortiz y Enrique L¨®pez piden protecci¨®n. Se trata de revistas, p¨¢ginas web, productoras y cadenas de televisi¨®n. En la demanda no se habla de la hija de la pareja, nacida el 28 de marzo en Madrid, ya que la peque?a est¨¢ protegida directamente por la Ley del Menor.
Telma, que trabaja para la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional en Filipinas, aunque ahora est¨¢ de baja por maternidad, s¨®lo acepta que se capten im¨¢genes de ella y de su familia cuando participen en actos oficiales como hermana de la princesa de Asturias. Es decir, quiere delimitar su vida privada de la p¨²blica. Y aqu¨ª se abre el debate. ?Es posible separar ambas facetas?
"Los ciudadanos est¨¢n en su derecho de reclamar tutela judicial en defensa de su vida privada y, en especial, de la intimidad de los menores", ha dicho en una nota la junta directiva de la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid (APM). "Lamentamos y condenamos los casos de acoso y de intromisi¨®n abusiva en la privacidad, ante los cuales conf¨ªamos en los jueces".
Fernando Gonz¨¢lez Urbaneja, presidente de la APM, explica que ni Telma Ortiz ni ning¨²n representante de la Casa del Rey han consultado a la asociaci¨®n sobre la demanda. "Ella est¨¢ en su derecho de presentar esta petici¨®n ante el juez", explica. "La libertad de expresi¨®n es un derecho que no se puede limitar. Lo que hay que tener en cuenta es, si cuando se informa sobre un personaje p¨²blico, el contenido es de inter¨¦s general". Y a?ade: "Deben ser los jueces quienes apliquen de forma estricta la legislaci¨®n vigente, e impongan sanciones econ¨®micas efectivas, que sean desalentadoras, de tal manera que los medios de comunicaci¨®n se lo piensen antes de emitir algunas informaciones".
Para Mercedes Mu?oz, profesora de Derecho de la Informaci¨®n de la Universidad de Navarra, la confrontaci¨®n entre el derecho a la intimidad y a la informaci¨®n "tiene una l¨ªnea muy dif¨ªcil de establecer". En su opin¨®n, la soluci¨®n no est¨¢ en el derecho. En el caso de Ortiz considera que "solicitar estar al margen del debate p¨²blico es una aspiraci¨®n muy leg¨ªtima pero muy dif¨ªcil de cumplir", porque la hermana de la princesa "est¨¢ vinculada a una instituci¨®n p¨²blica".
En otra dimensi¨®n, el presidente de la Asociaci¨®n de Usuarios de la Comunicaci¨®n, Alejandro Perales, sostiene que "los pol¨ªticos tienen un campo de privacidad menor que los famosos".
La llegada de los programas de informaci¨®n rosa a la televisi¨®n ha cambiado radicalmente el panorama informativo. El director de una de las revistas de m¨¢s venta en Espa?a, que prefiere guardar el anonimato, considera que hay un antes y un despu¨¦s: "Ahora es noticia que un famoso corra por un aeropuerto y se niegue a hablar ante un micr¨®fono. El mercado ha cambiado tambi¨¦n porque cualquiera es ahora un paparazzo en potencia. Con un tel¨¦fono m¨®vil se puede hacer una foto e inmediatamente esa imagen est¨¢ circulando por ah¨ª".
El v¨ªdeo de la presentadora Terelu Campos bailando en una discoteca con su entonces novio Pipi Estrada de manera muy insinuante es un fiel ejemplo de que la vida de cualquier famoso est¨¢ siempre en el punto de mira de objetivos profesionales o aficionados. Fueron im¨¢genes de escasa calidad obtenidas en una discoteca por alguien camuflado, pero registraron una elevada audiencia.
"Recuerdo", explica Alfredo Garofano, redactor jefe de fotograf¨ªa de la revista Lecturas, "como Juli¨¢n Lago, hace m¨¢s de 10 a?os, fue uno de los primeros en ofrecer dinero a cambio de que los lectores suministraran informaci¨®n de personajes famosos. Ahora esta pr¨¢ctica se ha extendido. La llegada de la televisi¨®n ha cambiado el mundo de la prensa de sociedad. Hay muchos programas que viven de este tipo de reportajes".
El nuevo panorama ha forzado a las revistas de toda la vida como ?Hola! a cambiar su pol¨ªtica informativa. Ahora m¨¢s que nunca apuestan por presentar cada semana a sus lectores una exclusiva. Las ¨²ltimas: las declaraciones de Isabel Pantoja tras su encuentro con Juli¨¢n Mu?oz en su primer permiso carcelario; las fotos de las hijas de Carmen Cervera y las vacaciones de Javier Bardem y Pen¨¦lope Cruz que confirmaban su relaci¨®n.
?Hola! tiene claro que hay una informaci¨®n de calidad dentro del mundo rosa y es por la que ellos apuestan, aunque sea pagando por las exclusivas a veces cantidades desorbitadas. En la revista, la mayor¨ªa de los reportajes cuenta con el consentimiento y la complicidad de sus protagonistas.
Carolina Pina, abogada y socia del despacho de Garrigues, es toda una experta en ganar juicios a las televisiones y revistas rosas. Muchos son los famosos que la buscan para defender su derecho a la intimidad. "La libertad de prensa y el derecho de informaci¨®n son indiscutibles y est¨¢n recogidos en los textos constitucionales. Lo que estos derechos protegen es la informaci¨®n de inter¨¦s general, pero no otras modalidades de comunicaci¨®n que vulneran la intimidad de las personas", dice la abogada.
La tenacidad de algunos informadores del coraz¨®n para lograr noticias da lugar, en ocasiones, al acoso de personas que por su posici¨®n social o profesi¨®n tienen relevancia p¨²blica, pero que no desean perder su intimidad ni ver su imagen en programas de televisi¨®n o portadas y reportajes fotogr¨¢ficos del coraz¨®n.
Gonzalo Mir¨® es uno de los famosos que ha acudido a los tribunales para defender su intimidad. Present¨® una demanda en la que reclamaba su derecho a la intimidad personal y familiar.
En el desaparecido programa Aqu¨ª hay tomate de Tele 5 emitido el 16 de agosto de 2005, una voz en off dec¨ªa: "Gonzalo Mir¨® esconde un gran secreto. Nunca se ha sabido la identidad de su padre. Pilar Mir¨® se llev¨® el secreto a la tumba. Sin embargo, ¨¦l siempre ha sabido qui¨¦n es. S¨®lo una pipa le falta para ser su vivo retrato". Y entonces, la periodista Pilar Eyre asegur¨®: "Yo creo que el padre de Gonzalo Mir¨®, eh... sus iniciales son...". Y dio tres. Al d¨ªa siguiente, el programa repiti¨® las iniciales y comenzaron una serie de espacios en los que se hablaba del asunto. Dos a?os despu¨¦s, en el verano de 2007, Gonzalo Mir¨® logr¨® una sentencia a su favor y una indemnizaci¨®n de 300.000 euros.
El acoso medi¨¢tico no es punible penalmente. Las ¨²nicas medidas legales que pueden adoptarse para hacer frente a la persecuci¨®n period¨ªstica son las acciones previstas en la legislaci¨®n civil que desarrolla los derechos constitucionales al honor, la intimidad y la propia imagen.
Son muchos los tribunales que han estimado que la prensa rosa y los programas del coraz¨®n no revisten inter¨¦s general y, por tanto, carecen de esa protecci¨®n cualificada que la Constituci¨®n confiere al derecho de informaci¨®n. "Ello significa que todas aquellas noticias o reportajes que incidan en la privacidad de las personas deber¨¢n contar con el consentimiento de los afectados", insiste Carolina Pina.
Sin embargo, hay casos, dicen los juristas, que ofrecen zonas grises. Ah¨ª est¨¢ la relaci¨®n de Nicolas Sarkozy y Carla Bruni. Se trata de personas que desempe?an cargos oficiales, con un grado de responsabilidad hacia la opini¨®n p¨²blica muy acusado, y cuya esfera de intimidad se encuentra reducida. "Los ciudadanos tienen derecho a conocer el destino que se da a los fondos provenientes del erario p¨²blico. Pueden tener derecho a estar informados sobre qui¨¦n es la pareja del presidente o, incluso, sobre sus devaneos amorosos si ello pudiera contribuir a incrementar el debate p¨²blico en una sociedad democr¨¢tica. Eso s¨ª, distinguiendo entre la informaci¨®n y la mera curiosidad morbosa", a?ade. "Pero lo que parece evidente es que los devaneos sexuales de deportistas y artistas, que tanto alimentan a la prensa del coraz¨®n, no tienen inter¨¦s general y, en consecuencia, no est¨¢n amparados por el derecho de informaci¨®n".
Los expertos consultados sostienen que en Espa?a existe un marco jur¨ªdico suficiente para entablar acciones en defensa de la intimidad y la propia imagen. La Ley de Enjuiciamiento Civil, que fue aprobada en el a?o 2000, preve¨ªa de forma gen¨¦rica la posibilidad de ejecutar provisionalmente todas aquellas sentencias que declarasen la vulneraci¨®n de derechos fundamentales. En 2003, esta ley sufri¨® una modificaci¨®n que ha provocado que quienes acuden a los tribunales para denunciar una intromisi¨®n en sus derechos constitucionales al honor, la intimidad o la propia imagen hayan de esperar una media de m¨¢s de nueve a?os para ver satisfechas sus pretensiones. Uno de los casos resueltos se vio en los tribunales de Barcelona. Cinco jugadores del Bar?a demandaron a Telemadrid, Micanoa.com y al periodista Fernando J¨¢uregui.
El titular del Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 43 de Barcelona, Juan Francisco Garnica, les conden¨® a indemnizar con 600.000 euros a cinco jugadores del Barcelona por difundir la noticia de que participaron en una "org¨ªa sexual" en un hotel de Madrid la noche del 19 de enero de 2002, v¨ªspera de un partido de Liga contra el Rayo Vallecano. La sentencia considera que la difusi¨®n de la noticia constituye una intromisi¨®n ileg¨ªtima en los derechos al honor y la intimidad de los jugadores Patrick Kluivert, Phillip Cocu, Gabri Garc¨ªa, Gerard L¨®pez y Dani Garc¨ªa. El juez sostuvo que tambi¨¦n qued¨® afectado el prestigio profesional de los jugadores, porque se hac¨ªa hincapi¨¦ en que el incidente hab¨ªa ocurrido la noche anterior a un partido oficial.
La sentencia que ha marcado jurisprudencia y m¨¢s ha delimitado la vida privada de la p¨²blica la obtuvo Carolina de M¨®naco. El Estado alem¨¢n tuvo que indemnizar a la princesa por el perjuicio moral sufrido a causa de la publicaci¨®n de fotograf¨ªas en la prensa germana en los a?os noventa. Los jueces del Tribunal de Estrasburgo dictaminaron, por unanimidad, que la publicaci¨®n de fotograf¨ªas de Carolina de M¨®naco viol¨® el art¨ªculo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que garantiza el derecho a la vida privada y familiar.
En las im¨¢genes publicadas por la revista Bunte, Freizeit y Neue Post, Carolina aparece montando a caballo, jugando al tenis y durante unas vacaciones en una estaci¨®n de esqu¨ª. Las fotos fueron tomadas en Suiza, Francia y M¨®naco. El Tribunal indic¨® que la publicaci¨®n de las fotograf¨ªas "no contribuye a un debate de inter¨¦s general" y que tampoco es del inter¨¦s del p¨²blico saber d¨®nde se encuentra la princesa o c¨®mo se comporta. La princesa demand¨® a Alemania ante la Corte de Estrasburgo despu¨¦s de que el Tribunal Constitucional alem¨¢n considerara que, en tanto que "figura p¨²blica contempor¨¢nea", ella deb¨ªa tolerar la publicaci¨®n de im¨¢genes suyas, incluso cuando realizara actividades privadas. Estrasburgo dio la raz¨®n a Carolina y abri¨® la puerta a otros famosos.
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