Sexo en la ESO
Los institutos espa?oles est¨¢n al rojo. Los adolescentes practican sexo cada vez antes, m¨¢s veces, con m¨¢s gente. Se ha convertido en parte de su ocio. Creen que lo saben todo. No es as¨ª
"S¨ª, el porno sirve para casc¨¢rtela y aprender, pero exagera que te cagas. En la realidad te corres r¨¢pido, las pibas no tienen esas tetas, y nunca te vas los dos a la vez".
No estamos en una despedida de soltero sino en un instituto de un barrio trabajador del sur de Madrid. Una docena de varones de tercero y cuarto de Educaci¨®n Secundaria Obligatoria hablan sobre sus inicios sexuales. Tienen entre 14 y 16 a?os. Pablo, el pico de oro, cumpli¨® 15 en Navidad. Es uno de los cuatro que levantan la mano cuando se les pregunta qui¨¦nes han mantenido relaciones sexuales con penetraci¨®n. Los iniciados gozan del respeto de sus pares. S¨®lo ellos logran aplacar el guirigay de exabruptos, obscenidades y machadas de gallito en celo con que se recibe cada palabra de la reportera.
-?D¨®nde y c¨®mo veis el porno? ?No os controlan vuestros padres?
-?Y qu¨¦? En Internet, el m¨®vil, la tele, en el MP4. Las guarradas rulan por todas partes.
"Oiga, ?y no nos pregunta cu¨¢ntas pajas nos hacemos al d¨ªa?", se impacienta un cr¨ªo con voz de pito y cara cuajada de espinillas.
- Ya que lo dices, contesta t¨² mismo.
- Una es lo m¨ªnimo, pero mejor tres, como cepillarte los dientes.
Y se parten de risa. As¨ª hasta que uno se disculpa por ¨¦l y por todos sus compa?eros: "Es que venimos calentando desde primaria y tenemos las pelotas a punto de reventar".
La Encuesta de H¨¢bitos Sexuales del Ministerio de Sanidad de 2003, la ¨²ltima a escala nacional, daba pistas sobre ese calentamiento global en los institutos. Si se preguntaba a los espa?oles de menos de 30 a?os sobre la edad de su primer coito, se obten¨ªa una previsible media de 17,5 a?os en los varones y de 18,2 en las mujeres. Pero los menores de 19 confesaban costumbres m¨¢s precoces e igualitarias. Ellos se estrenaban a los 16,4, y ellas, a los 16,6. Con un pie en secundaria y otro en bachillerato o el mercado laboral.
Desde 2003 ha pasado un lustro. Cinco a?os es una eternidad y m¨¢s en la edad del pavo. Parece que la contabilidad oficial se ha quedado vieja. Un estudio realizado por el Centro Madrid Salud Joven y la Universidad de Granada presentado el pasado abril bajaba a¨²n m¨¢s el list¨®n. Seiscientos alumnos de institutos de Madrid confesaron en un cuestionario confidencial. Las chicas, hoy, se inician por t¨¦rmino medio a los 16,3. Los chicos, a los 15,8. Pablo es un hombre de su tiempo. Las medias son falaces por definici¨®n pero sirven para acotar el territorio. Para saber de qui¨¦n estamos hablando. Un promedio de 16 a?os raspados no quiere decir que todos tengan su primer coito a esa edad. Significa nada m¨¢s, o nada menos, que hay tantos que lo tienen a los 18 como a los 14.
El ojo cl¨ªnico de quienes ven el panorama confirma los resultados del estudio madrile?o. Pediatras, profesores, psic¨®logos y sex¨®logos especializados en proporcionar informaci¨®n sexual y afectiva a los adolescentes avalan una percepci¨®n generalizada entre los profesionales que tratan con menores. Los padres pueden ignorarlo. Negarlo. No querer enterarse. Pensar que sus hijos no son de ¨¦sos. Pero sus ni?os (y ni?as) lo hacen. Cada vez m¨¢s. Cada vez antes. Cada vez con m¨¢s gente. Hay mucho sexo en la ESO.
"Llegan del cole con 12 y 13 a?os a un instituto con alumnos de hasta 18. Las chicas est¨¢n m¨¢s desarrolladas y espabiladas, ellos a¨²n le dan al bal¨®n, pero son como lagartijas: se mueven mucho y no muerden. Es a partir de segundo cuando empezamos a tener en cada clase un tercio de lanzados/as que van a por todas, otro de interesados/as y a la expectativa, y otro de ni?os m¨¢s infantiles en ese aspecto", ilustra Juan, director de un instituto del norte de Madrid. Pero volvamos al sur.
-Si un t¨ªo se tira a varias t¨ªas, es un crack, pero si t¨² tienes varios rollos, te llaman puta. Son unos machistas aunque es verdad que algunas van s¨®lo a pillar cacho, como ellos.
-Encima, a nosotras nos duele y nos podemos quedar embarazadas. Nuestra ¨²nica ventaja es que decidimos si hay rollo o no, porque ellos siempre est¨¢n empalmados.
Cambio de g¨¦nero. He aqu¨ª 12 chicas de 14 a 16 a?os reunidas en otra clase del instituto de Pablo. El mismo tema a debate. Semejantes risas tontas, similar nivel de procacidad, desmadre por el estilo. S¨®lo una de las 12 "lo ha hecho del todo". Fue el pasado d¨ªa de los Enamorados, a los 15 a?os, con el chico de 16 con el que lleva nueve meses saliendo. "Me doli¨® un poco. La segunda vez estuvo mejor". Otras seis tienen "novio fijo", pero no han pasado a mayores. Est¨¢n "esperando a estar preparadas". "Nos besamos y nos tocamos hasta el final, pero ¨¦l me respeta hasta que yo quiera hacerlo", dice una morena guapa de 16 novia de un chico de 18.
"Eso es como hacer petting, pero con tu chico", explica una pelirroja con ojos ahumados y dos cent¨ªmetros de ra¨ªces azabache.
-?Qu¨¦ es eso del petting?
-Besarte y sobarte sin dejarte hacer m¨¢s. Ve un s¨¢bado por la tarde a la discoteca Fabrik de Fuenlabrada y mira los sillones.
Los chicos han sido m¨¢s gr¨¢ficos. Petting? "Restregarse todo, pero con ropa". "Calentarte a tope pa luego na". "Todo menos meterla", zanja Pablo el enterado.
El pasado 11 de febrero, la emisi¨®n del segundo cap¨ªtulo de la teleserie F¨ªsica y Qu¨ªmica en Antena 3 provoc¨® un peque?o terremoto social. La entrega, titulada S¨®lo es sexo, recreaba una fiesta petting entre escolares del instituto de secundaria en el que transcurre la trama. La Confederaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) denunci¨® que la serie da una visi¨®n "perniciosa y estereotipada" de profesores y alumnos y echa al traste sus "esfuerzos por difundir los riesgos de las drogas y las enfermedades de transmisi¨®n sexual". Otro colectivo, COAPA, estimaba que la serie hace "un flaco favor a los padres que intentan educar a sus hijos en valores y virtudes que nada tienen que ver con eso". Ambos colectivos pidieron la retirada de un espacio al que acusaban de mostrar "un mundo irreal".
Antonio, el joven director del instituto de Pablo, discrepa. No se sorprende al escuchar un resumen an¨®nimo de las intervenciones de sus pupilos. Reconoce el fondo, y las formas, y confirma que el vetusto anglicismo petting partys, de to pet, acariciar, se denominaban las fiestas de la liberaci¨®n sexual de los sesenta- forma parte de su jerga. "Y eso que al ser una entrevista voluntaria se han autoseleccionado. Los chicos que has visto son quiz¨¢ los m¨¢s lanzados, y las chicas, las menos".
Antonio practica una pol¨ªtica de puertas abiertas. Cualquiera puede hablar con el director sin entrar en su despacho. Don Antonio es To?o en el Messenger y all¨ª est¨¢ siempre disponible. "Internet es una v¨ªa fant¨¢stica para enterarte de qu¨¦ van los tiros con los chavales. Lo utilizan todos, desde primero, y ah¨ª me entero de los conflictos que laten en las clases. Hablan de su vida escolar, pero tambi¨¦n de asuntos que jam¨¢s me dir¨ªan cara a cara y que nunca les cuentan a sus padres".
"Las relaciones sexuales se ocultan sistem¨¢ticamente a los padres, es el secreto por excelencia", confirma Javier Urra, psic¨®logo de la Fiscal¨ªa de Menores de Madrid. Urra tiene a punto de publicar un ensayo titulado Lo que callan los hijos, lo que ocultan los padre, donde exprime una encuesta entre 5.000 progenitores y v¨¢stagos. El sexo ocupa el primer lugar en el podio de tab¨²es mutuos. Los padres no hablan con sus hijos de su vida er¨®tica ni los hijos con sus padres tampoco.
Menuda novedad. Para cualquier padre es dif¨ªcil asumir que su hijo es un ser sexual. Con pulsiones. Con deseos. Que su ni?a de 12 o 13 a?os -edad media de la primera menstruaci¨®n- lleva un par de ellos sintiendo ciertos calores en el cuerpo. Que su ni?o asiste fascinado -y puede que aterrado- a su propia metamorfosis y sus nuevas posibilidades. Por eso, m¨¢s all¨¢ de la conversaci¨®n sobre la regla, con ellas, y sobre el preservativo, con ellos, muchos padres de hoy, como siempre, miran a otro lado y ruegan que la naturaleza siga su curso... mejor cuanto m¨¢s tarde. Pero sucede que sus ni?os han pasado a la acci¨®n.
En la pantalla del port¨¢til de To?o emergen, codificadas en el trabalenguas SMS o ilustradas con fotos digitales, las andanzas de sus pupilos. Ah¨ª est¨¢n sus pasadas , sus ni?er¨ªas, sus buenos y malos rollos. Su vida desde que se levantan hasta que se acuestan. "Son mucho m¨¢s precoces que mi generaci¨®n", dice este docente treinta?ero. "Muchas van a por chicos mayores. Los de su edad les vienen peque?os, y ellos, que flipan, se defienden haci¨¦ndose los malotes. Muchos, ellos y ellas, van al rollo por el rollo, sin pensar, sin sentir. Algunos tienen relaciones con una persona distinta cada fin de semana".
"El sexo se ha convertido en un objeto de consumo m¨¢s. Los chicos son consumistas y notan la presi¨®n", confirma Iv¨¢n Rotella. Los publicistas lo saben y van al grano. "Placer adulto" promete en la tele un chocolate con una ni?a mordiendo la tableta encerrada en su cuarto. "Siempre pensando en lo mismo", acusa una marca de gominolas a una adolescente que mira con gula a un coet¨¢neo.
Rotella es sex¨®logo, coordina el Centro de Atenci¨®n Sexual del Ayuntamiento de Avil¨¦s y lleva una d¨¦cada oyendo las cuitas de los adolescentes asturianos. Al tel¨¦fono, on line o a la cara, en las charlas que imparte en los institutos. "Los chavales viven en el mundo real y todo les empuja a iniciarse. Las revistas que leen las chicas. Los productos porno que consumen los chicos desde primaria. Los amigos que ya lo han hecho. Es una especie de carrera por ingresar en el mundo adulto. ?sta es la generaci¨®n m¨¢s informada de la historia, pero no la saben gestionar. No distinguen lo importante de lo banal. Les dejamos solos y hacen lo que pueden. Nunca es pronto ni tarde para el sexo siempre que se est¨¦ preparado, se haga porque se desee y se sepa qu¨¦ se hace. Muchos ni lo saben".
La pediatra Nuria Culell lleva a?os viendo en su consulta de la Unidad de Adolescentes de la Cl¨ªnica Dexeus a los cachorros de la burgues¨ªa de Barcelona. Hace tiempo decidi¨® adelantar la "primera consulta confidencial" con las chicas. Fue despu¨¦s de que una ni?a de 13 a?os llegara con una infecci¨®n urinaria y en la exploraci¨®n surgiera la existencia de "un noviete de 15" con cartas en el asunto.
?Demasiado precoz? Depende. "El C¨®?digo Penal establece en los 13 a?os la mayor¨ªa de edad sexual", deplora Javier Urra, que considera este hecho un grav¨ªsimo error. Mantener relaciones sexuales "consentidas" con ni?os y ni?as de esa edad no es delito.
"Desde aquello", dice Culell, "a partir de los 12 ¨® 13 pido a los padres que salgan y les pregunto a ellas por sus amigas, sus profesores, sus amores. Te lo cuentan. Todo. Est¨¢n deseando hablar, que les escuchen". La doctora cifra "entre los 15 y los 16" la edad media en que sus pacientes se inician en las relaciones sexuales con penetraci¨®n. "Y va a menos: los de 16 me dicen que los de 13 van a saco". Mientras, los padres, con dos carreras, dos coches y dos casas, "est¨¢n a por uvas".
"Los padres siempre creen que los otros puede, pero que ni su ni?o ni, sobre todo, su ni?a lo hacen", dice Culell. "Piensan que sus hijos tienen un par de a?os menos de los que dice su partida de nacimiento", corrobora Rotella. Ambos aconsejan a los padres que hablen de sexo con sus hijos. Desde peque?os. Desde que empiezan a plantear preguntas embarazosas: ?c¨®mo saldr¨¢ mi hermanito de la barriga de mam¨¢?, ?c¨®mo ha entrado ah¨ª?, ?para qu¨¦ sirve mi pilila? Que contesten a esas cuestiones, pero no s¨®lo a ¨¦sas.
"Darles un preservativo a los chicos es como dar un casco a un motorista sin ense?arle seguridad vial. El sexo no es s¨®lo vagina, pene y coito", explica Rotella. "Es conocer tu cuerpo y el del otro. Son emociones y sentimientos. Placer y bienestar. No se puede zanjar con lo de pap¨¢ puso su semillita en mam¨¢. Ni limitarse a amedrentarles con embarazos. Hay que darles las armas y la autoestima necesaria para decidir cu¨¢ndo, c¨®mo y con qui¨¦n quieren hacerlo. Para exigir que se use cond¨®n. Para decir no, o s¨ª, sin sentirse mal. Para que sean due?os de s¨ª mismos".
Culell tiene sobre su mesa un ejemplar de A m¨ª tambi¨¦n me pasa, ?y a ti? El folleto, promovido por la Generalitat, fue repartido a los escolares catalanes de 10 y 11 a?os el pasado trimestre con gran esc¨¢ndalo de algunas asociaciones de padres. En ¨¦l se habla de la masturbaci¨®n como fuente de placer y bienestar. "Me parece estupendo", dice Culell, "si educ¨¢ramos a los ni?os en el conocimiento y estima de su cuerpo, no s¨®lo evitar¨ªamos embarazos adolescentes, sino tambi¨¦n trastornos de autopercepci¨®n, como la anorexia". "Las chicas, con la regla, a¨²n saben algo. Pero a los ni?os nadie les dice nada. Que se les va a poner dura, que tendr¨¢n poluciones. Est¨¢n como cestos, abandonados a su suerte".
Tarde de entrenamiento en el campo de f¨²tbol del Club Uni¨®n Adarve del barrio del Pilar, pura clase media madrile?a. Dos equipos de cadetes de entre 14 y 16 a?os se desploman en el vestuario. Veinte p¨²beres varones en distinto grado de evoluci¨®n. Del ni?o de metro y medio al gigante repentino que no puede con su cuerpo. Huele a sudor, a pies, a hombre joven. Si hubiera un detector de testosterona, habr¨ªa estallado a su paso. Les han dicho que les van a preguntar sobre sexo y est¨¢n, c¨®mo no, muertos de la risa. La primera pregunta pone las cosas en su sitio. ?Cu¨¢ntos se han estrenado? "?Vale follarse a la almohada con el cond¨®n puesto?", consulta un tirillas de 14 que insiste en ense?ar el preservativo Durex Love talla XL que atesora hace meses en su cartera "por si acaso". No. Salen cuatro iniciados frente a 16 "locos por hacerlo del todo". Un 20%. El resto tiene grandes proyectos para el verano. "En vacaciones mojamos todos", corean. "O mejor este puente, en la excursi¨®n a Almer¨ªa".
-?Qu¨¦ tal os fue la primera vez?
-Bien, pero no era para tanto, me esperaba algo m¨¢s fuerte -salta un rubio de 16 que se estren¨® el verano pasado y no ha repetido-. Prefiero que me la chupen. Perd¨®n, es que no me acuerdo de la palabra t¨¦cnica.
-Mamada -aporta un espont¨¢neo.
-Que no, t¨ªo, que se dice felaci¨®n -puntualiza un tercero-. Y a ti lo que te pasa es que lo has probado poco. Cuando le coges el tranquillo s¨®lo piensas en hacerlo otra vez.
-?D¨®nde lo hac¨¦is?
-En el parque, en el s¨®tano del portal o cuando tus padres salen a comprar. Te arriesgas a que te pillen, pero vale la pena.
Que se lo digan a Tom¨¢s y a Isabel. Algunos s¨¢bados, este matrimonio de profesionales en la cuarentena se siente como Cenicienta, pero al rev¨¦s. Tienen prohibido llegar a casa antes de medianoche. Es la hora en que Adri¨¢n, su hijo de 16 a?os, despide "a la de turno" y les da v¨ªa libre para acceder a su propio domicilio. "Cuando entramos, nos recibe con una sonrisa de oreja a oreja, claro. Luego me encuentro las pruebas del delito en la papelera del ba?o", relata el pap¨¢ con un tonito de perplejidad y orgullo en la voz.
O que se lo cuenten a Diana, una madre divorciada que va "dando portazos" cuando llega a casa. Se trata de que su primog¨¦nita, de 16 a?os, y su novio, de 17 -a?o y medio de amor-, la oigan. Pasan la tarde "estudiando" en la buhardilla del adosado. Se cansan, pobres, y abren el sof¨¢ cama para estar c¨®modos. Diana no duda de su aplicaci¨®n, pero prefiere anunciar su llegada a bombo y platillo. Un d¨ªa apareci¨® un preservativo intacto en casa. Diana fue derecha a comprar En tu casa o en la m¨ªa, de Lorena Berd¨²n, y le dio el libro a la ni?a. "Si tienes dudas, pregunta. La puerta est¨¢ abierta", le dijo. Ya tuvieron la conversaci¨®n de la regla -"a los 12"- y la de las precauciones -"a los 15"-, y Diana no cree oportuno entrar en detalles no solicitados. "Es su intimidad. Yo tampoco hablaba de eso con mis padres. Ojos que no ven, coraz¨®n que no siente, pero no me chupo el dedo".
El lunes es d¨ªa punta en el Centro de Salud Joven de Rivas-Vaciamadrid, una localidad del este de Madrid. Despu¨¦s del fin de semana vienen las prisas. Parejitas de quincea?eros y chicas solas o con amigas acuden aterrorizados a este espacio atendido por un equipo de m¨¦dicas, psic¨®logas y enfermeras en torno a la treintena. Vienen porque se les ha roto el cond¨®n. O porque con el calent¨®n no se lo han puesto. O, como estaban pedo, no recuerdan si se lo pusieron o no. Piden la p¨ªldora del d¨ªa siguiente. Esto es un centro de atenci¨®n integral para j¨®venes, pero ellas s¨®lo saben que aqu¨ª "la dan".
"Vienen cabizbajos, como pillados en falta. La teor¨ªa se la saben de maravilla. Pero les falta seguridad en s¨ª mismos. Habilidades para relacionarse entre ellos y herramientas para gestionar su sexualidad", dice la psic¨®loga Raquel Mart¨ªn. Lo corroboran las enfermeras, que se encargan tambi¨¦n de dar charlas en institutos: "Tienen esa sensaci¨®n de inmortalidad de los adolescentes, de que nunca les va a pasar nada". "?De qu¨¦ estamos hablando?", inquiere una de las doctoras. "Los adolescentes son una caricatura de los adultos. Nos imitan. En todo. C¨®mo vamos a sermonearles si muchas separadas cuarentonas piden la p¨ªldora poscoital tras una noche loca porque iban borrachas o porque, para una vez que ligan, no le van a pedir al otro que se ponga cond¨®n. Esto no es culpa de los padres. No es culpa de nadie. Es lo que hay".
Los adolescentes espa?oles se inician en el consumo de alcohol a los 13 a?os. En el cannabis a los 14,6. En el ¨¦xtasis a los 15,5. No todos, por supuesto. Pero en torno a un 15% de los escolares que contestaron al cuestionario del Centro Madrid Salud Joven (CMSJ) dijeron haber mantenido "su ¨²ltimo contacto sexual bajo el efecto de las drogas". M¨¢s datos: los abortos entre menores se han cuadruplicado en los ¨²ltimos 20 a?os. Un total de 5.740 menores de 18 a?os interrumpieron su embarazo en 2006. Muchas por segunda vez.
Suena el tel¨¦fono en el despacho de Carmelo Gonz¨¢lez, psic¨®logo responsable del programa de informaci¨®n sexual de Coslada. Gladys, una ni?a ecuatoriana de 15 a?os, quiere abortar. Van dos veces en un a?o. "Eso evidencia que todos estamos metiendo la pata", dice este profesional con d¨¦cadas de trato con menores. Sabe bien que la mitad de los embarazos adolescentes son de chicas inmigrantes. Que, como recoge el estudio del CMSJ, las ni?as de origen latino comienzan a copular "antes que los chicos". A los 14,3. Que, a veces, lo de embarazo no deseado no es del todo cierto: "En su c¨ªrculo es una forma de atar a su pareja, de emanciparse". Pero vive cada caso como un fracaso personal.
A Jos¨¦ Mart¨ªnez Olmos, secretario de Estado de Sanidad, le ocurre algo parecido. "El problema no es cu¨¢ntos. Un solo embarazo no deseado es un desastre. Llevamos siglos hablando de prevenci¨®n, pero no hay que dejar de dar la batalla". El reciente acuerdo de la Comisi¨®n de Salud P¨²blica en el que las comunidades aut¨®nomas se comprometieron a administrar gratuitamente la vacuna contra el virus del papiloma humano a todas las ni?as de hasta 14 a?os antes de 2010 es s¨®lo un paso. "La vacuna s¨®lo previene el c¨¢ncer de cuello de ¨²tero, pero no otras enfermedades de transmisi¨®n sexual ni por supuesto el embarazo".
Gonz¨¢lez y Rotella, bregados en cientos de institutos, del m¨¢s pijo al m¨¢s marginal, alertan sobre algunos s¨ªntomas preocupantes. El porno, se ha visto, es moneda corriente en los colegios. "Eso no es bueno ni malo, nosotros ten¨ªamos el Penthouse en el somier, pero propaga un modelo machista y falso del sexo". Las chicas, en su af¨¢n igualitario, est¨¢n emulando lo peor de los chicos: "beber, drogarse, follar como ellos". Todos son celosos: "se controlan el m¨®vil en prueba de confianza". Y, atenci¨®n, emerge una homofobia que parec¨ªa en v¨ªas de extinci¨®n en los adultos.
"Puede que ser gay sea guay en la tele, pero en el instituto no. Eres el rarito, y lo ¨²ltimo que desea un adolescente es ser distinto". ?lex tiene 19 a?os. Hace uno que dej¨® el instituto Duque de Rivas de Rivas-Vaciamadrid para estudiar psicolog¨ªa en la UNED. A los 17 sali¨® del armario ante sus compa?eros. "Ten¨ªa el apoyo de mi familia y me atrev¨ª a dar el paso. Aun as¨ª, pasar¨¦ a la historia como el gay de mi promoci¨®n". ?lex habla en presencia de Joaqu¨ªn ?lvarez. Este profesor de direcci¨®n de empresas puso en marcha hace tres a?os la primera tutor¨ªa GLTB -Gays, Lesbianas, Transexuales, Bisexuales- de Espa?a. Se trataba de "ofrecer apoyo y atenci¨®n personalizada" a los alumnos con dudas o conflictos sobre su orientaci¨®n, difundir una imagen positiva de la diversidad sexual y fomentar la sexualidad responsable entre los alumnos. Su blog (tutorgltb.blogspot.com) recibe cientos de visitas de chavales de toda Espa?a.
Los colectivos gays calculan que uno de cada dos adolescentes homosexuales sufre acoso escolar. ?lex no ha pasado por eso. El id¨ªlico paraje de su instituto -chal¨¦s, parterres, profusi¨®n de jardineros municipales- no explica del todo su suerte. "No te f¨ªes, esto es como Wisteria Lane. Todo muy civilizado, pero los prejuicios van por dentro".
"Las ni?as ya no comen chuches, / ahora comen pollas. / Van a la moda. / 12 a?os y ya follan. / Algunas dicen que soy machista. / Salid un finde, / ver¨¦is que soy realista". Porta, un rapero de 19 a?os que triunfa entre la chiquiller¨ªa, rima en el MP4 de Pablo. El rap, una especie de duelo de sexos a lo Pimpinela, sigue: "Los t¨ªos son unos cerdos, / lo que nos falta de falda les falta de cerebro. / Cuenta a tus colegas cu¨¢ntas t¨ªas te has tirado, / div¨ªdelo por tres y tendr¨¢s el resultado".
Antes se les hab¨ªa preguntado a los chicos y chicas del instituto por sus temores.
-A no aguantar lo suficiente, a que no se empine, a no saber por qu¨¦ agujero meterla.
-A que me duela, a quedar embarazada, a que me tomen por una chica f¨¢cil, a dejar de ser la ni?a de mis padres, a hacerme mujer.
Antes. M¨¢s veces. Con m¨¢s gente. Vale. Pero parece que hablamos de lo de siempre.
Los futbolistas han vuelto de Almer¨ªa. Coincidieron en el hotel con una pandilla de adolescentes brit¨¢nicas de vacaciones. Qui¨¦n sabe si el Durex Love XL del asaltador de almohadas seguir¨¢ en su cartera.
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