"Hacer antes la reforma podr¨ªa haber contenido parte de la destrucci¨®n de empleo"
El verano de Celestino Corbacho se presenta muy ocupado. De no evitarlo un cambio de Gobierno, el ministro de Trabajo tendr¨¢ que pulir en el Congreso la reforma laboral aprobada el mi¨¦rcoles y darle un empuj¨®n a la de las pensiones. Entretanto, Corbacho (Valverde de Legan¨¦s, Badajoz, 1949) se afana en explicar la anhelada reforma laboral. "No es para crear empleo, es para evitar que se destruya empleo", resume sereno en su despacho, pese a la tensi¨®n que acumula de los ¨²ltimos d¨ªas de negociaci¨®n. Corbacho reh¨²sa vaticinar si se llegar¨¢ a los cinco millones de parados. Ha aprendido que este tipo de pron¨®sticos hacen a los pol¨ªticos prisioneros de las hemerotecas. No falta quien le recuerda a¨²n que neg¨® que Espa?a fuera a llegar a los cuatro millones de parados.
"La presi¨®n de los mercados ha influido menos de lo que parece"
"Una tasa media de temporalidad del 25% se acercar¨ªa a la econom¨ªa real"
"Las reformas que se plantean en Europa favorecen m¨¢s a CEOE"
"Nuestra econom¨ªa siempre tendr¨¢ que tener una temporalidad m¨¢s alta que la de otros pa¨ªses europeos, porque el efecto estacional es mayor (sector tur¨ªstico, construcci¨®n...)"
"Un Gobierno socialista no tiene que perder las se?as de identidad en el pa¨ªs donde gobierna y tiene que contribuir a que la deriva en Europa sea menos conservadora"
Pregunta. En seis meses, el Gobierno ha pasado de considerar innecesaria la reforma a creerla crucial, ?qu¨¦ ha pasado en tan poco tiempo?
Respuesta. Nunca negu¨¦ la necesidad de reformas. Lo que hab¨ªamos sostenido es que la crisis no ten¨ªa origen en el mercado laboral, sino en el sistema financiero, en la falta de cr¨¦dito y en la falta de confianza de los ciudadanos. Y eso no se resolv¨ªa con una reforma laboral. Ahora, creo que la reforma tiene que servir para dos cosas: para dotarnos de un mercado en el que los ajustes futuros no vayan directamente a la destrucci¨®n de empleo y para que las futuras contrataciones garanticen una mayor estabilidad en el trabajo.
P. ?Y haberla hecho antes no hubiera evitado la destrucci¨®n de empleo?
R. No hubiera evitado toda la destrucci¨®n de empleo, porque la flexibilidad interna es imprescindible, pero tiene que ver mucho con el modelo econ¨®mico. En una f¨¢brica de autom¨®viles la puedes aplicar, pero en una promoci¨®n de casas pareadas es m¨¢s complicado. No se podr¨ªa haber evitado, aunque evidentemente podr¨ªa haber ayudado a contener una parte del empleo que se ha destruido. ?Por qu¨¦ no se hizo antes? Porque el Gobierno identific¨® que hab¨ªa que hacer esa reforma en el marco del di¨¢logo social y entendi¨® que era preferible retrasar tres meses la aprobaci¨®n de un real decreto para agotar las posibilidades del di¨¢logo social.
P. ?Cu¨¢nto ha influido la presi¨®n de los mercados?
R. Menos que la percepci¨®n que se puede tener. Si cogemos el documento del 5 de febrero, la hoja de ruta donde se establece una l¨ªnea a seguir para el di¨¢logo social, veremos que en el resultante final de la reforma no hay un giro copernicano. Hay conceptos que aparecen hoy con m¨¢s claridad.
P. La reforma apuesta por respuestas ya ensayadas que no han erradicado las disfunciones del mercado laboral. ?Por qu¨¦ ahora s¨ª que van a funcionar?
R. Esta reforma no es una mera prolongaci¨®n de otras. El contrato de fomento del 97 [el de 33 d¨ªas por despido] no ha funcionado por la inseguridad jur¨ªdica que tiene y por el amplio colectivo que excluye.
P. No es tan amplio. Apenas 400.000 personas de un total de 4,6 millones de parados.
R. ?Y es l¨®gico que se excluya a los hombres de 31 a 44 a?os?
P. Es un contrato de fomento de empleo indefinido para colectivos desfavorecidos, no uno ordinario.
R. S¨ª. Tiene que haber excepciones. En cualquier caso no se ha usado por la inseguridad jur¨ªdica y porque hay un colectivo con el que no se puede usar. Queremos apostar por ese contrato porque entendemos que es la alternativa a la temporalidad. Pero no actuamos solo sobre este segmento. Tambi¨¦n acotamos el contrato de obra o servicio, clarificamos los encadenamientos de contratos temporales y aumentamos paulatinamente la indemnizaci¨®n de la extinci¨®n del contrato temporal, de forma que la diferenciaci¨®n entre un contrato fijo y un contrato temporal se estreche.
P. ?Y la situaci¨®n no exig¨ªa medidas nuevas?
R. Esta reforma contiene medidas estructurales y coyunturales. Entre las primeras est¨¢ la apuesta decidida por la flexibilidad interna. Que el empresario y los trabajadores adapten la realidad de su empresa a la del mercado y la econ¨®mica. Otra medida estructural es una clara apuesta porque la temporalidad se acerque m¨¢s a la realidad econ¨®mica que a una cultura de contrataci¨®n. El otro cambio estructural es que la intermediaci¨®n reservada ahora exclusivamente a los servicios p¨²blicos de empleo se abra a las agencias privadas de colocaci¨®n.
P. ?Cu¨¢les son los cambios coyunturales?
R. Una discriminaci¨®n positiva para los parados de larga duraci¨®n mayores de 45 a?os y para los j¨®venes. Y ah¨ª se mantienen unas bonificaciones concretas para esos dos colectivos.
P. ?Ya han pactado la reforma final con CiU?
R. No. Lo que ha dicho CiU, demostrando responsabilidad con m¨¢s claridad que otros, es que lo que no va a impedir es que se tramite la reforma.
P. ?Cu¨¢ntas de las medidas llevan el sello de CiU?
R. Todas llevan un solo sello, el del Gobierno.
P. ?Qu¨¦ es el "resultado negativo" de una empresa?
R. Lo debe de determinar el juez.
P. Pues lo ha escrito usted en la reforma laboral.
R. Por un resultado negativo entiendo lo que entendemos todos por un resultado negativo.
P. ?Y qu¨¦ es lo que entiende usted?
R. Que las causas econ¨®micas deben de ser racionales, deben tener una m¨ªnima razonabilidad y deben ser demostrables. Hay jurisprudencia en esa direcci¨®n. Y las condiciones econ¨®micas de la empresa, debe ser el empresario el que diga: produzco m¨¢s, produzco menos; tengo p¨¦rdidas o no... Luego tendr¨¢ que justificar que para garantizar su viabilidad tiene que hacer un ajuste de plantilla. Y el juez tendr¨¢ que comprobar si es cierto y razonable.
P. En flexibilidad interna han sido un poco t¨ªmidos con el arbitraje.
R. El arbitraje obligatorio no es posible constitucionalmente. El actual modelo tiene un problema, que es que cuando no hay acuerdo se paraliza. Y eso no es bueno, puede eternizar la diferencia. Un empresario puede entender que ha cambiado el mercado, que tiene clientes nuevos y puede pensar que deber¨ªa cambiar las condiciones de trabajo. Me parece razonable. S¨¦ que el empresario va a pedir toda la autoridad [para cambiarlas]. Tampoco. Se tiene que negociar. Ese es un debate que los agentes sociales tienen que abordar entre ellos. Hay que buscar una buena salida que permita conciliar dos cosas necesarias, que las empresas tengan flexibilidad para adaptarse a una realidad cambiante pero, a la vez, que el principio de participaci¨®n y negociaci¨®n no se vea impedido.
P. ?No teme quedar como el ministro que ha abaratado el despido?
R. No porque no es verdad. Ayer el real decreto no estaba en vigor. Un trabajador en nuestro pa¨ªs pod¨ªa ser despedido por 45, 33 o 20 d¨ªas por a?o trabajado. Hoy est¨¢ en vigor y ese mismo trabajador puede cobrar una indemnizaci¨®n de 45, 33 o 20 d¨ªas por a?o.
P. Ese mismo trabajador, ayer ten¨ªa muchas menos posibilidades de ser despedido con 20 d¨ªas de indemnizaci¨®n que hoy.
R. Eso es una apreciaci¨®n suya que tiene que determinar el juez.
P. Entre los objetivos de la nueva redacci¨®n est¨¢ facilitar la v¨ªa del despido objetivo, el de 20 d¨ªas.
R. Est¨¢ corregir una anomal¨ªa entre la realidad y la ley. Solo el 9% de los despidos en Espa?a son objetivos. Hay una distorsi¨®n. La reforma no lo va a facilitar, pero s¨ª lo va a aclarar. La perversi¨®n es que el 80% de los despidos sean disciplinarios. Se instaura la idea de la facilidad del despido, aunque sea m¨¢s caro. Y ese despido a la larga da m¨¢s inseguridad al trabajador que el objetivo, donde hay un juez que interviene.
P. ?Va a contribuir la reforma a que la temporalidad se sit¨²e en niveles europeos?
R. Lo encaminamos en esa direcci¨®n, acotando normativamente el contrato de obra y servicio y evitando el encadenamiento. Tambi¨¦n aumentando la indemnizaci¨®n para la finalizaci¨®n de los contratos temporales hasta que tenga el mismo coste que la rescisi¨®n de un despido procedente.
P. Usted hablaba el otro d¨ªa de que pasado un tiempo hay que evaluar la reforma. ?Qu¨¦ objetivo de tasa de temporalidad hay que alcanzar para valorarla positivamente?
R. Es un camino que hay que recorrer en el tiempo. Espa?a se ha movido en el 33% de media de temporalidad.
P. Ya, pero ahora ha bajado al 25%.
R. S¨ª, pero por la destrucci¨®n de empleo temporal en la crisis. Si Espa?a llegara a tener una tasa media de temporalidad del 25%, se acercar¨ªa m¨¢s a lo que es su econom¨ªa real.
P. Seguir¨ªa estando por encima de la media europea.
R. Nuestra econom¨ªa siempre tendr¨¢ que tener una temporalidad m¨¢s alta que la de otros pa¨ªses europeos, porque el efecto estacional es mayor (sector tur¨ªstico, construcci¨®n...).
P. Da la impresi¨®n de que la reforma se ha escorado m¨¢s hacia las tesis de la patronal. ?Ten¨ªa m¨¢s raz¨®n en sus postulados CEOE?
R. No, la reforma no se ha escorado a un sitio ni a otro. Lo que estaba en el ¨¢nimo del Gobierno es responder a los interrogantes que tiene la econom¨ªa espa?ola, y el mercado laboral: excesiva rigidez en las empresas, m¨¢s seguridad jur¨ªdica para el contrato fijo, apostar por una mayor participaci¨®n en el terreno de la b¨²squeda de empleo y a la vez hace algo m¨¢s flexible con lo que creemos que necesita la econom¨ªa. No forma parte de la estrategia del Gobierno estar m¨¢s cerca de los postulados de CEOE.
P. Pero la estrategia de CEOE ha sido exitosa. Parece que propician la ruptura de la negociaci¨®n y, en cambio, consiguen avances en la l¨ªnea que ellos esperaban.
R. Probablemente hoy es verdad que todas las reformas que se plantean en Europa se acercan m¨¢s a planteamientos como los que defiende CEOE. Hay una corriente de pensamiento que va por ah¨ª.
P. ?Y se ha dejado el Gobierno llevar por esa corriente?
R. No. El Gobierno no se ha dejado llevar, esa es una realidad de la que formamos parte, podemos ignorarla, pero en todo caso nos afecta. Lo que pase en Europa no nos puede ser ajeno a nosotros. En todo caso, un Gobierno socialista no tiene que perder las se?as de identidad en el pa¨ªs donde gobierna y tiene que contribuir a que la deriva en Europa sea menos conservadora.
P. ?No es un fracaso no haber podido arrancar un pacto social en toda la legislatura?
R. No lo entiendo como tal, al menos personalmente. El Gobierno ha puesto toda la voluntad en conseguir un acuerdo en el di¨¢logo social. Pero no depende solo de la voluntad del Gobierno, tambi¨¦n de las otras partes.
P. ?Ha hecho el Gobierno todo lo que pod¨ªa?
R. Ha hecho lo que pod¨ªa e incluso ha sido generoso en los tiempos. Pero el Gobierno no lo vive como un fracaso, y el ministro menos.
P. ?Teme que la huelga general capitalice algo m¨¢s que la protesta contra la reforma laboral y haga tambalearse al Gobierno?
R. La huelga general est¨¢ convocada por la reforma laboral.
P. No solo, dicen los convocantes.
R. Una cosa es que los sindicatos europeos identifiquen que debe de haber una huelga en toda Europa porque no les gusta la deriva que est¨¢n tomando las cosas. Y otra cosa es: vamos a hacer una huelga en Espa?a porque estamos en desacuerdo con la reforma laboral, aunque sea enmarcada en un d¨ªa europeo.
P. ?Hizo usted huelga el 20 de junio de 2002?
R. No, yo no he hecho huelga nunca. Ten¨ªa responsabilidades de Gobierno. Ahora, respeto el derecho de huelga. Faltar¨ªa m¨¢s.
P. ?Se siente decepcionado con la convocatoria?
R. En absoluto. Es un derecho de los trabajadores. Lo respeto. No lo censuro. Es m¨¢s, en mi opini¨®n, los sindicatos han dado muestras m¨¢s que sobradas de una alt¨ªsima responsabilidad.
P. ?Es la reforma laboral su ¨²ltima labor como ministro de Trabajo?
R. No ten¨ªa necesidad institucional ni pol¨ªtica para hacerme cargo del ministerio. Pero me dieron la m¨¢xima oportunidad a la que puede aspirar un ciudadano de este pa¨ªs, que es estar un Consejo de Ministros. En la peor ¨¦poca de hace un siglo, en el peor ministerio de hace un siglo. Aguantando ah¨ª, sin perder la fuerza. Estar¨¦ a disposici¨®n de lo que diga el presidente.
P. ?Evitar¨¢ esta reforma que lleguemos a los cinco millones de parados?
R. Esta reforma no es para crear empleo, es para evitar que se destruya.
P. ?Se atreve entonces a descartar que lleguemos a los cinco millones de parados?
R. No. Yo me atrevo a decir que estamos en la parte final del ajuste del empleo. Deber¨ªa preocuparnos m¨¢s el tiempo que necesitamos para recuperar empleo que el tiempo durante el que se destruir¨¢. No me atrevo a dar una cifra.
P. A¨²n les queda pendiente la reforma de las pensiones. ?Van a sacarla sin acuerdo si es necesario?
R. La reforma de las pensiones es necesaria, no por la salud econ¨®mica de la Seguridad Social, y ser¨ªa bueno que el sistema financiero y Bruselas tomaran nota de ello. Las cuentas de las pensiones est¨¢n saneadas y nuestro sistema ha aguantado bien el impacto de la crisis econ¨®mica. La reforma es necesaria por la situaci¨®n demogr¨¢fica futura.
P. S¨ª, pero ?el Gobierno tomar¨¢ la decisi¨®n?
R. El Pacto de Toledo debe debatir y articular el consenso y luego establecer sus recomendaciones, que el Gobierno podr¨¢ asumir al 100%.
P. ?Se mantendr¨¢ elevar la edad de jubilaci¨®n?
R. Era una de las hip¨®tesis.
P. Tambi¨¦n aumentar el periodo de c¨®mputo, como se le dijo a Bruselas.
R. Yo no s¨¦ lo que se le dijo a Bruselas porque no yo no soy el ministro que habla con Bruselas. Yo lo que puedo decir es lo que dice el documento del Gobierno. Y sobre el periodo de c¨¢lculo dice que se tiene que discutir. Lo que no prejuzga el documento es cu¨¢l tiene que ser el resultado final.
P. ?Se precipita Bruselas entonces?
R. No. Hay que hacer reformas. No se puede negar la mayor. Pero de ese discurso no se pueden desprender situaciones que lleven a pensar que si no hacemos reformas, en seis meses tendremos problemas con las pensiones en Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.