Magisterio de un aut¨¦ntico heterodoxo

En la personalidad de Enrique Morente concurre la m¨¢s notoria clave comunicativa del flamenco: esa poderosa capacidad para adecuar a las exigencias musicales del cante incluso lo que no procede de las habituales canteras tem¨¢ticas del cante. Es lo que se podr¨ªa aplicar a esos grandes cantaores hist¨®ricos que fueron tambi¨¦n grandes recreadores formales. Morente puede considerarse un paradigma contempor¨¢neo en este sentido.

Aparentemente desentendido de la tradici¨®n estricta del cante, su obra testifica todo lo contrario: en ning¨²n momento dej¨® de elaborar una especie de remodelaci¨®n estil¨ªstica de esa tradici¨®n. Vendr¨ªa a ser como un heterodoxo que defendi¨® una nueva ortodoxia. El hecho de elegir los argumentos m¨¢s desusados no le imped¨ªa producir una versi¨®n flamenca irreprochable. Esa consabida operaci¨®n de sacar a flote la intimidad por medio del ritmo -tan propia tambi¨¦n del jazz- hizo de Morente un hito fundamental en la evoluci¨®n c¨ªclica del cante. Todo lo que interpret¨®, aun lo m¨¢s deliberadamente divorciado de los primitivos c¨¢nones flamencos, supuso a la larga un modelo de emocionante integridad flamenca. En su discograf¨ªa abundan estos singulares modos de sortear los m¨¢s palmarios riesgos para recrear a su excelente manera lo ya creado. Morente siempre fue capaz de reunir en un insuperable arquetipo flamenco la maestr¨ªa y el duende, el conocimiento y la pasi¨®n.