?Queda m¨¢s madera?
El hombre probablemente hoy con m¨¢s poder del planeta, Ben Bernanke, subido en la locomotora de la Reserva Federal, acaba de gastar todos sus cartuchos. Recuerda a la fant¨¢stica escena de Groucho Marx pidiendo fren¨¦ticamente: "M¨¢s madera, traed madera", para alimentar la caldera del tren, que acaban desguazando hasta dejar los vagones en el chasis. La diferencia es que a los Hermanos Marx les sali¨® bien la operaci¨®n. A Bernanke ya se le ha acabado la madera y ha empezado a darle a la impresora para hacer dinero nuevo. Algo que no podemos hacer los europeos desde nuestro banco central en Francfort. Hace una d¨¦cada, su augusta majestad brit¨¢nica, Isabel II, se quejaba de haber sufrido un annus horribilis, tras el deceso de Diana, la princesa del pueblo, y el incendio de su palacio en Windsor. ?Lo recuerdan? 2008 ha sido el a?o en que vivimos peligrosamente. La velocidad del descalabro econ¨®mico: por primera vez desde la II Guerra Mundial todos los pa¨ªses industrializados, en conjunto, han reducido su producci¨®n, no invita estas navidades ni al pesimismo de la raz¨®n. Es imposible saber ahora que t¨ªtulo llevar¨¢ dentro de 12 meses el a?o 2009. Todo lo que sea detener la ca¨ªda puede ser un logro razonable.
"Obama tendr¨¢ que adentrarse en el futuro, con Keynes en una mano y Clausewitz en la otra"
En gran medida, casi todo en 2009 est¨¢ pendiente de un hombre delgado, de 47 a?os, a¨²n no probado en puestos ejecutivos. Se siente que el mundo, no s¨®lo el nuestro, espera con una mezcla de aprensi¨®n y esperanza lo que pueda hacer Barack Obama. S¨®lo quedan 30 d¨ªas. El 12 de enero, los equipos de Obama, junto con los del presidente saliente, simular¨¢n qu¨¦ ocurrir¨ªa si toda la cadena de mando de la naci¨®n fuera aniquilada de golpe por un ingenio nuclear. Optimista ejercicio heredero de la guerra fr¨ªa para iniciar la cuesta de enero. Al tiempo, seg¨²n nos ha contado The New York Times, la Casa Blanca de Bush le ha preparado al presidente electo una docena de planes de respuesta a eventualidades como un ciberataque contra el sistema de ordenadores del pa¨ªs, una explosi¨®n nuclear en Corea del Norte o un ataque terrorista contra intereses estadounidenses en el extranjero.
Pero la historia, que no cesa, no va a permitirle a Obama dedicarse s¨®lo a la recuperaci¨®n econ¨®mica. Como ha escrito Paul Kennedy: "Tendr¨¢ que adentrarse en el futuro, con Keynes en una mano y Clausewitz en la otra".
?Cu¨¢l ser¨¢ su primer viaje al extranjero? Atendiendo a la realidad del mundo, lo l¨®gico ser¨ªa volar a Pek¨ªn. China, con el 25% de la poblaci¨®n mundial, es el segundo gigante y tiene la llave de casi todos los problemas globales. Acumula tres billones de d¨®lares de deuda de Estados Unidos. Los norteamericanos no pueden seguir viviendo del cr¨¦dito y sin consumir. Por su parte, China necesita imperativamente exportar.
La segunda escala de Obama le llevar¨ªa al arco del sur de Asia, de donde puede venirle al nuevo presidente la primera grave crisis internacional. En Islamabad y Delhi podr¨ªa intentar un pacto de estabilidad entre India y Pakist¨¢n, las dos potencias nucleares, con un arreglo para Cachemira. Continuando su periplo desde el Pac¨ªfico al Atl¨¢ntico, el Air Force One aterrizar¨ªa en Tel Aviv. En la zona, Hillary Clinton ya le habr¨ªa preparado el terreno para una distensi¨®n entre Israel y Siria, con la retirada israel¨ª de los Altos del Gol¨¢n y la neutralizaci¨®n de Hezbol¨¢ y Ham¨¢s, y un preacuerdo para la retirada de Israel a las fronteras de 1967 y la declaraci¨®n de Jerusal¨¦n como capital compartida de israel¨ªes y ¨¢rabes.
De Israel a Berl¨ªn, donde despu¨¦s de un laborioso consenso con sus aliados europeos, Estados Unidos aceptar¨ªa la propuesta de Rusia de una nuevo tratado de seguridad europeo. Creo que estos d¨ªas nos podemos permitir creer en este cuento de Navidad. Desafortunadamente, la mayor¨ªa de los problemas del mundo hoy s¨®lo pueden ser gestionados o contenidos, m¨¢s que resueltos.
La revista Time, como es tradicional, ya ha designado a la persona del a?o: Barack Obama. De acuerdo. Pero en mi opini¨®n, otros cuatro nombres, por muy diferentes razones, se merecen el premio. George W. Bush. Por haber nacionalizado el capitalismo. John Maynard Keynes, economista brit¨¢nico. A t¨ªtulo p¨®stumo. Por el triunfo en 2008 de sus ideas de mayor intervenci¨®n del Gobierno. Lula da Silva, presidente de Brasil. Por haber sabido reunir a Latinoam¨¦rica, ideol¨®gicamente dividida, en una nueva alianza, sin Estados Unidos y, ojo, sin Espa?a. Al tiempo integra a Cuba. Y premio especial a Bernard Madoff, el ¨²ltimo, por ahora, estafador de Wall Street.
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