Mayor radiactividad de lo normal

Tanto las autoridades japonesas, como el Organismo Internacional de Energ¨ªa At¨®mica (OIEA) afirman que los niveles de radiaci¨®n para la poblaci¨®n debidos a las centrales accidentadas no implican riesgos para la salud, que se han tomado medidas preventivas como la evacuaci¨®n en las zonas inmediatas y que se han hecho las recomendaciones debidas (permanecer en casa con las ventanas cerradas para evitar respirar los gases radiactivos emitidos a la atm¨®sfera). Se han medido los niveles de radiaci¨®n en unas 150 personas y una veintena de ellas han sido descontaminadas eliminando el polvo radiactivo adherido a su piel.

La situaci¨®n desde el punto de vista de la salud p¨²blica, dicen las autoridades niponas, no es alarmante, pero la misma OIEA recomienda prudentemente que "la exposici¨®n por encima del fondo natural de radiaci¨®n debe mantenerse lo m¨¢s bajo posible", e incluso en Tokio se midieron ayer niveles de radiaci¨®n 20 veces superiores a la normal.

La radiaci¨®n es una contaminaci¨®n que no se ve, pero que, en dosis altas, destruye c¨¦lulas y tejidos humanos. Cualquier explicaci¨®n sobre la radiactividad y sus efectos en la salud empieza por recordar que estamos rodeados de la que, de forma natural, emiten los materiales de las casas, los alimentos, y el suelo o las rocas de las monta?as, que hay radiactividad en el aire que se respira y que incluso llega del cielo. La radiactividad es algo tan corriente como la radiograf¨ªa que uno se hace en el dentista, solo que el radi¨®logo est¨¢ protegido con un delantal especial y se sit¨²a en una habitaci¨®n blindada frente a la radiaci¨®n y el paciente no. La diferencia es importante: es el tiempo de exposici¨®n, ya que el paciente se hace una radiograf¨ªa al a?o y el m¨¦dico hace varias al d¨ªa. Por eso se habla de recibir dosis que uno recibir¨ªa normalmente en un a?o, o que los operadores en una central nuclear accidentada solo pueden permanecer un tiempo limitado en la zona afectada. Por supuesto, la exposici¨®n var¨ªa con el tipo de radiaci¨®n (alpha, beta, gamma y de neutrones, cada una con una energ¨ªa, unas propiedades y una capacidad de penetraci¨®n en la materia).

Una persona est¨¢ expuesta, por las fuentes naturales, a una radiaci¨®n cada a?o de aproximadamente 2,4 milisievert. Pues bien, en algunos momentos, entre las unidades 3 y 4 de Fukushima Daiichi se han medido 400 milisievert, seg¨²n datos del OIEA, que considera ese nivel "muy elevado". En comparaci¨®n, una radiograf¨ªa supone 0,2 milisievert; la tripulaci¨®n de vuelos intercontinentales recibe unos 9 milisievert al a?o (por mayor exposici¨®n a la radiaci¨®n de origen c¨®smico) y a partir de 100 milisievert el riesgo de padecer c¨¢ncer se incrementa.

Los efectos de la radiaci¨®n a dosis relativamente altas o altas se conocen bien, desde n¨¢useas hasta v¨®mitos, hemorragias, o incluso destrucci¨®n del sistema nervioso o incluso muerte en pocos d¨ªas, pero siempre hablando de situaciones extremas y absorci¨®n de dosis muy altas, que no es el caso actualmente de la poblaci¨®n en Jap¨®n.