El acusado de matar a dos polic¨ªas en L'Hospitalet culpa a un desconocido
Un testigo dice que Jim¨¦nez "mont¨® una pel¨ªcula" y desbarata la coartada
Cargar los muertos a un fallecido o a un pr¨®fugo es una coartada tan antigua como habitual, y a ella acudi¨® ayer Pedro Jim¨¦nez Garc¨ªa, el presunto asesino de dos polic¨ªas en pr¨¢cticas ocurrido en el barrio de Bellvitge de L'Hospitalet en 2004. Con aire fr¨ªo y cierta convicci¨®n, Jim¨¦nez culp¨® del doble crimen a un desconocido, de nombre ?lex, e implic¨® al marroqu¨ª Mustaf¨¢ Deroui, un testigo que una hora despu¨¦s desmont¨® la coartada del acusado y de su abogado. "No he visto a ?lex jam¨¢s en mi vida. Todo esto es una pel¨ªcula que est¨¢ montando usted y que ya me conozco", le espet¨® el testigo. El letrado protest¨® y el presidente del tribunal replic¨®. "Usted sabr¨¢ c¨®mo ha ejercido, se?or abogado. Quer¨¦llese contra el testigo por falso testimonio".
La tesis de la defensa es que las v¨ªctimas le entregaron un paquete de droga
Jim¨¦nez tiene ahora 39 a?os y ayer record¨® que entr¨® en prisi¨®n a los 16. De esa ¨¦poca data su afici¨®n por los c¨®mics y por su personaje preferido, Konan, el B¨¢rbaro. Y de ah¨ª procede el mote con el que era conocido en la c¨¢rcel, sin el adjetivo.
La versi¨®n que ofreci¨® al tribunal es que la ma?ana del 5 de agosto de 2004, mientras disfrutaba de tres d¨ªas de permiso penitenciario, acudi¨® a una vivienda de la Rambla Marina de L'Hospitalet a buscar un paquete de droga y unos documentos por encargo del tal ?lex y de Deroui. A cambio, recibir¨ªa un billete de avi¨®n para visitar a una ahijada en Madrid, 250 gramos de hach¨ªs y unos gramos de coca¨ªna para autoconsumo. Y eso es lo que hizo, seg¨²n su relato, adem¨¢s de mantener una relaci¨®n sexual consentida con Aurora Rodr¨ªguez e intentarlo con Silvia Nogaledo, de 28 y 22 a?os.
Un relato inveros¨ªmil si se contrasta con la tesis del fiscal y de las acusaciones, seg¨²n la cual, Jim¨¦nez escogi¨® al azar a Aurora Rodr¨ªguez sobre las ocho de la ma?ana, cuando regresaba de trabajar, la sigui¨® hasta su domicilio, la amenaz¨® con una navaja y la oblig¨® a subir a su vivienda. All¨ª la maniat¨®, la viol¨® y la apu?al¨® mortalmente. Minutos despu¨¦s, clav¨® otras cinco pu?aladas mortales en el cuerpo de la otra mujer.
Jim¨¦nez explic¨® que ambas le dieron ropa tejana, un DVD y unos CD de m¨²sica y unas zapatillas deportivas. Se cambi¨® de ropa en la misma vivienda, sostiene la fiscal¨ªa, aunque descuid¨® que en las zapatillas ten¨ªa sangre, y las abandon¨®, junto a una navaja de mariposa, en un lavabo del bar La Oca, donde hab¨ªa quedado para una entrevista de trabajo. Entonces le faltaban cinco meses para la libertad condicional. Ahora se enfrenta a la posibilidad de salir de la c¨¢rcel cuando sea un anciano, porque la fiscal pedir¨¢ al tribunal que se aplique el art¨ªculo del C¨®digo Penal que permite en casos muy graves el cumplimiento efectivo de 40 a?os de c¨¢rcel.
"Se me ha utilizado para encubrir estas dos muertes", dijo Jim¨¦nez en otro momento de su declaraci¨®n. Y para que su coartada tuviera justificaci¨®n explic¨® que cuando se fue de la vivienda se cruz¨® con el tal ?lex, "que subi¨® la escalera andando". "?Siete plantas? El ascensor no estaba estropeado", pregunt¨® Crist¨®bal Martell, que ejerce la acusaci¨®n en nombre de las v¨ªctimas. Jim¨¦nez respondi¨® que a ¨¦l tambi¨¦n le extra?¨®. "Me ten¨ªan que relacionar con lo que iban a hacer", explic¨® al tribunal.
"Soy camarero, no confidente"
Pedro Jim¨¦nez Garc¨ªa conoci¨® en prisi¨®n hace a?os a un hombre llamado Marco Antonio que tiene sus mismos apellidos, pero con el que no le une ning¨²n parentesco. En la sesi¨®n de ayer se evidenci¨® que Jim¨¦nez estuvo a?os enga?ando al resto de reclusos al hacerles creer que era su hermano. Incluso a ¨¦ste, al que nunca explic¨® que ten¨ªa ocho condenas por delitos sexuales. "Ahora ya s¨¦ por qu¨¦ est¨¢ en la c¨¢rcel", declar¨® ayer el falso hermano.
Tras el doble crimen, Pedro le llam¨® y le pidi¨® ayuda porque "hab¨ªa pinchado a alguien". Marco Antonio se puso en contacto con Mustaf¨¢ Kemal, otro narcotraficante al que conoci¨® en prisi¨®n, y le pidi¨® que protegiera a Pedro. Pero al d¨ªa siguiente supo por la televisi¨®n que la polic¨ªa le estaba buscando y no dud¨® en telefonear a un sargento de la Guardia Civil de Toledo, donde vive Marco Antonio, para explicar que el sospechoso podr¨ªa estar en Girona, en casa de Kemal. Y as¨ª fue como se le detuvo, en otro ejemplo de descoordinaci¨®n policial, pues agentes de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Civil coincidieron y estuvieron a punto de desenfundar sus armas unos contra otros.
"?Cu¨¢nto cobr¨® usted por esa informaci¨®n?", pregunt¨® la defensa al testigo. "Soy camarero, no confidente. Nunca he trabajado para la Guardia Civil. No cobr¨¦ nada", dijo Marco Antonio. Kemal, el protector, insisti¨® en que ¨¦l tampoco conoce "a ning¨²n ?lex" como dice Jim¨¦nez.
Al acabar la sesi¨®n de ayer, la hermana de una v¨ªctima permaneci¨® en la sala mientras se estaba desalojando. Y fue a buscar al acusado. "Capullo, ?m¨ªranos a la cara!", le chill¨® varias veces. Jim¨¦nez baj¨® la mirada y la mujer acab¨® entre sollozos.
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