Brasil es Maicon
Los de Dunga tardan mucho en entrar en calor y acaban defendi¨¦ndose ante Corea del Norte
Maicon se bast¨® para derrotar a Corea del Norte en el deb¨² mundialista de Brasil. El partido fue un mon¨®logo de Maicon, un alivio para su equipo, muy parado, y una tortura para los muchachos del Kim Jong-hun, demasiado ingenuos, sobre todo su portero, que se comi¨® el tiro con efecto desde la banda del lateral derecho de la canarinha. Harto de que ning¨²n volante ni delantero pusiera punto y final a sus jugadas, Maicon decidi¨® resolver por su cuenta con un remate sorprendente para el guardameta, superado por su palo, convencido de que se impon¨ªa un centro y no un chut.
Abatida Corea del Norte, Brasil mejor¨® sus prestaciones durante unos minutos y Elano remat¨® la contienda despu¨¦s de un pase de Robinho, el ¨²nico genio en un equipo mon¨®tono. Nada nuevo, por otra parte, respecto a Brasil, que acostumbra a disputar dos partidos en uno, el que juegan sus futbolistas y su seleccionador y el que quiere la hinchada, siempre m¨¢s exigente. As¨ª las cosas, el gol de Ji Yun-nam cuando el partido ya finalizaba lo ten¨ªan bien merecidos ambos equipos, el uno por pragm¨¢tico y conformista y el otro por tan perseverante y bien dispuesto.
Robinho fue el ¨²nico genio en un equipo mon¨®tono, un futbol¨ªn, tan parado estaba
El gol de Ji Yun-nam, al final, lo ten¨ªan bien merecido las dos selecciones
Los goles brasile?os fueron dos detalles exquisitos, propios de una selecci¨®n que siempre tuvo muy buenos artistas, aunque anoche actu¨® destemplada, como si acusara el intenso fr¨ªo de la noche en Ellis Park. Triunfadora en Am¨¦rica, Europa y Asia, el invierno africano puede ser un mal enemigo para la pentacampeona Brasil. Ayer le cost¨® entrar en calor en un partido decisivo para marcar el paso despu¨¦s del empate de Portugal. La victoria se daba por descontada por la poca entidad del rival, de manera que el encuentro se presentaba m¨¢s que nada como un chequeo sobre el estado de juego del grupo de Dunga. No hubo noticias nuevas, sobre todo respecto a Kak¨¢, v¨ªctima de la pubalgia.
Alrededor de Corea del Norte se cuentan muchas cosas, pocas de f¨²tbol y pr¨¢cticamente siempre la misma. Nada que supere de momento el recuerdo del Mundial de Inglaterra 1966, la c¨¦lebre actuaci¨®n contra Portugal, antes de claudicar frente a la Pantera Eusebio (5-3), y sobre todo el gol de Pak Do-ik a Italia. Hoy es la peor clasificada en el r¨¢nking de la FIFA (106?) de cuantas compiten en la Copa del Mundo y tambi¨¦n la que cuenta con la media goleadora m¨¢s baja (1,6 tantos por encuentro). Juega de manera organizada, por no decir militarizada, y dispone de dos buenos delanteros. Jong Tae-se, japon¨¦s de padres norcoreanos, tiene llegada, regate y adem¨¢s remata y Jong Youn-jo, jugador de la Liga rusa, acompa?a y enlaza con sentido futbol¨ªstico.
Los buenos movimientos de ambos fueron tan visibles como las bicicletas de Robinho y los centros de Maicon. El juego de Brasil empez¨® y acab¨® excesivas veces en Maicon, seguramente el mejor zaguero derecho del mundo, posiblemente en la l¨ªnea de Jorginho, pieza capital del equipo que gan¨® el Mundial en Estados Unidos. La canarinha siempre tuvo buenos laterales. Ocurre que el monopolio fubol¨ªstico que ayer ejerci¨® Maicon pareci¨® contraproducente para un equipo tan luminoso como se supone que es Brasil. El juego se decant¨® tanto por la banda derecha que Robinho no tard¨® mucho en arrimarse a Maicon mientras Kak¨¢ remoloneaba como falso volante zurdo, lento, muy telegr¨¢fico.
Brasil tiene ahora mismo un problema de jerarqu¨ªa en la cancha. No hay un jugador franquicia capaz de responder a las exigencias de un pentacampe¨®n. Parece un equipo tan socializado, pendiente siempre del juego coral y de las instrucciones de Dunga, que ha perdido creatividad y desequilibrio. Kak¨¢, de nuevo sustituido, todav¨ªa no est¨¢ en forma y a Robinho le cost¨® encontrar socios para generar situaciones de superioridad, de manera que recurri¨® a sus conocidas bicicletas y gestos t¨¦cnicos vengan o no a cuento. Hubo ratos en que Brasil pareci¨® un futbol¨ªn de tan parado como se qued¨® en el campo, previsible, sin desmarques ni rupturas, f¨¢cil de marcar por los muchachos de Kim Jong-hun, cada vez m¨¢s animados, nunca acomplejados.
Brasil, por lo dem¨¢s, se arranc¨® mejor cuando pudo recuperar la pelota que cuando tuvo que armar la jugada, de manera que el partido discurri¨® largo tiempo de forma rutinaria, sin mayores sobresaltos, convencido todo el mundo de que tarde o temprano llegar¨ªa el gol de Brasil, igual daba si en un golpe franco, un tiro de media distancia o un detalle individual.
Bastos le pegaba bien en las jugadas de estrategia, Maicon segu¨ªa poniendo centros, Elano remataba con relativa asiduidad y, de vez en cuando, aparec¨ªa Robinho. A Luis Fabiano, en cambio, le costaba enganchar con los volantes y poner la pelota entre los tres palos. No se dudaba, en cualquier caso, de la pegada de Brasil, y menos ante un rival como los chollima, los caballos alados norcoreanos. Y al final decidi¨® Maicon, como demandaba el desarrollo del partido, monopolizado por el lateral derecho de Brasil. A partir del gol de Maicon, el duelo acab¨® con empate a uno, un gol por bando, y con Brasil defendi¨¦ndose de mala manera, se?al de que no le sobr¨® nada para cantar victoria.
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