Gadafi promete morir matando
El dictador amenaza con un nuevo Tiananmen - Dimite el ministro del Interior y pide al Ej¨¦rcito que apoye la protesta - Las tropas se unen a los rebeldes en el este
Muamar el Gadafi se aferra rabioso al poder. "Nunca me ir¨¦, morir¨¦ como un m¨¢rtir", espet¨® el dictador en un discurso interminable (75 minutos) en su primera intervenci¨®n p¨²blica en directo desde que, el 15 de febrero, estall¨® la revuelta en Bengasi, a unos 1.000 kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli, y que el dictador ya tiene a las puertas de su palacio. Gadafi, de 68 a?os, inst¨® a los libios a que "le amen" y a hacer frente a "las ratas que siembran los disturbios" en el pa¨ªs. E insisti¨®, col¨¦rico: "Si yo fuera presidente os tirar¨ªa mi dimisi¨®n a la cara, pero yo soy el l¨ªder de la revoluci¨®n, coger¨¦ mi fusil, permanecer¨¦ en Libia y derramar¨¦ hasta la ¨²ltima gota de mi sangre".
Lleva 41 a?os, 5 meses y 22 d¨ªas al frente de Libia y a¨²n se agarra a ese t¨ªtulo de "l¨ªder de la revoluci¨®n" que no figura en el protocolo del Estado, pero que, en realidad, le otorga todo el poder. Por eso anunci¨® ayer que "no se retirar¨¢ como hicieron otros presidentes" ¨¢rabes, porque ¨¦l es "el l¨ªder de la revoluci¨®n" y para seguir si¨¦ndolo "est¨¢ dispuesto a purgar casa por casa". Sus palabras, desconectadas de la realidad, recuerdan aquellas pronunciadas por los presidentes tunecino, Zine el Abidine Ben Ali, y egipcio, Hosni Mubarak, d¨ªas antes de abandonar el poder.
Gadafi habl¨® desde su vieja residencia bombardeada por EE UU en 1986
El Ministerio del Interior dice que la violencia se ha cobrado 300 vidas
Vestido con una t¨²nica marr¨®n, Gadafi apareci¨® ante las c¨¢maras en un marco cargado de s¨ªmbolos. Llevaba en una mano su Libro Verde, publicado en los setenta con algunas de sus reflexiones "revolucionarias". A sus espaldas estaba la que fue su residencia, que la aviaci¨®n norteamericana bombarde¨® en 1986. Nunca la reconstruy¨®.
Gadafi advirti¨® que las personas que se paseen armadas "son susceptibles de ser condenadas a muerte". Anticipando la virulencia de lo que podr¨ªa ser la pr¨®xima ola de represi¨®n invit¨® a los libios "a sacar a los ni?os de las calles". "Vuestros hijos morir¨ªan sin motivo, mientras que los de los l¨ªderes del movimiento est¨¢n bien escondidos en Europa y en Estados Unidos".
A diferencia de los otros jefes de Estado destronados, en su discurso Gadafi apenas hizo concesiones y s¨ª profiri¨® m¨²ltiples amenazas contra su pueblo, que en el este del pa¨ªs se ha librado ya de su r¨¦gimen. "Mubarak era un peligro para su pa¨ªs; Gadafi es un peligro para la humanidad", escrib¨ªa en Facebook un exiliado libio tras escuchar la larga intervenci¨®n, salpicada de gritos, incoherencias y momentos de aparente euforia como cuando declar¨®: "Libia liderar¨¢ a ?frica y al mundo".
Reiter¨® hasta la saciedad que no dimitir¨¢. "No tengo poder", afirm¨® contra toda evidencia. "El poder est¨¢ en manos de los comit¨¦s del pueblo". "?Quer¨¦is que Libia sea como Somalia?", pregunt¨® aludiendo al pa¨ªs m¨¢s ca¨®tico del mundo. Y se contest¨® a s¨ª mismo anunciando una represi¨®n similar a la de la plaza de Tiananmen, en Pek¨ªn, que en 1989 cost¨® la vida a cientos de manifestantes. El l¨ªder tambi¨¦n denost¨® a sus adversarios. Los j¨®venes de Bengasi que convocaron en Facebook el D¨ªa de la Ira fueron "enga?ados", sostuvo. "Son unos j¨®venes de 16 a 17 a?os que se drogan, se emborrachan, y que est¨¢n manipulados por los agentes de los servicios secretos extranjeros".
Su ¨²nico gesto apaciguador consisti¨® en anunciar una vaga descentralizaci¨®n del poder, cuyas l¨ªneas maestras, precis¨®, ser¨¢n explicadas por su hijo, Saif el Islam. Las palabras de Gadafi fueron acogidas con la misma ira que las del hijo, en su discurso televisado del domingo. En Bengasi la imagen del l¨ªder, en directo en la televisi¨®n, fue proyectada sobre la pared sin ventanas de un edificio, y una multitud la segu¨ªa mientras le tiraba piedras, seg¨²n varios v¨ªdeos en Youtube.
Coincidiendo con el discurso, los primeros periodistas occidentales lograron entrar en Libia a trav¨¦s de la frontera terrestre con Egipto, que ya no est¨¢ en manos de los fieles de Gadafi. Describen ciudades como Musaid y Tobruk en manos de los rebeldes, que intentan organizarse e imponer el orden colaborando con las fuerzas de seguridad, con las que han confraternizado. La prensa a¨²n no ha llegado a Musratha, la tercera ciudad, a 210 kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli, pero varios testimonios aseguran que el Ej¨¦rcito se pas¨® ayer al lado de los manifestantes.
A ¨²ltima hora, hasta el ministro del Interior libio y camarada de Gadafi desde los tiempos de la revoluci¨®n de 1969, Abdul¨¢ Yunis, anunci¨® su dimisi¨®n y su adhesi¨®n a la denominada Revoluci¨®n del 17 de Febrero, que reclama la salida del dictador, seg¨²n Al Yazira. El ministro ha pedido al Ej¨¦rcito que se sume a los manifestantes y respalde sus demandas "leg¨ªtimas".
En Tr¨ªpoli, tras los enfrentamientos del domingo por la noche y del lunes, la jornada fue relativamente tranquila, aunque para amedrentar a la poblaci¨®n los helic¨®pteros militares continuaron sobrevolando la capital a baja altura. La ONG Human Rights Watch (HRW) calcula que unas 62 personas murieron en la ciudad durante las primeras 36 horas de la represi¨®n. "Hemos visto", relataba un vecino de Tr¨ªpoli a HRW, "veh¨ªculos todoterreno repletos de hombres armados enmascarados, vestidos de militares y equipados con armas pesadas, dirigirse a los lugares de concentraci¨®n en el centro de la ciudad". Una vez llegados a su destino disparaban sobre la muchedumbre.
El r¨¦gimen contin¨²a desmoron¨¢ndose. Cada hora se alarga la lista de embajadores y altos funcionarios libios que dimiten, encabezados por el destinado en Washington, Ali Aujali, que sigue los pasos de los miembros de la representaci¨®n libia en la ONU (salvo el titular). Los diplom¨¢ticos en Francia y ante la Unesco expresaron su respaldo "al pueblo en esta revuelta contra la m¨¢quina de la opresi¨®n", si bien no dimitieron. S¨ª lo hicieron los embajadores libios en Bangladesh e India. Las legaciones en Malasia y Australia emitieron comunicados de condena de la represi¨®n.
El discurso
- "Nunca me ir¨¦ de esta tierra, morir¨¦ aqu¨ª como un m¨¢rtir. Me quedar¨¦ aqu¨ª desafiante".
- "Todos los cr¨ªmenes que han cometido [los rebeldes] son punibles con la ejecuci¨®n seg¨²n la ley libia".
- "Todos aquellos que quieren a Muamar Gadafi... ?que salgan a la calle! ?No teng¨¢is miedo a las ratas que siembran los disturbios! ?Cazadles, arrestadles!"
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