La caja cae v¨ªctima del control pol¨ªtico, el 'ladrillo' y el despilfarro
La entidad desarroll¨® su actividad sometida a los manejos del PP valenciano y en manos de unos gestores investigados por sus elevados sueldos
La historia de la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo (CAM) termin¨® definitivamente ayer tras una centenaria andadura que encaram¨® la entidad alicantina hasta el cuarto puesto en la lista de cajas espa?olas. La escalada en la clasificaci¨®n financiera estatal de la CAM ten¨ªa pies de barro y en apenas el ¨²ltimo a?o comenz¨® una vertiginosa ca¨ªda libre que la ha llevado al desguace.
En el fondo del estrepitoso fracaso de la CAM subyacen tres argumentos: el sometimiento de la entidad a los caprichos en forma de dudosas inversiones del Gobierno de la Generalitat valenciana, la arriesgada apuesta por el sector de la construcci¨®n y el despilfarro de sus gestores, con pensiones y prejubilaciones millonarias. Este ¨²ltimo cap¨ªtulo lo lideran tres nombres propios: Modesto Crespo, expresidente del Consejo de Administraci¨®n, y los antiguos directores generales Roberto L¨®pez Abad y Mar¨ªa Dolores Amor¨®s.
El desembarco de los interventores del Banco de Espa?a fue fulminante
El periplo de la CAM se remonta a 1875, cuando se constituyeron en Espa?a los Montes de Piedad y Cajas de Ahorros. Pero no fue hasta el ¨²ltimo cuarto del siglo XX cuando la entidad adquiri¨® su configuraci¨®n definitiva. En 1988 la caja adopt¨® la nomenclatura de Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo.
Desde 1988 y hasta finales de 2009 la entidad vivi¨® su periodo m¨¢s boyante. Pero sus ejecutivos solo ten¨ªan ojos para dos objetivos: financiar sin rechistar los proyectos del Ejecutivo valenciano del PP y seguir engordando el negocio inmobiliario. El expresidente del Consejo de Administraci¨®n, Modesto Crespo, era el encargado de complacer al Gobierno regional, no en vano lleg¨® al cargo de la mano de su amigo, el expresidente Francisco Camps. Y mientras, el ex director general, Roberto L¨®pez Abad, pilotaba la huida hacia adelante a lomos del ladrillo, pese a las advertencias de otros exdirectivos sobre las funestas consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Fue a finales de 2009 cuando el Banco de Espa?a comenz¨® a mirar con lupa cada movimiento de la CAM. La entidad, apremiada por el supervisor nacional, inici¨® un tortuoso camino en pos de una fusi¨®n salvadora. Pero cada paso que daba destapaba, en paralelo, sus carencias y dejaba entrever su d¨¦bil salud econ¨®mica.
En el fallido proceso de fusi¨®n de la CAM hubo tres hitos destacados: primero el fracaso de integraci¨®n con Caja Madrid, debido la oposici¨®n frontal del expresidente Camps; segundo los nones que recibi¨® de su vecina Caja Murcia, a causa de un desencuentro por el control de la c¨²pula de la nueva entidad; y tercero, y definitivo en el declive de la entidad, su expulsi¨®n, el pasado mes de marzo, de la fusi¨®n fr¨ªa con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura. En el ¨²ltimo minuto, los pr¨¢cticamente ya nuevos socios de la CAM no se creyeron las cuentas que presentaba la entonces directora general, Mar¨ªa Dolores Amor¨®s.
A mediados de julio, la CAM vivi¨® dos viernes negros. El primero, el d¨ªa 15. La entidad cosech¨® un rotundo suspenso en las pruebas de solvencia a la banca realizados por la Uni¨®n Europea. En la ma?ana del viernes siguiente, y en medio de una rebeli¨®n de un sector del Consejo, Modesto Crespo abdic¨® y comunic¨® en una improvisada reuni¨®n del Consejo la decisi¨®n del Banco de Espa?a de intervenir la caja. Crespo entreg¨® la cuchara sin autocr¨ªtica. Y eso s¨ª, defendiendo a su mentor, Francisco Camps.
El desembarco de los interventores del Banco de Espa?a fue fulminante. Crespo, el ¨²nico presidente de la entidad que ha tenido sueldo (300.000 euros anuales) y todo el Consejo de Administraci¨®n fueron destituidos. Unos meses m¨¢s tarde despidieron a la directora general, Mar¨ªa Dolores Amor¨®s, por asignarse una pensi¨®n vitalicia de 370.000 euros y falsear las cuentas, en concreto el balance del primer trimestre de este a?o. Su gesti¨®n est¨¢ siendo investigada por la Audiencia Nacional.
Los interventores del Banco de Espa?a no pudieron hacer lo propio con otros ex altos cargos, entre ellos Roberto L¨®pez Abad. ?l y cuatro ejecutivos m¨¢s se colaron en el ERE de la caja y se marcharon en la antesala de la intervenci¨®n, con una prejubi-laci¨®n global de 12,8 millones de euros. Ninguno ha dado explicaciones desde su marcha. La Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n espera el informe final del Banco de Espa?a para emprender posibles acciones penales contra ellos.
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