El cuento de Pedro y el lobo
La Sala Especial del Supremo estim¨® el pasado domingo por nueve votos sobre 16 -la misma mayor¨ªa que para la ilegalizaci¨®n de Sortu- los recursos de la Abogac¨ªa y la Fiscal¨ªa General del Estado contra las 254 candidaturas presentadas en el Pa¨ªs Vasco y Navarra por Bildu, coalici¨®n soberanista formada por Eusko Alkartasuna (EA), Alternatiba Eraikitzen (AE) e independientes de la izquierda abertzale acusada de continuar en fraude de ley la actividad de la disuelta Batasuna como brazo pol¨ªtico de ETA. La sentencia ha sido recurrida ante el Constitucional, que deber¨¢ pronunciarse ma?ana.
La evidencia de que los dirigentes de la ilegalizada Batasuna -insertos todav¨ªa dentro de la trama organizativa de ETA- intentaron burlar fraudulentamente a partir de 2004 la prohibici¨®n de concurrir a las elecciones bajo segundas marcas encubridoras es sencillamente abrumadora. Aunque lograron alcanzar temporalmente ese objetivo mediante el secuestro de siglas (PCTV-EHAK en 2005 y ANV en 2007) ya inscritas en el registro de partidos, la mayor¨ªa de sus tentativas se saldaron con un fracaso (AuB en 2003, Herritarren Zerrenda y Aukera Guztiak en 2004, ASB en 2007, D3M y Askatasuna en 2009).
Tras enga?ar tantas veces a la opini¨®n p¨²blica, el distanciamiento de los 'abertzales' de ETA es recibido con escepticismo
El cuento Pedro y el lobo -que sirvi¨® de tema a Prokofiev para una de sus composiciones- narra la historia de un pastorcillo guas¨®n que gasta una y otra vez a los vecinos del pueblo la pesada broma de avisar en falso de la llegada del lobo; cuando esta se produce finalmente, nadie hace caso de sus gritos y Pedro ve diezmado su reba?o. Los dirigentes de la ilegalizada Batasuna viven ahora una situaci¨®n semejante: tras haber enga?ado en tantas ocasiones a la opini¨®n p¨²blica con segundas marcas concertadas con ETA, su distanciamiento de la banda terrorista es recibida con incredulidad o escepticismo.
Pero solo los neur¨®ticos atrapados por la compulsi¨®n de repetici¨®n est¨¢n condenados a seguir pautas de conducta hasta tal punto r¨ªgidas que les impiden cambiar de comportamiento. La historia ofrece bastantes casos de organizaciones violentas -de izquierda o de derecha, religiosas o nacionalistas- reconvertidas de manera leal a los principios democr¨¢ticos. Sin embargo, el debate pol¨ªtico durante el ¨²ltimo a?o sobre la sinceridad y los visos de continuidad de la renuncia a la violencia de un sector de la vieja guardia batasuna no ha alcanzado a¨²n el grado de consenso necesario para que sus conclusiones operativas adopten forma jur¨ªdica vinculante en los tribunales. Las presiones pol¨ªticas -cercanas al chantaje- ejercidas por el PP para impedir ese pacificador desenlace y por el PNV para acelerarlo han dificultado todav¨ªa m¨¢s ese deseable acercamiento.
Ahora bien, cualquier pronunciamiento de los tribunales debe respetar la l¨®gica jur¨ªdica en sus argumentos y veredictos. No ha sucedido as¨ª con el auto de 30 de marzo de la Sala Especial del Supremo sobre Sortu y la sentencia del 1 de mayo sobre Bildu. Sin embargo, el voto particular de la minor¨ªa que disinti¨® en ambos casos de la mayor¨ªa de magistrados ha salvado al menos el honor jur¨ªdico del alto tribunal gracias a la firmeza moral de su defensa de los derechos fundamentales y al rigor t¨¦cnico de su aplicaci¨®n de los preceptos legales.
El voto discrepante de la sentencia sobre Bildu acepta la existencia de recelos y sospechas razonables en t¨¦rminos pol¨ªticos acerca de la presencia de antiguos miembros de Batasuna en las candidaturas de coalici¨®n. Pero la eventual contaminaci¨®n subjetiva derivada de esa circunstancia se contradice con la doctrina jurisprudencial seg¨²n la cual "la disoluci¨®n de un partido no comporta la privaci¨®n del derecho de sufragio activo o pasivo de quienes fueron sus promotores, dirigentes o afiliados".
Por lo dem¨¢s, la restricci¨®n de derechos fundamentales como la participaci¨®n pol¨ªtica, el derecho de asociaci¨®n, la libertad de expresi¨®n y la libertad ideol¨®gica causada por la prohibici¨®n de concurrir a un proceso electoral no permite sustituir la certeza objetiva por la sospecha o la mera convicci¨®n subjetiva y exige un canon de especial exigencia a la hora de valorar la prueba. La mayor¨ªa de la Sala Especial ha incumplido ese deber como revela el centenar de "crasos errores" detectados por los abogados de Bildu en el an¨¢lisis de las candidaturas realizado por la Guardia Civil y asumido por el fiscal general del Estado como si fuese el chico de los recados de las fuerzas de seguridad.
El voto particular discrepa de la afirmaci¨®n de la mayor¨ªa seg¨²n la cual ETA habr¨ªa impuesto el dise?o de Bildu al conjunto de la izquierda abertzale a trav¨¦s de Batasuna. Por el contrario, Batasuna ha llegado "a dar un giro copernicano desde su tradicional actitud subordinada a ETA" a trav¨¦s de un proceso de maduraci¨®n pol¨ªtica y de discusi¨®n. Finalmente, resulta "insostenible en t¨¦rminos constitucionales y legales" la exclusi¨®n del proceso electoral de EA y AE, "dos partidos de larga trayectoria democr¨¢tica y siempre opuestos a la violencia".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.