Infraestructuras y crisis
Hoy casi nadie duda de que las infraestructuras son un medio no un fin. Los pocos que a¨²n contemplan las infraestructuras de forma aislada, ignoran su sentido social y su interrelaci¨®n con las personas. Atender a las necesidades colectivas, responder a las expectativas ciudadanas, garantizar derechos de las personas y generar actividad econ¨®mica. Tampoco llevan raz¨®n quienes querr¨ªan minimizar el papel de las infraestructuras, denostarlas por el mero hecho de existir desde dogmatismos que no admiten contraste con la realidad.
Hoy es m¨¢s importante que nunca una adecuada pol¨ªtica de infraestructuras. Para recuperar el atraso hist¨®rico, el desfase entre la demanda generada y la oferta disponible. Para atender de forma equitativa las necesidades de un contingente demogr¨¢fico que ha crecido de forma constante en los ¨²ltimos tiempos. Finalmente, son necesarias como respuesta a los escollos, que atenazan algunos sectores econ¨®micos y bloquean una competitividad cada vez m¨¢s imprescindible. Su papel de desbloqueo se convierte en el gozne esencial de una nueva dinami-zaci¨®n. Las infraestructuras en red se orientan a una priorizaci¨®n surgida de la racionalidad y la planificaci¨®n. Esta ¨²ltima acredita que no todas las infraestructuras son igualmente necesarias o no lo son a un tiempo. Deben responder a las necesidades reales m¨¢s que en las apetencias insaciables por tener siempre m¨¢s y antes que los dem¨¢s.
Hoy debemos incluir en el debate de las infraestructuras todo tipo de equipamientos vinculados o no a la obra civil y con proyecci¨®n tambi¨¦n hacia la econom¨ªa del conocimiento y las nuevas tecnolog¨ªas. La equipaci¨®n material ya no es un objetivo ¨²nico. Asimismo, los desequilibrios entre modos de infraestructura, especialmente de la movilidad, requieren ajustes importantes. Sin menoscabo de completar la red viaria que nos sigue siendo imprescindible, la gran asignatura pendiente es el transporte ferroviario: la movilidad de personas y productos en el marco de las cercan¨ªas y tambi¨¦n en el de los grandes corredores transeuropeos.
?C¨®mo se concilia este panorama con un dr¨¢stico plan de ajuste, con un endeudamiento creciente y con un d¨¦ficit p¨²blico que no para de crecer por la necesidad de subvenir a las necesidades y prestaciones del Estado de bienestar y por la ca¨ªda radical de los ingresos de las administraciones?
Algunos mantendr¨ªan todos los planes sociales de los gobiernos y paralizar¨ªan las inversiones en infraestructuras. Pero aun siendo cierto que no se puede descuidar esta vertiente, s¨ª debemos reconocer que una cosa son los planes estructurales que atienden equitativamente a las necesidades y que se proponen acabar con las causas de las desigualdades y otra muy distinta la pol¨ªtica indiscriminada de subsidios y subvenciones que podr¨ªa apuntar a soluciones coyunturales y a mayores dificultades de cara al futuro.
La cuadratura del c¨ªrculo reclama atender a los derechos b¨¢sicos, a la dignidad que hemos construido entre todos y, a la vez, contribuir desde la inversi¨®n p¨²blica a impulsar la econom¨ªa, a evitar presiones sobre el sistema de garant¨ªas y prestaciones, a crear empleo y a reanudar la rueda del crecimiento. Incentivos a la actividad productiva, creaci¨®n de empleo, recuperaci¨®n de los ingresos del sector p¨²blico, y a la vez disminuci¨®n de las necesidades de los fondos que garantizan las prestaciones sociales.
En t¨¦rminos justos de sostenibilidad, aunque suene a iron¨ªa parad¨®jica, el mantenimiento de una cartera relevante de inversiones en infraestructuras, puede ser la garant¨ªa b¨¢sica para evitar el colapso de las propias prestaciones del Estado de bienestar. Siempre he huido de la dicotom¨ªa excluyente entre pol¨ªticas sociales y pol¨ªticas de infraestructuras. Una determinada manera de invertir, racional, planificada puede llegar a ser la primera de las pol¨ªticas sociales.
Joaquim Nadal i Farreras es consejero de Pol¨ªtica Territorial y Obras P¨²blicas de la Generalitat de Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.