El ej¨¦rcito de la represi¨®n
El r¨¦gimen recurre a mercenarios de N¨ªger, Chad, Ghana o Sud¨¢n para sofocar la revuelta - El tirano ha organizado a los militares seg¨²n las divisiones tribales
Muamar el Gadafi siempre ha debido ser consciente de que el Ej¨¦rcito de Libia -un pa¨ªs dominado por las castas tribales- no obedecer¨ªa ¨®rdenes tan trascendentales como las de disparar a la poblaci¨®n. O que no seguir¨ªa ciegamente al l¨ªder. Ya en 1980, Gadafi fund¨® una milicia a la que se pertrech¨® con armamento sovi¨¦tico: la Legi¨®n Panafricana, que se embarc¨® en la d¨¦cada de los a?os ochenta en la guerra de Chad. La formaban mercenarios de Sud¨¢n, Egipto, T¨²nez, Mal¨ª y Chad. Ahora vuelve a recurrir a matones extranjeros. "Durante los ¨²ltimos 10 d¨ªas varios aviones han aterrizado en la capital libia con cientos de mercenarios de varios pa¨ªses africanos a bordo", aseguraba al diario The New York Times un vecino de Tr¨ªpoli.
Cobran "entre 1.000 y 2.500 d¨®lares al d¨ªa por matar", dice uno de ellos
Prevalecen hoy otras nacionalidades -Ghana, N¨ªger...- entre los miembros de la guardia pretoriana de Gadafi que mata a ciudadanos en Bengasi, Tobruk, Al Baida o Shahat. Porque, aunque la opacidad informativa reina en Libia, se sabe que varias unidades han desertado, se han pasado a las filas de los insurgentes y que el jefe del Estado Mayor est¨¢ en arresto domiciliario. "Los soldados son libios y no pod¨ªan soportar ver a extranjeros matando a sus compatriotas. Por eso se movieron para situarse junto al pueblo", destac¨® ayer Ali al Esaui, el embajador de Libia en India que ha renunciado al cargo.
En las jornadas m¨¢s violentas de la revuelta tunecina -las que siguieron a la fuga del dictador el 14 de enero- mucho se comentaba en T¨²nez sobre el respaldo que Gadafi hab¨ªa ofrecido al depuesto Zine el Abidine Ben Ali. Y m¨¢s se hablaba del miedo que infund¨ªan los mercenarios a las ¨®rdenes del coronel libio. Tem¨ªan los tunecinos que Gadafi los enviara para sofocar el alzamiento. No parece que fuera el caso. Todo apunta a que el dictador libio -sabedor de que las ¨®rdenes de disparar contra civiles inermes se topar¨ªan con el rechazo de los militares- reservaba fuerzas.
"No sabemos de d¨®nde son. No son libios. Son africanos, mercenarios. Est¨¢n disparando indiscriminadamente a la gente, que trata de defenderse en Tobruk, Bengasi, Al Baida y Dranah", aseguraba a Reuters un ciudadano egipcio que cruz¨® ayer la frontera de vuelta a su pa¨ªs.
"Queremos", asegur¨® un vecino de la segunda ciudad del pa¨ªs, "que los medios internacionales vean lo que han hecho en Bengasi. Quemaron a gente viva. Cuando el Ej¨¦rcito rechazaba disparar contra sus hermanos, los mercenarios se encargaban de ello". Un abogado a?adi¨® que los comit¨¦s de seguridad organizados por los ciudadanos han detenido a 36 mercenarios de Chad, N¨ªger y Sud¨¢n. "Encontramos sus pasaportes en el armamento de Al Fadil Benamer", afirm¨® el letrado. Un juez, que les interrogaba ayer, escuch¨® a uno de ellos decir que les pagaban "entre 1.000 y 2.500 d¨®lares al d¨ªa por disparar y matar manifestantes". Testimonios similares expresaron otros libios que hablan de mercenarios que "hablaban franc¨¦s" en las ciudades de Shahat y Al Baida.
Libia es muy diferente a T¨²nez y a Egipto. En estos dos pa¨ªses, el Ej¨¦rcito disfruta del respeto de la poblaci¨®n y en ambos Estados los mandos militares se negaron tajantemente a abrir fuego contra los civiles. En El Cairo es el Ej¨¦rcito el que dirige la transici¨®n. En T¨²nez, las Fuerzas Armadas tuvieron un comportamiento ejemplar, a decir de los m¨¢s furibundos antimilitaristas. En Libia es muy diferente. Gadafi ha explotado las hist¨®ricas disputas tribales para mantenerse en el poder desde 1969, y ha organizado el Ej¨¦rcito en base a esas divisiones tribales. Ahora, las Fuerzas Armadas no pueden ejercer el papel de mediador y de garante de cierta estabilidad. Es m¨¢s, no existe instituci¨®n que pueda garantizar ese objetivo.
El Ej¨¦rcito cuenta con 50.000 soldados (la mitad de ellos reclutas de reemplazo) y 40.000 reservistas. Adem¨¢s, la Fuerza A¨¦rea dispone de 18.000 uniformados y la Marina, de 8.000. No son unas fuerzas muy fogueadas, y lo que resulta peor para su adiestramiento: la inversi¨®n en material militar ha ca¨ªdo en picado en los ¨²ltimos a?os.
El Ej¨¦rcito se abastec¨ªa de armas hasta 1990 en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La URSS colaps¨® y los mercados de los pa¨ªses occidentales, especialmente Francia e Italia, donde Libia nutr¨ªa su arsenal, se cerraron a mediados de la d¨¦cada de los ochenta, en plena tormenta pol¨ªtica entre Gadafi y los pa¨ªses occidentales. La inversi¨®n se desplom¨® paulatinamente. En 1998, el Gobierno todav¨ªa destinaba al presupuesto de defensa el 5,3% del producto interior bruto. En 2007, solo alcanzaba el 1% del PIB.
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