La elecci¨®n del pr¨®ximo l¨ªder
El Fondo Monetario Internacional tendr¨¢ un nuevo director gerente antes de lo esperado. Durante m¨¢s de una d¨¦cada critiqu¨¦ el modo de gobernar el Fondo, simbolizado en la manera en que se elige a su l¨ªder. Por acuerdo de caballeros entre los accionistas mayoritarios -el G-8-, el director gerente tiene que ser europeo, mientras que los estadounidenses ocupan el puesto n¨²mero dos y est¨¢n a la cabeza del Banco Mundial.
Los europeos normalmente eleg¨ªan a su candidato entre bambalinas, al igual que los estadounidenses, tras una simple consulta superficial con los pa¨ªses en desarrollo. El resultado, sin embargo, muchas veces no era bueno ni para el FMI, ni para el Banco Mundial ni para el mundo.
La prioridad es elegir un l¨ªder con las capacidades y el nivel de compromiso y entendimiento necesario
El nombramiento m¨¢s tristemente c¨¦lebre fue el de Paul Wolfowitz, uno de los principales arquitectos de la guerra de Irak, para liderar el Banco Mundial. Sus criterios all¨ª no fueron mejores de los que involucraron a EE UU en esa aventura desastrosa. Tras colocar la lucha contra la corrupci¨®n el primer lugar de la agenda del Banco, se fue a mitad de su mandato, acusado de favoritismo.
Finalmente, conforme pareci¨® surgir un nuevo orden tras la Gran Recesi¨®n fabricada por EE UU, el G-20 acord¨® (o al menos eso se cre¨ªa) que el pr¨®ximo director del FMI ser¨ªa elegido de una manera abierta y transparente. Se supon¨ªa que el resultado de ese proceso casi con seguridad dar¨ªa como resultado un director gerente proveniente de un pa¨ªs de mercados emergentes. Despu¨¦s de todo, la principal responsabilidad del FMI es combatir las crisis, que en su mayor¨ªa han tenido lugar en los pa¨ªses en desarrollo -m¨¢s de cien desde que comenzaron las pol¨ªticas desastrosas de la desregulaci¨®n y la liberalizaci¨®n financiera hace unos 30 a?os-. Hubo muchos h¨¦roes de esas batallas en los mercados emergentes.
Las crisis tienen que manejarse con mucho cuidado. En 1997, la mala gesti¨®n de la crisis del este de Asia por parte del FMI y del Tesoro de EE UU transform¨® las desaceleraciones en recesiones y las recesiones en depresiones. El mundo no puede permitirse que se repita ese desempe?o.
Hoy, la crisis inminente est¨¢ en Europa, donde el Banco Central Europeo parece estar poniendo su propio balance y el de los bancos europeos -cargados de deuda de Irlanda, Grecia y Portugal- por encima del bienestar de los ciudadanos de esos pa¨ªses. Esta deuda, casi con certeza, tiene que ser reestructurada, pero, al haber permitido que los bancos se apalanquen m¨¢s all¨¢ de cualquier nivel de prudencia y acumulen derivados t¨®xicos, el BCE hoy est¨¢ advirtiendo contra cualquier tipo de reestructuraci¨®n o amortizaci¨®n.
Sin embargo, es un poco tarde para que el BCE describa la reestructuraci¨®n de la deuda como "impensable". El BCE deber¨ªa haber pensado un poco m¨¢s antes de dejar que las cosas llegaran adonde llegaron. En realidad, m¨¢s que pensar, deber¨ªa haber aplicado cierta regulaci¨®n para impedir que los bancos de Europa se volvieran tan vulnerables.
Hoy el BCE necesita pensar en c¨®mo ayudar a todos, no solo a los banqueros que compraron los bonos. El nuevo criterio deber¨ªa ser poner a la gente en primer lugar y a los accionistas de los bancos y tenedores de bonos en segundo lugar. Incluso si los accionistas y los tenedores de bonos pierden todo con la reestructuraci¨®n correcta, a¨²n podemos salvar a los bancos y proteger a los contribuyentes y a los trabajadores.
Cu¨¢l sea la actitud del pr¨®ximo director gerente del FMI sobre esta cuesti¨®n -y sobre si ha de lograrse la salvaci¨®n fiscal a trav¨¦s de la austeridad, en cuyo caso los costos ser¨¢n absorbidos por los ciudadanos comunes mientras que los banqueros solo reciben una palmadita suave en la mu?eca- es de una importancia cr¨ªtica, pero dif¨ªcil de predecir. A pesar del fracaso de la estrategia del FMI en el este de Asia, Am¨¦rica Latina y otras partes, todav¨ªa tiene partidarios, incluso en los mercados emergentes.
La disputa por el liderazgo result¨® ser diferente de lo que muchos hab¨ªan esperado. Algunos de los candidatos m¨¢s cualificados (tanto en los pa¨ªses desarrollados como en desarrollo) no recibieron el respaldo de sus propios Gobiernos que el proceso pol¨ªtico parece exigir. Otras personas cualificadas de los mercados emergentes se mostraron reacias a lanzarse al ruedo -es una tarea brutal, con un cronograma de viajes que requiere que la energ¨ªa f¨ªsica est¨¦ a la par de la sabidur¨ªa y la experiencia-.
A pesar de lo mucho que me gustar¨ªa ver a alguien de los mercados emergentes y del mundo en desarrollo dirigir el FMI, la principal prioridad es elegir un l¨ªder con las capacidades y el nivel de compromiso y entendimiento necesarios en un proceso abierto y transparente, alguien que siga transitando el sendero de la reforma en el que se embarc¨® el Fondo.
La realpolitik podr¨ªa implicar que haya personas de experiencia tanto de China como de EE UU en la alta gerencia, pero la presunci¨®n de que el puesto n¨²mero dos deber¨ªa ser ocupado por un estadounidense tambi¨¦n tendr¨ªa que desaparecer.
Cualquiera sea el resultado, el FMI, el Banco Mundial y la comunidad internacional tienen que reafirmar su compromiso con un proceso abierto y transparente -y preguntarse c¨®mo se puede mejorar ese proceso-. Por ejemplo, en lugar de nominaciones por parte de Gobiernos, que suelen ser reacios a respaldar a candidatos excelentes de los partidos de la oposici¨®n, un comit¨¦ de nominaci¨®n internacional podr¨ªa presentar nombres. De la misma manera, cambios en los procedimientos de votaci¨®n (votaci¨®n p¨²blica por pa¨ªses, y no a trav¨¦s de distritos electorales, o un requisito de que los candidatos ganen el respaldo de una mayor¨ªa de pa¨ªses en desarrollo y emergentes) podr¨ªan persuadir a m¨¢s funcionarios de mercados emergentes de postular sus nombres.
Lo que estamos viendo ahora -campa?as abiertas, a diferencia de una selecci¨®n a puerta cerrada- parece ser un paso en la direcci¨®n correcta. Pero es de esperar que las promesas de campa?a no aten las manos del nuevo l¨ªder, como suele suceder en la pol¨ªtica electoral. Las ideolog¨ªas simplistas llevaron al mundo al caos en el que hoy se encuentra, y las recetas simplistas (incluso en la forma de austeridad de mano dura) solo agravar¨¢n los problemas.
Uno de los principales candidatos para ser el pr¨®ximo director gerente del FMI resulta ser una mujer francesa, Christine Lagarde, que, como ministra de Finanzas de Francia, ayud¨® a sacar a su pa¨ªs de la Gran Recesi¨®n. Fue una franca defensora de las reformas del sector financiero y se gan¨® el respeto de todos aquellos con quienes tuvo que trabajar.
La pol¨ªtica no siempre es amable con los buenos candidatos. El mundo deber¨ªa estar agradecido de que haya al menos uno. El lugar donde haya nacido no deber¨ªa ser un impedimento para sus perspectivas.
Joseph E. Stiglitz es profesor de la Universidad de Columbia y premio Nobel de Econom¨ªa 2001. (c) Project Syndicate, 2011.
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