Intransigencia alemana
Alemania nada tuvo que ver en la eclosi¨®n de la crisis que est¨¢ sufriendo la eurozona; pero en el agravamiento de la muy tortuosa gesti¨®n de la misma, la influencia de las autoridades alemanas est¨¢ resultando esencial. Desde que aparecieron los primeros problemas en Grecia, todav¨ªa irresueltos, el Gobierno alem¨¢n no ha dejado de imponer exigencias de muy dif¨ªcil cumplimiento que han aportado ya un resultado suficientemente claro: el conjunto de la eurozona aborda el inicio de 2012 con un cuadro econ¨®mico muy pr¨®ximo a la recesi¨®n, con tasas de desempleo en m¨¢ximos desde hace d¨¦cadas. La aplicaci¨®n de pol¨ªticas econ¨®micas volcadas en reducir dr¨¢stica e inmediatamente el d¨¦ficit p¨²blico en todas las econom¨ªas ha acentuado la ya acusada debilidad de la actividad econ¨®mica y las dificultades financieras. Adem¨¢s, sin crecimiento econ¨®mico, las posibilidades de saneamiento financiero son muy reducidas.
As¨ª lo interpretan tambi¨¦n los inversores en deuda p¨²blica, imponiendo primas de riesgo, costes de financiaci¨®n de los tesoros nacionales en algunos pa¨ªses, incompatibles con la solvencia a medio plazo. A los tres pa¨ªses inicialmente en dificultades (Grecia, Irlanda y Portugal) que requirieron planes de rescate se han a?adido Italia y Espa?a. La ampliaci¨®n de las primas de riesgo, de la mano de amenazas de las agencias de calificaci¨®n crediticia, tambi¨¦n ha llegado a B¨¦lgica y Francia. Ese fue el contexto de la ¨²ltima cumbre en la que los acuerdos alcanzados son b¨¢sicamente las propuestas alemanas. Consideradas la base de la transici¨®n a una mayor integraci¨®n fiscal, las medidas incorporadas en el denominado pacto fiscal franco-alem¨¢n constituyen un repertorio de restricciones en las finanzas nacionales, incluida la exigencia de enmiendas en las constituciones nacionales con el fin de limitar los d¨¦ficits p¨²blicos.
Tales exigencias de rigor deber¨ªan formar parte de un proceso de mayor integraci¨®n econ¨®mica a medio y largo plazo. Es el empe?o en anteponerlas de forma exclusiva y el que aparezcan hu¨¦rfanos de propuestas complementarias que favorezcan el crecimiento de las econom¨ªas lo que las convierte en inadecuadas para corregir los efectos de una crisis financiera persistente y una recesi¨®n en ciernes que amenazan los fundamentos de la Uni¨®n Europea. La eventual fragmentaci¨®n o segmentaci¨®n de la eurozona podr¨ªa arrastrar al propio mercado interior, del que se beneficia la econom¨ªa alemana de forma destacada. Tambi¨¦n est¨¢ amenazando ya la propia salud de los bancos alemanes y las posibilidades de crecimiento de una econom¨ªa que necesita de las dem¨¢s, dentro y fuera de Europa, para asentar sus indudables ventajas competitivas. La calidad de sus empresas, el respeto a sus instituciones, el inequ¨ªvoco compromiso europeo de algunos de sus l¨ªderes hist¨®ricos, forman parte de un bien ganado predicamento que resultar¨¢ perjudicado si sus autoridades actuales siguen demorando soluciones contundentes para la gesti¨®n de la crisis de la deuda soberana. No es incompatible la adopci¨®n de rigor en las finanzas p¨²blicas con la apertura de posibilidades de crecimiento. Desde el Fondo Monetario Internacional hasta los partidos de la oposici¨®n alemanes convienen en la necesidad de no asfixiar la creaci¨®n de empleo.
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