V¨ªsperas de la independencia
Aunque compuesto por tres relatos, cabe considerar este libro de Amos Oz, escrito a mediados de los a?os setenta, una obra tan unitaria como una novela. La semejanza del tono que comparten, la ubicaci¨®n temporal en los ¨²ltimos meses del Mandato Brit¨¢nico, la preeminencia de la ciudad de Jerusal¨¦n, admirablemente descrita, con las trazas de un personaje dram¨¢tico, dotan al libro de una singular cohesi¨®n, y ser¨ªa desacertado leerlos aisladamente. Tambi¨¦n colabora a la coordinaci¨®n la suma de sus puntos de vista. En el primero, 'La Colina del Mal Consejo', situado un a?o despu¨¦s de la victoria de los aliados, el relato es pretendidamente objetivo, con un clima de altas esferas pol¨ªticas y predominio de la diplomacia, confrontando as¨ª la presi¨®n de la administraci¨®n pol¨ªtica -militares brit¨¢nicos, respetables ¨¢rabes, dirigentes de la Agencia Jud¨ªa, banqueros con melanc¨®licas damas inglesas- con los inmigrados recientes de Europa; el segundo relato, 'El se?or Levi', cuenta la amistad de un muchacho por Efraim, hijo del poeta Nejamkin, al que le atribuye una vida heroica de resistencia a los ingleses, mientras el padre lanza profec¨ªas po¨¦ticas que para su entusiasmo patri¨®tico son de obligado cumplimiento; el tercero, 'Nostalgia', se construye con las cartas que un m¨¦dico anciano y enfermo escribe a su antigua amante, donde la evocaci¨®n del tiempo del amor se solapa con la cr¨®nica de los preparativos para la guerra, cuya urgencia, a pesar de su enfermedad terminal, lo mantiene en una activa colaboraci¨®n que no le permite abandonarse a la nostalgia: "Y qu¨¦ sentido tiene esta larga carta, de qu¨¦ trata, cu¨¢l es el tema, para qu¨¦ me dirijo a ti; tampoco lo s¨¦. Lo lamento".
La Colina del Mal Consejo
Amos Oz
Traducci¨®n de Raquel Garc¨ªa Lozano
Siruela. Madrid, 2011
292 p¨¢ginas. 21,95 euros
Los relatos de La Colina del Mal Consejo pertenecen al periodo m¨¢s comprometido de Amos Oz con la propaganda de la necesidad de la construcci¨®n del Estado de Israel, lo que no empa?a, en absoluto, la revelaci¨®n de la complejidad que supuso la independencia y la exploraci¨®n del ingrediente de fanatismo de un posicionamiento pol¨ªtico excluyente. En este libro resulta especialmente valioso el tratamiento sesgado, con su punto de recriminaci¨®n, que recibe el ansia belicosa, y por lo mismo atolondrada, del adolescente impregnado de impetuoso patriotismo. En esto se aprecia, tambi¨¦n, la inteligencia narrativa de Amos Oz, al contrastar las generaciones emergentes, nacidas en Palestina, con los ancianos llegados de Centroeuropa, acogidos a un crep¨²sculo de esperanza que pacifica la tierra con la mirada, discordancia que salpica sus p¨¢ginas de una melanc¨®lica fatalidad. Amos Oz vivi¨® de ni?o la ¨¦poca que reflejan estos relatos, y acaso no sea del todo impertinente leerlos como una transcripci¨®n de su experiencia.
Hay que insistir en que Jerusal¨¦n, en cuanto ciudad de la luz y la tribulaci¨®n, se proyecta en estas p¨¢ginas con una prodigiosa materialidad. El escritor deja intervenir, en muchas ocasiones, m¨¢s al poeta que al narrador, sin reducir la eficacia de la prosa. Al describir el toque de queda, hace notar que esa imposici¨®n produce "la extra?eza del metal hacia la piedra, el lento estrechamiento de las monta?as alrededor". Todo el libro brilla con joyas de id¨¦ntica precisi¨®n. No en vano Amos Oz ha contribuido tambi¨¦n con sus propias manos a la construcci¨®n de Israel.
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