'Viagra' para ellas
El d¨ªa que cumpli¨® 62, Marta se fue a dormir a otra habitaci¨®n. "Ya tenemos una edad para dormir en camas separadas. Y punto", le solt¨® a su marido despu¨¦s de media vida de habitaci¨®n compartida y tres hijos en com¨²n. Al parecer, el marido abandonado se hab¨ªa venido arriba en los ¨²ltimos meses despu¨¦s de que su ur¨®logo accediera a recetarle "eso de la Viagra" que ¨¦l llevaba tiempo pidi¨¦ndole. En la siguiente consulta el hombre le puso al m¨¦dico la cajita encima de la mesa: "Mi mujer ya no est¨¢ para estas cosas". Esta historia es real y frecuente. Tambi¨¦n lo es esta otra, de signo contrario: La mujer visita a su ginec¨®loga y cuela el mensaje del marido inapetente: "Preg¨²ntale; seg¨²n lo que te diga, ya ir¨¦ yo". A los ginec¨®logos, andr¨®logos, sex¨®logos y ur¨®logos, la casa se les ha llenado de gente con mucha esperanza, poca resignaci¨®n y, quiz¨¢, confianza ciega en la Medicina. "Antes abundaba el conformismo, ahora tengo pacientes de m¨¢s de 80 a?os que quieren tener una vida sexual activa", cuenta Eduardo Garc¨ªa, ur¨®logo del hospital Cl¨ªnic de Barcelona. "Hubo un tiempo en que se aguantaban, pero ahora todo el mundo habla de sexo y de orgasmos, y la gente dice: 'Yo tambi¨¦n quiero eso", razona Francisca Molero, presidenta de la Sociedad Catalana de Sexolog¨ªa.
La flibanserina result¨® mal como antidepresivo, pero ten¨ªa un "efecto secundario interesante"
El sexo masculino se centra en la erecci¨®n; La mujer muestra hasta tres tipos de deseo
Bienvenida la generaci¨®n posviagra. Hombres y mujeres que entraban en sus 50 y 60 a?os en 1998, cuando sali¨® al mercado la p¨ªldora azul de Pfizer, que fue seguida luego por Cialis (Lilly) y ahora por Visarsin, el gen¨¦rico de Viagra, un 25% m¨¢s barato que el f¨¢rmaco de marca. Todos dise?ados para tratar la disfunci¨®n er¨¦ctil. M¨¢s reciente, de julio de 2009, es el ant¨ªdoto contra el segundo demonio, la eyaculaci¨®n precoz. Priligy (Janssen Cilag), conocida en Europa como la p¨ªldora de los cuatro minutos, apuntal¨® la autoestima masculina. Son ellos los que ahora se?alan como queja en su historia cl¨ªnica: "Mi mujer ya no tiene ganas". Ellas tampoco se andan con chiquitas. "Las tengo sentadas cada d¨ªa en mi consulta, siempre hab¨ªan dicho que s¨ª a todo, y ahora, con 65 y 70 a?os, se permiten decir que no", cuenta el sex¨®logo Santiago Frago, que en 2006 abri¨® la primera asesor¨ªa de sexo para mayores en Espa?a (www.amaltea.org). El ginec¨®logo Santiago Palacios tambi¨¦n las conoce. A su cl¨ªnica del barrio de Salamanca de Madrid llegan algunas con cierta preocupaci¨®n y otras con ninguna: "Es cierto, no tengo deseo, ni quiero? Para lo que tengo a la derecha de mi cama? antes me ir¨ªa al cine". Y aunque todos han disparado sus expectativas sexuales, los hombres llevan ventaja. Al menos en lo que a disponibilidad de "herramientas t¨¦cnicas" se refiere, importantes a partir de cierta edad para conseguir "una buena ejecuci¨®n", que no es lo mismo que "una buena t¨¦cnica", seg¨²n los expertos consultados. "El hombre ha conseguido un alto nivel de rendimiento er¨®tico", confirma Frago.
"Les ha subido mucho la autoestima, mientras ellas siguen en el punto de partida. La cronolog¨ªa est¨¢ desfasada, un hombre de 70 a?os est¨¢ a la altura de una mujer de 40", apunta Alicia ?beda, jefa del servicio de ginecolog¨ªa de Salud de la Mujer Dexeus. Ellas tienen m¨¢s frentes abiertos, unas hormonas resbaladizas, una sexualidad variable, a?os de educaci¨®n represora a sus espaldas, y, agrega el doctor Frago, "una bater¨ªa de medicamentos, sobre todo antidepresivos y tranquilizantes, que estropean su sexualidad". Francisco Cabello, del Instituto Andaluz de Sexolog¨ªa, tiene una teor¨ªa y as¨ª la expuso en un congreso m¨¦dico. Ante cientos de ginec¨®logos proyect¨® la diapositiva de una episectom¨ªa (un corte en la vagina que se hace durante el parto) para mostrar c¨®mo se destru¨ªa una parte de la "plataforma org¨¢smica": "?Cuidado! ?Estamos tocando cosas serias!", advirti¨® a un auditorio de aludidos.
Desde que naci¨® la c¨¦lebre pastilla azul, muchos f¨¢rmacos han querido ser la pink viagra y hasta hoy ninguno lo ha conseguido. Lo corrobora la doctora ?beda: "?Se ha anunciado la viagra femenina tantas veces! Con p¨ªldoras, parches de hormonas, cremas vasodilatadoras del cl¨ªtoris?". La m¨¢s famosa de ellas, Viacreme, tambi¨¦n vendida, estaba compuesta por un amino¨¢cido, aloe vera y mentol. Fue desautorizada en 2004 por el Ministerio de Sanidad, que no la consider¨® un medicamento. La propia compa?¨ªa Pfizer puso en marcha un ensayo cl¨ªnico para probar el efecto de la Viagra en 3.000 mujeres. Y aunque la p¨ªldora mejoraba los signos externos de excitaci¨®n, el deseo segu¨ªa en el subsuelo. En la mujer ambos mecanismos est¨¢n frecuentemente desconectados. Ante el fracaso evidente, la compa?¨ªa cerr¨® el estudio. La industria farmac¨¦utica busca El Dorado. A saber, una p¨ªldora -ser¨¢ de color rosa con toda probabilidad- de efecto casi inmediato -no m¨¢s de una hora- y eficacia probada para solucionar el gran problema. Pero si en el universo sexual masculino estaba claro cu¨¢l era el gran problema, en las mujeres eso est¨¢ todav¨ªa por demostrar.
Todos los intentos de 'feminizar' la Viagra han fracasado porque la sexualidad de la mujer est¨¢ a a?os luz de la del hombre. "La masculina es como el interruptor de la luz; la femenina, como el cuadro el¨¦ctrico de un avi¨®n", resume Juan I. Mart¨ªnez Salamanca, ur¨®logo del hospital universitario Puerta de Hierro. Y no ha sido por falta de intentos. Hay un mercado amplio y creciente. Un estudio encargado por la Asociaci¨®n Espa?ola de Androlog¨ªa, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA) asegur¨® que el 98% de las mujeres se tratar¨ªa un problema sexual si existiera un f¨¢rmaco eficaz. "Ser¨ªa el man¨¢", reconoce Ana Puigvert, andr¨®loga de la Fundaci¨®n Puigvert. "Llegan a la consulta y quieren una pastilla; cuando les dices que se tienen que ir a terapia, no vuelven. Es m¨¢s f¨¢cil tragarse algo con agua que aceptar el aburrimiento, la ausencia de deseo o los conflictos de pareja", explica Jos¨¦ Luis Doval, jefe del servicio de ginecolog¨ªa del Complejo Hospitalario de Orense. La farmac¨¦utica estadounidense BioSante, implicada en la carrera por el elixir del deseo sexual femenino, estima que s¨®lo en Estados Unidos existe un mercado de 2.000 millones de d¨®lares anuales.
Sin embargo, la viagra rosa se resiste. La industria investig¨® primero en el mundo de la sexualidad masculina. "Creo que preve¨ªan que los mayores consumidores iban a ser hombres, del mismo modo que el mercado de los anticonceptivos es mayoritariamente femenino porque ellos son m¨¢s reacios a usarlos", reflexiona Doval. La consecuencia es que, en opini¨®n del doctor Salamanca, "no se ha encontrado una diana terap¨¦utica clara". La diana terap¨¦utica es el blanco donde tiene que dar un f¨¢rmaco para solucionar un problema. En los hombres impotentes eran las arterias del cuerpo cavernoso del pene que no se llenaban de sangre. Soluci¨®n: un vasodilatador, Viagra. Pero, ?qu¨¦ pasa con las mujeres? "En ellas el apetito sexual es el centro de todo, un gran desconocido que vive en la cabeza de cada quien. Y con el cerebro hemos topado, amigo", dice Santiago Palacios, que a?ade que se han tenido que estudiar muchos a?os los neurotransmisores cerebrales para encontrar "un producto v¨¢lido".
Se refiere a la nueva esperanza blanca, una mol¨¦cula desarrollada por la farmac¨¦utica alemana Boehringer Ingelheim llamada flibanserina y a¨²n sin nombre comercial. Los resultados finales de los ensayos cl¨ªnicos ya concluidos est¨¢n guardados bajo llave, a la espera de la aprobaci¨®n de la Agencia Europea del Medicamento. Casi todos los expertos consultados conocen las conclusiones de los ensayos, pero un acuerdo de confidencialidad les obliga a mantener la boca cerrada. "Apunta maneras", "pinta bien", es todo lo que dicen. Si todo marcha, en 2011 estar¨¢ a la venta.
Entretanto, en Espa?a se aprob¨® en 2008 el uso de unos parches (Intrinsa, Procter&Gamble) que liberan testosterona, una de las hormonas claves del deseo sexual, pero s¨®lo en mujeres con una menopausia de quir¨®fano, es decir, la que sobreviene tras extraer el ¨²tero y los ovarios por razones de enfermedad. Estas mujeres, unas 600.000 en Espa?a, ven caer en picado sus niveles de testosterona y su apetito sexual. Un tercio de ellas lo llevan mal y son las candidatas perfectas para los parches.
Pero volvamos a la flibanserina. Lo ¨²ltimo que se sabe de ella se escuch¨® en el congreso de la Sociedad Europea de Medicina Sexual celebrado el pasado oto?o en Lyon. Despu¨¦s de probar la p¨ªldora en 1.946 mujeres premenop¨¢usicas mayores de 18 a?os se observ¨® un aumento de "los eventos sexuales satisfactorios". La p¨ªldora en cuesti¨®n, que reduce la serotonina y aumenta la dopamina en el cerebro, se ha encontrado por error. Los investigadores probaban la mol¨¦cula como antidepresivo y los resultados eran p¨¦simos, pero observaron que ten¨ªa un efecto secundario "interesante". Tanto los animales de laboratorio como los humanos estaban m¨¢s "predispuestos, receptivos, vigilantes y sensibles" a la actividad sexual. Habr¨ªa que tomar 100 miligramos diarios antes de irse a la cama y los primeros efectos empezar¨ªan a notarse al cabo de dos o tres semanas. Una pega se les pone a los ensayos: la p¨ªldora se ha probado en el mejor de los mundos posibles, las mujeres premenop¨¢usicas que no han sufrido ca¨ªdas hormonales, una de las causas m¨¢s frecuentes de la p¨¦rdida de deseo. Desde Boehringer Ingelheim aseguran que se prepara un ensayo con mujeres en la menopausia.
Para llegar hasta aqu¨ª hubo que definir cu¨¢les eran las disfunciones sexuales femeninas y c¨®mo y con qu¨¦ frecuencia afectaban a la mujer. Se lleg¨® a la conclusi¨®n de que el trastorno del deseo sexual hipoactivo (escaso deseo sexual) era el caballo de batalla. Una de cada diez mujeres podr¨ªa padecerlo en alg¨²n momento de su vida. Al fin se hab¨ªa encontrado el gran problema, oculto tras el socorrido "hoy no, me duele la cabeza". El estudio Deseo y sus efectos en la sexualidad femenina incluyendo las relaciones (Desire, por sus siglas en ingl¨¦s), financiado por la propia farmac¨¦utica alemana, se encarg¨® de demostrar que las mujeres con bajo inter¨¦s sexual "sufr¨ªan de forma personal y emocional". Las voces cr¨ªticas se levantaron contra el laboratorio acus¨¢ndolo de inventar una patolog¨ªa que causa angustia y que debe ser curada cuanto antes? con un f¨¢rmaco a punto de salir al mercado.
?El trastorno sexual hipoactivo nace o se hace? ?Es acaso una creaci¨®n de la industria farmac¨¦utica? ?sta es una pregunta inc¨®moda, pero sex¨®logos, ginec¨®logos y andr¨®logos tiran de fuentes independientes y de su propia experiencia cl¨ªnica. "Cuando no exist¨ªa ninguna mol¨¦cula en desarrollo, yo ten¨ªa pacientes con el deseo sexual inhibido", asegura Jos¨¦ Luis Doval. "Es un trastorno frecuente en un porcentaje alto de mujeres j¨®venes que toman antidepresivos y de no tan j¨®venes que sufren ca¨ªdas hormonales por la menopausia", apunta Ana Puigvert. "Yo hablo de un 40% de mujeres que tienen la libido baja. Tiene que haber angustia asociada para que se considere un trastorno", acota Santiago Palacios. "Es dif¨ªcil de diagnosticar, hay que preguntar mucho para definir los niveles previos, y buscar una p¨¦rdida continua y progresiva de deseo respecto al nivel anterior", concede Doval. "Obviamente, la industria est¨¢ interesada, pero es un problema real", apunta el ur¨®logo Eduardo Garc¨ªa. "Cada d¨ªa tengo pacientes que me cuentan que no tienen ganas y su marido s¨ª, y eso no es normal en alguien que ha tenido apetito sexual antes", zanja el doctor Mart¨ªnez Salamanca. "Llevo 26 a?os haciendo terapia sexual, y la falta de deseo siempre ha sido la primera causa de consulta", tercia Francisco Cabello. Otros especialistas ponen la patolog¨ªa en cuarentena. "No es un problema exclusivo de las mujeres, hay hombres con el deseo sexual inhibido, pero jam¨¢s lo reconocer¨ªan. Antes prefieren que les pase un cami¨®n por encima", comenta la terapeuta sexual Mila Cahue.
Un estudio independiente publicado en 1999 en The Journal of the American Medical Association aseguraba que el 43% de las mujeres experimentaba alguna forma de disfunci¨®n sexual, una circunstancia que s¨®lo afectaba al 31% de los hombres. La existencia en s¨ª de este trastorno no es carne de pol¨¦mica entre la mayor¨ªa de los especialistas. S¨ª lo es que una p¨ªldora sea la soluci¨®n total. En el caso de la Viagra "est¨¢bamos ante un problema hidr¨¢ulico" -ilustra el doctor Salamanca-, pero con algo tan poli¨¦drico como el deseo femenino nadie lanza las campanas al vuelo.
A la consulta de Sexolog¨ªa de Santiago Frago, especializada en personas mayores, apenas entran mujeres solas. Sus pacientes suelen ser se?ores solteros y parejas, ellos recauchutados y en plena forma con la asistencia de la qu¨ªmica y ellas "poco cooperadoras". "Tienen el tema er¨®tico aparcado, y?no por salud: se quejan de que no se sienten valoradas, mimadas o seducidas. ?Todo eso puede encapsularse en una pastilla de ¨²ltima generaci¨®n?", se pregunta el sex¨®logo. Los expertos consultados opinan que recetar la p¨ªldora y no mirar a la pareja ser¨ªa lo mismo que prescribir una estatina para bajar el colesterol y no poner una dieta. "Nunca, y me atrevo a ser categ¨®rico, se va a encontrar una sola pastilla que revolucione a la mujer como hizo Viagra en su d¨ªa con el hombre. La sexualidad masculina est¨¢ muy centrada en la erecci¨®n; y las mujeres, por tener, tienen hasta tres tipos de deseo", dice Francisco Cabello, que asegura haber le¨ªdo en la prensa mejores datos de flibanserina que los que aporta la propia industria. "Hay alguien por ah¨ª invent¨¢ndose algo. Este f¨¢rmaco funcionar¨¢ con las mujeres que tengan bajo el deseo y se lleven bien con su pareja, pero las que ya no se aguanten seguir¨¢n igual".
Si la causa org¨¢nica m¨¢s aceptada de falta de apetito sexual es la ca¨ªda hormonal que produce la menopausia, ?por qu¨¦ algunos sex¨®logos sostienen que encuentran m¨¢s problemas de inapetencia entre las mujeres sanas de entre 30 y 40 a?os con ni?os peque?os? "El sexo est¨¢ demasiado mediado por el rato que queda libre, no hay espontaneidad", opina Alicia ?beda.
Madre joven, profesional de ¨¦xito, guapa, con pareja estable, deportista? la superwoman se desmonta en la cama. "Est¨¢n tan ocupadas que no dedican tiempo a pensar en el sexo, lo hacen porque toca, y eso mata el deseo", cuenta la doctora Francisca Molero, que ha obligado a m¨¢s de una a sacar la agenda: "Vamos a poner fecha ya para quedar y hacerlo". Por si fuera poco, la sobreexposici¨®n a escenas cinematogr¨¢ficas ha puesto las expectativas por las nubes. "Vivimos en la cultura del ¨¦xito, que en la cama quiere decir tener miles de orgasmos en poco tiempo, y eso no es real", se?ala Cabello. "Las mujeres han cambiado. Antes, ellas aprovechaban el m¨ªnimo problema para decir: 'Punto, se ha acabado'. Ahora se apuntan las primeras al carro de la autoexigencia". Tanto han cambiado, que el doctor Salamanca, ponente de congresos internacionales, empieza a pensar en la fecha de caducidad de su diapositiva estrella, aqu¨¦lla capaz de sacar las carcajadas a los auditorios m¨¢s espesos: "Un se?or y su mujer consultan al m¨¦dico y ¨¦l se lanza: '?Y eso de la Viagra?'. A su espalda, la se?ora saca un cartel: 'Doctor, diga que no'. Una pena, se re¨ªan mucho, pero en poco tiempo no se parecer¨¢ a la realidad".
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