Al servicio del bien local
No ejerzo como periodista desde hace m¨¢s de 15 a?os y en ese tiempo han cambiado muchas cosas. Cuando lo dej¨¦, las tiradas eran altas e iban en aumento, y cada ciudad ten¨ªa al menos un peri¨®dico potente, cuando no se daba una fuerte competencia entre varios rotativos. Trabaj¨¦ mis ¨²ltimos ocho a?os en Los Angeles Times, un diario que los periodistas llamaban el "ata¨²d de terciopelo" porque era un lugar estupendo para estar y trabajar y porque lo m¨¢s seguro era que tambi¨¦n uno se quedara all¨ª de por vida. Cuando te enviaban de viaje para cubrir una noticia, volabas en primera clase. La edici¨®n del domingo estaba tan cargada de anuncios y noticias que hasta hubo un incidente en el que un repartidor arroj¨® el pesado peri¨®dico a un jard¨ªn y mat¨® con ¨¦l a un perrito.
Atender a la comunidad es la ¨²ltima esperanza de los diarios
Pero eso era entonces y esto es ahora. Ya podemos olvidarnos de los asientos en primera y de las tiradas grandes. Dejemos de a?orar el ata¨²d de terciopelo. El Times, como el negocio de la prensa en general, es m¨¢s bien una caja de pino. La pregunta es si los peri¨®dicos acabar¨¢n a dos metros bajo tierra o encontrar¨¢n un punto de apoyo en la nueva era del consumo de noticias.
La conveniencia manda. Antes resultaba c¨®modo que te llevaran el peri¨®dico a casa o comprarlo en el quiosco cuando te bajabas del tren o del autob¨²s. Pero Internet ha cambiado eso. Ahora las noticias est¨¢n a solo un clic de distancia en la Red. Es r¨¢pido y f¨¢cil, y el consumidor puede elegir la fuente y el contenido. ?C¨®mo no iba a gustarnos? La ¨²nica pega es que esta revoluci¨®n hace que el peri¨®dico resulte posiblemente obsoleto.
Pero no del todo. Lo que hizo que los diarios tuvieran una importancia vital para los individuos y la sociedad durante 200 a?os es que eran los apoyos primarios de la comunidad. Eran el centro. El sitio para la informaci¨®n, la conversaci¨®n y el debate. En la ¨²ltima d¨¦cada hemos visto c¨®mo ese centro se desintegraba. Se lo han comido los sitios web y los blogs y los tuiters. Ahora, el consumidor de noticias por lo general elige entre un buf¨¦ de proveedores de noticias. ?C¨®mo puede el arcaico peri¨®dico sobrevivir siquiera!
La supervivencia reside en encoger el mundo, o al menos la Red. Siempre habr¨¢ unos pocos peri¨®dicos afortunados que cuenten la actualidad nacional, que vayan a las guerras y sigan a los l¨ªderes del mundo. Pero todos los dem¨¢s tendr¨¢n que dedicarse nuevamente a las comunidades a las que sirven. Tendr¨¢n que proporcionar lo que la Red no tiene: contenido exclusivo de los barrios, los distritos y las manzanas. Eso que se llama periodismo comunitario. Noticias que la gente puede usar. Un peridismo marcado a base de pases cortos en lugar de intentar meter un gol desde el otro extremo del campo. Quiz¨¢ no es tan llamativo como cubrir guerras o seguir al presidente, pero es lo que la gente necesita y no puede encontrar en Internet.
No todo est¨¢ perdido para los peri¨®dicos. Muchos han desaparecido y muchos han quedado mutilados. En el antes estupendo Los Angeles Times habr¨¢ otra ronda m¨¢s de despidos en la redacci¨®n en enero. Pero todav¨ªa hay esperanza para los que se quedan. Cuando yo era periodista, lo ¨²ltimo que quer¨ªa o¨ªr era la frase "periodismo comunitario" porque para m¨ª significaba noticias cortas para grupos reducidos de lectores. Creo que atender a esos grupos reducidos de lectores es ahora la ¨²ltima esperanza para el peri¨®dico.
Traducci¨®n de News Clips.
![Fachada de la sede central de<i> Los Angeles Times,</i> en el <i>downtown</i> angelino.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RCQOET5SPHBG3ADG5T5OCSEOVE.jpg?auth=78d73b979d06ac891f94227ae1b829d2fddeb8243a1dc3400d734e025d6ed9ba&width=414)
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