"Como no llueve, se derrite la miel"

La familia de Guillermo Beckmann, horticultor de 56 a?os de la Pampa H¨²meda, lleva un siglo dedicada a la tierra. Pero en la ¨²ltima d¨¦cada este argentino de abuelo alem¨¢n vio fen¨®menos clim¨¢ticos en sus tierras de Guadalupe, en las afueras de la ciudad de Santa Fe, que nunca hab¨ªa percibido. "Los inviernos ya no son tan rigurosos como antes, ya no hay tantas heladas, y entonces no tenemos que tomar tantos cuidados, como regar a la noche o hacerle humo a las verduras", describe Guillermo. "Hay temperaturas m¨¢s elevadas, que nos benefician", admite el horticultor. Sin embargo, el tiempo est¨¢ volviendo locos a sus colegas en Santa Fe. En 2003 sufrieron la inundaci¨®n por el desborde del r¨ªo Salado. En 2007 y 2008, unas lluvias arrasaron con toda la producci¨®n y este a?o padecieron una sequ¨ªa que les complic¨® el riego.

Los cambios clim¨¢ticos se perciben en toda Argentina, de norte a sur y de este a oeste, en zonas ¨¢ridas y h¨²medas, con el consiguiente impacto en la vida de las personas y en las actividades agr¨ªcolas, ganaderas, tur¨ªsticas, industriales o mineras. "Los cient¨ªficos no se animan a decir que estos cambios sean referidos al calentamiento global, pero lo que est¨¢ pasando se parece a lo que va a pasar", observa Ra¨²l Estrada Oyuela, diplom¨¢tico que negoci¨® el Protocolo de Kyoto y que ahora preside la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

Un informe oficial del Gobierno argentino ya ha identificado los impactos del cambio clim¨¢tico. "Hay un aumento de la frecuencia de precipitaciones extremas en el este y centro del pa¨ªs; aumento de temperatura en la cordillera de los Andes, la Patagonia y Cuyo (oeste), con retroceso de glaciares; aumento de los caudales de r¨ªos y mayor frecuencia de inundaciones en todo el pa¨ªs, excepto en San Juan, Mendoza, Comahue (oeste) y norte de la Patagonia, donde han disminuido los caudales", describe el director de Cambio Clim¨¢tico de Argentina, Nazareno Castillo.

V¨ªctor Pav¨®n es un apicultor de 52 a?os que tiene colmenas en Sil¨ªpica, a 50 kil¨®metros de la ciudad norte?a de Santiago del Estero, donde se suele decir que hace "m¨¢s de 40 grados a la sombra". "Ahora ha empezado a llover, pero hemos tenido siete meses de sequ¨ªa, que antes no hab¨ªa, y es por la deforestaci¨®n para plantar soja. Adem¨¢s, en Santiago siempre hac¨ªa calor, 40 o 42 grados, pero en octubre y noviembre tuvimos 48, 49 grados", relata V¨ªctor, que desde hace 20 a?os est¨¢ "detr¨¢s de la abeja". Como no llueve, no crecen las hojas de los ¨¢rboles, que a su vez no dan sombra, y entonces se derrite la miel, se "funden" las colmenas y cae la producci¨®n. "De mis 600 colmenas, perd¨ª 50 este a?o", cuenta este apicultor de zona ¨¢rida, donde resulta dif¨ªcil encontrar otras alternativas productivas.

En el sur tambi¨¦n se padecen sequ¨ªas m¨¢s extremas que en el pasado. Jos¨¦ Luis Zara, ganadero de 45 a?os de Patagones (un municipio del sur de la provincia de Buenos Aires, donde ya comienza la Patagonia), lleva instalado en la finca que era de su madre desde 2000. Aquella es una zona marginal, donde llov¨ªan s¨®lo 350 o 400 mil¨ªmetros de media anual. En 2004 llegaron a caer 700, pero a partir del a?o siguiente s¨®lo han llovido 180 de media anual. "Desde peque?o, jam¨¢s he visto un sequ¨ªa tan prolongada como ¨¦sta", se sorprende Jos¨¦ Luis, y se lamenta. Hasta el a?o pasado ten¨ªa 350 vacas. Frente a la falta de cardos verdes, debi¨® invertir para darles de comer, pero no pudo evitar que se le murieran 40. Antes de que perecieran, debi¨® malvender otros 110 animales a 62 euros cada uno, en lugar de los 196 que podr¨ªa haber obtenido si no hubiese habido exceso de oferta en su zona. Con unos amigos, alquilaron unas tierras en el norte de la provincia de Buenos Aires para enviar all¨ª 150 vacas. Le quedaron s¨®lo 50 en Patagones. "Esto me deja mal parado econ¨®micamente, y va a ser muy dif¨ªcil revertir la situaci¨®n", se desconsuela Jos¨¦ Luis.

"Los rendimientos c¨¢rnicos y l¨¢cteos del ganado disminuyen en condiciones de mayor temperatura y humedad", advierte Osvaldo Canziani, dirigente argentino del Panel Intergubernamental de Cambio Clim¨¢tico de la ONU. El calentamiento global en el llamado granero del mundo obliga a la "reubicaci¨®n de cultivos", a?ade. "Los de cereales no van a tener rendimientos apropiados y, en un futuro pr¨®ximo, cuando la temperatura media sobre la superficie de la Tierra aumente en 2?, varias especies no van a poder ser cultivadas en las regiones tropicales actuales, ma?ana m¨¢s calientes. Estos cereales se cultivar¨¢n en regiones templadas, siempre y cuando la temperatura media del planeta no aumente en 3?", eval¨²a Canziani. Tambi¨¦n la pesca en Mar del Plata o la Patagonia ya se ha resentido: "La situaci¨®n se ha hecho cr¨ªtica con especies de peces comestibles".

Guillermo Beckmann, que planta acelga, lechuga, remolacha y r¨²cula en Santa Fe, cuenta que con la sequ¨ªa de este a?o los horticultores gastaron m¨¢s en combustible para hacer funcionar los motores de los pozos de agua o debieron practicar nuevas perforaciones. Despu¨¦s sobrevino una repentina lluvia que inund¨® tierras cultivables y entonces su provincia debi¨® comprar lechuga de otras regiones de Argentina.

El Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner prev¨¦ m¨¢s impactos por el cambio clim¨¢tico, con m¨¢s costos que beneficios econ¨®micos, migraciones forzadas, problemas de infraestructura y perjuicios para la salud humana. "Proyectamos un retroceso en los caudales de los r¨ªos de la Cuenca del Plata -relata el director Castillo-, aumento del estr¨¦s h¨ªdrico en el norte y parte del oeste de Argentina, retroceso de la nieve en los Andes, probable crisis de agua en San Juan y Mendoza, menos generaci¨®n hidroel¨¦ctrica en el Comahue y continuidad del retroceso de glaciares."