El PP por sevillanas
En arrope al candidato auton¨®mico, dispuestos a poner una pica en Andaluc¨ªa, granero tradicional de votos socialistas, los del Partido Popular acaban de celebrar su ¨²ltima Convenci¨®n. Deber¨ªa haberles servido como aquellos ejercicios espirituales ignacianos para hacerse las grandes preguntas sobre las postrimer¨ªas, de modo que salieran renovados. Pero que la inauguraci¨®n haya sido encomendada a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar significa una confesi¨®n de impotencia, una abdicaci¨®n o una emulaci¨®n del cinismo de Enrique IV de Francia que, adaptado, vendr¨ªa a decir 'mi presidencia del PP bien vale que Aznar haga su discurso'.
Claro que la concesi¨®n sucede en un momento en que el ex presidente est¨¢ dedicado de pleno a sembrar la desconfianza hacia Espa?a ante los inversores, los analistas, los expertos, las instituciones internacionales y el sursuncorda. Actitud que le ha hecho merecedor del ins¨®lito nombramiento de consejero externo de Endesa, con la m¨®dica retribuci¨®n de 200.000 euros anuales. As¨ª que la Convenci¨®n, que deber¨ªa haber trazado los nuevos caminos, ha preferido abandonarse por la senda del aznarismo, que ladra su rencor por las esquinas.
Rajoy opta por presentarse como la soluci¨®n en plan 'soy el camino, la verdad y la salvaci¨®n, creed en m¨ª'
En estas jornadas por sevillanas para referirse a Mariano Rajoy se hablaba simplemente de Mariano, confirmando, una vez m¨¢s, que el destino de quienes son valorados socialmente es que todo el mundo les llame por su nombre de pila. El presidente del Partido Popular parec¨ªa all¨ª presa de una felicidad sosegada propia de quienes se instalan en ese limbo que acoge a quienes se dedican a los placeres en vez de disfrutarlos, tienen alegr¨ªas en vez de alegrarse y culpan a la mala suerte en vez de ser desgraciados, conforme a la definici¨®n de Joseph Roth en Izquierda y derecha, cuya publicaci¨®n en castellano debemos a ediciones Barataria.
En sus declaraciones de precalentamiento el viernes 21 de enero, Mariano, con sed de urnas y p¨¢lpito de cambio, se propon¨ªa asimismo como el ant¨ªdoto a la desconfianza, las dudas, la crispaci¨®n y todos los otros males en que andamos sumidos, cuya generaci¨®n consideraba resultado exclusivo de la acci¨®n de sus rivales, sin atender a la forma decisiva en que desde sus propias filas se ha contribuido para que esas graves afecciones se instalaran en el cuerpo social.
Mariano se presentaba como cumplidor de la diligencia que corresponder¨ªa a un buen padre de familia, ese del que habla el art¨ªculo 1.104 del C¨®digo Civil, al que tantos afanes dedic¨® durante la preparaci¨®n de sus oposiciones para ganar la plaza de Registrador de la Propiedad. Ahora resulta que Espa?a no es un caso perdido, cuando hasta ayer era la cat¨¢strofe la que iba a impulsarle indefectiblemente a la Moncloa.
Fuera de la tribuna Mariano es capaz de admitir que en sus primeros seis meses si accediera a la Presidencia del Gobierno ser¨ªan necesarias medidas dur¨ªsimas, pero ahora m¨¢s que dibujar soluciones opta por presentarse como la soluci¨®n en plan 'yo soy el camino, la verdad y la salvaci¨®n, creed en m¨ª'. Se considera parte de esa gente normal que puede hacer cosas extraordinarias, seg¨²n el v¨ªdeo que se ha dejado grabar. Mariano abandera la austeridad y anuncia el fin de los "privilegios de los parlamentarios", cuyas pensiones en el caso de 81 de los 3.609 que han formado parte de las C¨¢maras y no pudieron cotizar por encontrarse exiliados por ejemplo, son ahora complementadas.
Pero de la "ejemplaridad" de Carlos Fabra, el cuentachistes de cabecera de Aznar y presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, y del caso G¨¹rtel con Francisco Camps adherido, "nunca m¨¢s se supo", como dec¨ªa del finado Fern¨¢ndez Jos¨¦ Iglesias, el Zorro. Puede as¨ª Mariano continuar la tarea de limpieza de la vida p¨²blica, aunque sea imposible que la veamos nunca terminada, al mismo tiempo que observamos el cambio constante del criterio de lo que es limpio. Sigue vigente adem¨¢s aquello de la paja en ojo ajeno y la viga en el propio, conforme al s¨ªndrome de quienes act¨²an protegidos por la ceguera del militante profesional.
Mariano piensa que puede saltarse a la torera lo que le falta para llegar a la Moncloa, un lugar desde el que nos har¨¢ a todos felices pero mientras tanto se siente relevado de las obligaciones que le incumben para terminar con los abusos y ofrecer transparencia en sus filas. Entre tanto, el ambiente de euforia en la medida en que se extiende va modificando los comportamientos porque ya sabemos que las actitudes se configuran en funci¨®n de las expectativas, en medio de esa confusi¨®n humana que no se expresa en palabras, sino al modo del zumbido de los insectos. Atentos.
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