"A veces entiendo que se cuelen"
Vigilantes de Renfe admiten que las deficiencias de Rodalies disparan el fraude - Los taquilleros tambi¨¦n tienen que atender el bar en algunas estaciones
El servicio Rodalies -antiguas Cercan¨ªas- de Renfe se ha convertido en una bestia negra en el transporte p¨²blico en Catalu?a. Ganada su mala fama a pulso con los constantes retrasos, aver¨ªas e incidencias, las estaciones de Rodalies son tambi¨¦n un coladero en el que una cantidad incalculable de personas viajan cada a?o gratis o pagando un billete por un recorrido m¨¢s corto que el que en realidad hacen.
Hacer un c¨¢lculo del fraude en Rodalies es imposible. En una red de 108 paradas, 35 no tienen ning¨²n control de entrada o salida, y 57 son s¨®lo de entrada. El resultado es que, aunque la empresa calcula que tiene m¨¢s de 110 millones de usuarios al a?o y que el fraude es observable en cualquier estaci¨®n, los revisores de la compa?¨ªa s¨®lo impusieron 21.412 sanciones (al 0,02% de los usuarios totales) en 2009.
Durante dos d¨ªas, en diferentes franjas horarias, EL PA?S ha tratado de hacerse una idea de las personas que se cuelan en Rodalies. Y para hacerlo ha elegido la estaci¨®n de Terrassa, una de las m¨¢s seguras de la red, ya que cuenta con puertas que controlan la entrada y salida de viajeros.
De una muestra de 1.000 personas, 169 (casi el 17%) se colaron o salieron irregularmente de la estaci¨®n. A esta cifra habr¨ªa que a?adir los que , pese a entrar con un billete, luego hicieron un viaje m¨¢s largo que el que hab¨ªan pagado. Seg¨²n los trabajadores de Renfe y vigilantes, esta ¨²ltima es precisamente la forma m¨¢s com¨²n de fraude.
El ahorro para ellos es evidente, ya que una tarjeta T-10 (la m¨¢s utilizada) de una zona cuesta 7,85 euros, mientras que la de tres zonas asciende a 21,40 euros.No existen diferencias de sexo a la hora de colarse, ya que hombres y mujeres lo hacen por igual. En cambio, s¨ª hay diferencias en cuanto a la edad, ya que el 84% son j¨®venes. Uno de ellos es Josep, un estudiante que diariamente realiza el trayecto de Terrassa a Barcelona. "Me cuelo por econom¨ªa, porque los precios del billete suben por encima del coste de la vida", afirma.
El argumento m¨¢s utilizado por los adultos es que est¨¢n "hartos de soportar durante a?os" los constantes problemas del servicio. Es el caso de Susana, que trabaja en un hospital de Barcelona y coge el tren cada d¨ªa a las 6.30. Ahora dice que paga religiosamente el billete, pero admite que en varias ocasiones se ha colado porque ha tenido "que tragar mucho". "Ha habido mucha desidia y la relaci¨®n entre calidad y precio no es la adecuada", se queja. Susana expresa su solidaridad con aquellos que se cuelan y enumera las inmuerables ocasiones en la que se ha visto atrapada por culpa de Renfe.
Otra viajera, Amparo, asegura no haber apreciado cambio alguno desde que la Generalitat asumi¨® la gesti¨®n de Rodalies, a principios de a?o. "Han subido los precios, pero los trenes contin¨²an viniendo tarde". Aunque desde?a a los que se cuelan, entiende a aquellos que lo hacen por necesidad econ¨®mica: "El otro d¨ªa un hombre mayor le dijo al revisor que no pod¨ªa comprar el billete porque no hab¨ªa cobrado un cheque".
Unas 8.000 personas pasan cada d¨ªa por las dos estaciones de Rodalies en Terrassa. Son las ¨²nicas de toda la l¨ªnea R4 en las que es necesario validar el billete a la salida. Un vigilante de seguridad afirma que "en Sabadell el fraude es mayor, porque la estructura lo permite", ya que en esa ciudad, como en muchas otras, las barreras de salida son inexistentes.
Pero la red de Renfe tiene otras fisuras. "Algunas m¨¢quinas no cogen los billetes y la gente se desespera", explica un vigilante de seguridad cuando una mujer mayor intenta saltarse la entrada porque su tren est¨¢ a punto de partir. "A veces entiendo que la gente se cuele, porque no hay operarios en la taquilla", apunta una viajera. Y es que en algunas estaciones, como Terrassa Est o Sabadell Sud, Renfe ha externalizado la explotaci¨®n del servicio, de modo que el personal de taquilla tambi¨¦n atiende el bar de la estaci¨®n. Pero a partir de las 22.00 horas, cuando cierra la taquilla, empieza el viva la Virgen.
De forma peri¨®dica, patrullas de revisores realizan controles en las estaciones. "En dos meses han venido unas cinco veces. Un revisor puede poner unas 15 multas en tres horas", afirma un vigilante de seguridad, que reconoce que muchos usuarios consiguen zafarse del control.
Con informaci¨®n de F. Arroyo, H. Belmonte, D. Himelfarb y A. Flotats
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