Recuperar la credibilidad
Espa?a se enfrenta estos d¨ªas a una crisis de credibilidad. Los mercados, ni se creen que tengamos la capacidad para tomar dolorosas decisiones de ajuste, ni se creen los n¨²meros del Gobierno o de las entidades financieras. Recuperar la credibilidad perdida es fundamental y requiere tres cosas: un diagn¨®stico adecuado, medidas para enderezar la situaci¨®n y voluntad para llevarlas a cabo.
El diagn¨®stico de la crisis desde los medios oficiales part¨ªa de que ¨¦sta era un problema importado: Espa?a ten¨ªa una econom¨ªa s¨®lida, con bancos saneados y aseadas finanzas p¨²blicas. La soluci¨®n propuesta eran pol¨ªticas de demanda transitorias para "capear el temporal." Tanto el diagn¨®stico como la soluci¨®n son err¨®neos. Es cierto que la crisis es global pero la gravedad de la misma depende de la situaci¨®n de cada pa¨ªs y Espa?a sufre problemas propios que la crisis financiera mundial no ha hecho sino revelar y agudizar.
La burbuja inmobiliaria enmascar¨® durante mucho tiempo las deficiencias estructurales
Los mercados financieros siempre miran hacia delante y ah¨ª es donde Espa?a falla
Nuestro crecimiento durante los ¨²ltimos a?os tiene como origen el incremento de la poblaci¨®n activa como porcentaje de la poblaci¨®n total. Este modelo de crecimiento, siempre limitado por definici¨®n, ha tocado techo con la ruptura de la burbuja inmobiliaria. La burbuja inmobiliaria enmascar¨® durante mucho tiempo las deficiencias estructurales de nuestra econom¨ªa; su ruptura ha destruido un porcentaje ins¨®lito de la riqueza de las familias, fuertemente apalancadas, y esta destrucci¨®n de riqueza va a continuar: hay 1,5 millones de casas sin vender y su valor debe caer a¨²n mucho y con ello el de las garant¨ªas de los pr¨¦stamos bancarios. Y lo que parec¨ªan unas finanzas p¨²blicas s¨®lidas no eran sino el espejismo de unas recaudaciones insostenibles causadas por el boom inmobiliario.
Dado este diagn¨®stico, ?qu¨¦ medidas nos sacar¨¢n de la crisis? La clave es volver a crecer para satisfacer las obligaciones adquiridas y para crear empleo. Y esto requiere reformas estructurales en profundidad. Pero antes de que esto suceda es necesario, primero, asegurar a los mercados que el pa¨ªs es gobernable y que va a cumplir sus obligaciones. Las propuestas del Gobierno de reforma de las pensiones van en la direcci¨®n correcta, ya que permiten recortar las obligaciones financieras a largo plazo sin agudizar la recesi¨®n. Y segundo, incrementar la transparencia del sistema financiero de forma que sea posible establecer qu¨¦ bancos y qu¨¦ cajas tienen en su balance los 325.000 millones de euros de cr¨¦dito promotor. Sin transparencia, las culpas de unos manchan a todos. Estos dos pasos son urgentes y se pueden lograr de inmediato.
El siguiente paso es poner a la econom¨ªa en una nueva senda de crecimiento basada en incrementos de la productividad. Esto pasa por reformas educativas que reduzcan el fracaso escolar y creen instituciones de excelencia mundial. Esto pasa por eliminar la nociva dualidad entre trabajadores permanentes y temporales que destruye cualquier incentivo para la formaci¨®n laboral. Esto pasa por eliminar trabas administrativas para la creaci¨®n de empresas y asegurar la unidad de mercado, por reforzar la solvencia en el largo plazo de la Seguridad Social y por tener un sistema tributario que prime el trabajo y el ahorro.
Todas estas medidas se tienen que poner en pr¨¢ctica con firmeza y vigor. Los mercados financieros siempre miran hacia delante y ah¨ª es donde Espa?a falla. Los mercados ven un Gobierno atenazado por la gravedad de los problemas y que no entiende la crisis. La continuas y desafortunadas declaraciones de que ahora ya se ven brotes verdes aqu¨ª o all¨¢ no hacen sino contribuir a la sensaci¨®n de que el Gobierno espera que la crisis abata sin sacrificio alguno m¨¢s all¨¢ de parches parciales, caros e inefectivos, como la Ley de Econom¨ªa Sostenible o el Plan E. Medidas claves como la reforma del sistema de pensiones se plantean de forma fr¨ªvola, dependiendo de los ¨²ltimos titulares negativos en la prensa, para luego apresuradamente modificarlas seg¨²n la reacci¨®n de los sindicatos. A un problema econ¨®mico se le a?ade uno pol¨ªtico a¨²n m¨¢s grave de falta de capacidad de respuesta no s¨®lo de nuestra clase pol¨ªtica sino de la sociedad espa?ola en general, que no parece reaccionar ante la brutal destrucci¨®n de empleo y p¨¦rdida de riqueza que ha sufrido.
Espa?a sufre una econom¨ªa maniatada que agradecer¨¢ con alegr¨ªa las reformas que hagamos. Adem¨¢s, ¨¦stas se reflejar¨ªan, inmediatamente, en una mejora sustancial de la prima de riesgo soberano, relajando la presi¨®n sobre nuestra deuda y mercados financieros en general. Y con esta renovada capacidad de endeudamiento podremos financiar el proceso de reformas y mejorar la asistencia social a los afectados m¨¢s negativamente por dichas reformas. Pero lo ¨²nico que no puede hacerse es negar la crisis, tomar medidas m¨¢s pensando en su efecto sobre los titulares de peri¨®dicos que sobre la necesidad de las mismas y, sobre todo, negarse a gobernar en el sentido profundo de la palabra. El tiempo para reaccionar se est¨¢ acabando.
Jes¨²s Fern¨¢ndez-Villaverde es profesor en la Universidad de Pennsylvania; Luis Garicano es profesor en la London School of Economics y Tano Santos es profesor en la Universidad de Columbia. Los tres son investigadores de FEDEA.
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