"No actuamos por capricho"
Odiados y temidos, sus calificaciones hacen temblar a la econom¨ªa mundial. EL PA?S entra en el cuartel de Standard & Poor's en Espa?a y revela sus pr¨¢cticas
Un discreto piso en una discreta calle con nombre de marqu¨¦s, en la zona m¨¢s boyante de la villa de Madrid, alberga la sede espa?ola de Standard & Poor's (S&P). Un joven con acento extranjero y vestimenta informal fuma junto al portal. Dentro, en un panel se anuncia la ubicaci¨®n de la entidad, una de las tres principales agencias de calificaci¨®n de riesgo del planeta junto a Moody's y Fitch. En la estancia no hay grandes pantallas ni nadie se mueve de forma acelerada. Pero en estancias como esta se cuecen decisiones que mueven los destinos financieros internacionales y causan crisis que han hecho temblar y caer a varios Gobiernos. La apresurada reacci¨®n de los l¨ªderes europeos a su ¨²ltima decisi¨®n -rebajar la calificaci¨®n de nueve pa¨ªses, entre ellos Francia, Italia y Espa?a-, es una buena muestra de su relevancia en esta crisis.
"No tenemos la culpa de la crisis", dice el directivo de otra agencia
Un grupo impar distribuido en distintos pa¨ªses vota las decisiones
El ingl¨¦s es idioma oficial en esta sede poblada por analistas treinta?eros
S&P, Fitch y Moody's copan el 95% de esta actividad en todo el mundo
Cuando las notas eran altas, en la bonanza, no recib¨ªan cr¨ªticas
Las agencias erraron al poner la mejor nota a las hipotecas 'basura'
La rebaja generalizada que anunci¨® S&P en la tarde del viernes tampoco sorprende. A principios de diciembre hab¨ªa puesto bajo vigilancia negativa a todos los pa¨ªses de la eurozona, tanto por la crisis del euro como por las perspectivas de crecimiento, que para algunos pa¨ªses como Espa?a apuntan a la recesi¨®n. El plazo para resolver esas vigilancias es de 90 d¨ªas, por lo que todav¨ªa hab¨ªa tiempo. Ahora todo indica que pronto puede haber una decisi¨®n sobre bancos. Y no hay que descartar que tambi¨¦n las otras agencias se pronuncien. Moody's ya anticip¨®, tambi¨¦n en diciembre, que en el primer trimestre de este a?o podr¨ªa revisar las calificaciones. As¨ª que atenci¨®n.
El joven, treinta?ero, resulta ser uno de los 25 analistas de S&P en Espa?a. Uno de esos hombres sin piedad que durante estos meses han puesto y siguen poniendo patas arriba los mercados del mundo entero con las continuas rebajas del rating de las deudas soberanas. Tras acabar el cigarrillo se mezcla con varios colegas de ambos sexos y edades similares. Apenas se comunican m¨¢s de lo necesario, normalmente en ingl¨¦s, mientras fijan su inter¨¦s en alguna tarea. Son de varias nacionalidades y la profesi¨®n les obliga a ser refractarios a las cr¨ªticas que les caen como chuzos de punta cada vez que se anuncia una recalificaci¨®n a la baja. Aunque ¨²ltimamente optan por ocultar a qu¨¦ se dedican para que nos les miren mal.
Ese es el riesgo de esta gente que, precisamente, se dedica a calificar el riesgo (crediticio) del resto de la humanidad. Es una profesi¨®n de alto estr¨¦s, con decisiones que pueden tumbar cualquier econom¨ªa. Y eso les convierte a menudo en el pimpampum de Gobiernos, entidades financieras, empresas y toda clase de sujeto activo de los mercados. Sin ir m¨¢s lejos, el pasado jueves el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, fue directo al coraz¨®n cuando, en un acto celebrado en Madrid, se le pregunt¨® por la rebaja de Moody's a la Comunidad Valenciana: "No les doy mucho cr¨¦dito, entre otras cosas porque estaban dando una m¨¢xima calificaci¨®n a algunas entidades que 48 horas despu¨¦s estaban quebradas", enfatiz¨® en referencia a Lehman Brothers. Tambi¨¦n los responsables de algunas entidades financieras les acusan de no haber pisado sus sedes en un a?o y que, pese a ello, les modifican la calificaci¨®n.
Su c¨®digo de conducta tambi¨¦n les hace ser reacios a los medios de comunicaci¨®n. No hablar, no hacer declaraciones, ser invisibles. Sin embargo, tantos ataques les han hecho reaccionar y abrir algo sus puertas. "No nos gusta que se opine sin saber", se defiende Myriam Fern¨¢ndez de Heredia, la ¨²nica persona espa?ola en la c¨²pula de la agencia y responsable de ratings soberanos y sector p¨²blico para Europa, Oriente Medio y ?frica. "No somos culpables de la crisis", sentencia un directivo de otra agencia que prefiere guardar el anonimato. Luego, Heredia cuenta con detalle la estructura de S&P y su funcionamiento, que apenas difiere del de las otras agencias; pero no dice ni una palabra de la rebaja de calificaci¨®n ni del barrido que va a hacer a toda la banca europea. Las normas y la confidencialidad mandan. As¨ª que se aplica a explicar la sopa de letras con que certifican la mayor o menor solvencia de los emisores, como se llama a los clientes.
"Aplicamos una metodolog¨ªa escrita, no actuamos por capricho", a?ade Heredia. Y dispara: "Nosotros procuramos asignar ratings estables. El mercado, por el contrario, es m¨¢s vol¨¢til. Hasta hace muy poco apenas diferenciaba los bonos alemanes de los griegos, mientras nosotros calific¨¢bamos de forma diferente la deuda de ambos pa¨ªses. De eso no se dice nada. Y eso nos obliga a explicarlo muy bien para que se comprenda c¨®mo actuamos". Heredia y el directivo de la otra agencia recuerdan que, cuando las calificaciones eran m¨¢s elevadas, muchos Gobiernos las utilizaban como propaganda de su salud financiera. Los mismos que ahora tratan de minusvalorar su papel. "El gran error se cometi¨® en 1970 cuando se incluyeron las calificaciones en los modelos de regulaci¨®n, lo que hizo que se convirtieran m¨¢s en una opini¨®n sobre el cr¨¦dito de un pa¨ªs que un term¨®metro para decidir la inversi¨®n", asegura el analista consultado. "Las calificaciones deben utilizarse por los inversores como un instrumento m¨¢s para su toma de decisiones", remacha Heredia.
Las fuertes descalificaciones recibidas por su actuaci¨®n desde la crisis originada por las subprime, que las agencias no fueron capaces de prever; las presiones que los Gobiernos hicieron a medida que se les bajaban la nota a sus pa¨ªses y a sus instituciones financieras llevaron a las autoridades europeas a preparar un endurecimiento de la normativa regulatoria del sector, que tienen previsto aprobar este a?o. "La normativa que se ha elaborado, nos aboca a una muerte lenta", mantiene la fuente consultada. Ese temor se basa en que pretende que las escalas de calificaci¨®n de las agencias sean homog¨¦neas, aprobar sus metodolog¨ªas, que se cambie de agencia cada cuatro a?os y prohibir que una agencia califique a compa?¨ªas en las que participan accionistas de las propias agencias. "No tiene sentido, porque tenemos distintas formas de medir la perdida esperada y el grado de incumplimiento, porque nos impide calificar a largo plazo a un cliente y porque, en definitiva, nos hace perder credibilidad", a?ade el directivo.
Para llegar a analista se exige una gran formaci¨®n en mercados y varios a?os de experiencia en an¨¢lisis de cr¨¦dito. Independientemente de su experiencia, para que un nuevo empleado pueda trabajar como analista tiene que aprobar dos ex¨¢menes que certifican sus conocimientos de metodolog¨ªa de an¨¢lisis de todas las clases de activos y, en m¨¢s profundidad, de la disciplina en la que el analista se va especializar. El ingl¨¦s es el idioma de trabajo y es frecuente que los analistas hablen m¨¢s de dos idiomas. Una vez en la agencia son habituales los traslados entre los distintos departamentos, y menos frecuentemente, fugas de una agencia a otra. El que entra en este sector es dif¨ªcil que salga, aunque tambi¨¦n es verdad que las edades mayoritarias est¨¢n en el segmento de 35 a 55 a?os. Rige un estricto c¨®digo de conducta: no pueden recibir regalos, ni discutir honorarios, ni tomar decisiones de manera unilateral, no saben lo que se factura, ni participan en un comit¨¦ si hay conflicto de intereses.
Los analistas trabajan, claro, para entidades con ¨¢nimo de lucro. Las agencias de calificaci¨®n son empresas privadas que cotizan en Bolsa (en el caso de S&P lo hace su matriz McGraw Hill) y, ante todo, buscan la rentabilidad. S&P y Moody's, que pugnan por el liderato, y Fitch, tercera en discordia, copan el 95% de la actividad del sector. Aunque en Moody's Warren Buffet posee el 10%, el capital de las agencias se reparte entre fondos de inversi¨®n, muchos de ellos comunes. Esta circunstancia y la situaci¨®n de pr¨¢ctico oligopolio ha generado suspicacias sobre el poder de esos fondos en las agencias. Ellos lo niegan rotundamente, pero lo que parece evidente es que se marcan de cerca y que mueven sus piezas de forma concatenada.
Aunque las tres agencias tienen una sede central, en Nueva York; otra europea, en Londres, y varias subsidiarias (entre ellas, la de Madrid), funcionan con una estructura de vasos comunicantes. "Eso hace que los equipos est¨¦n mucho m¨¢s integrados y cohesionados, no se trabaja en silos", dice Heredia. Bajo esa premisa, el trabajo se divide en cuatro departamentos: mercados soberanos y sector p¨²blico, bancos y seguros, empresas privadas y financiaci¨®n estructurada. En el cr¨¦dito soberano, el an¨¢lisis se basa en cinco factores de puntuaci¨®n: pol¨ªtico, econ¨®mico, liquidez externa, fiscal y monetario. A cada uno de ellos se aplica una nota, que va de uno a seis, siendo uno la mejor. Y de esas puntuaciones sale el rating definitivo, que va desde la triple A a la de bono basura.
La calificaci¨®n se hace a petici¨®n del cliente y se aval¨²a la capacidad para cumplir en tiempo y forma con el pago de su deuda. Es decir, en el caso de la deuda soberana, son los Gobiernos los que solicitan la calificaci¨®n. Hay, sin embargo, algunas excepciones. Hay ratings no solicitados que las agencias hacen por iniciativa propia: las principales potencias, como la rebajada Francia, est¨¢n entre ellos. As¨ª dan servicio a los inversores que son, en definitiva, los principales usuarios y adem¨¢s requieren la calificaci¨®n. Adem¨¢s, la metodolog¨ªa de an¨¢lisis obliga a tener el rating de un pa¨ªs para analizar cualquier entidad de dicho pa¨ªs que s¨ª lo haya solicitado.
La operativa es rutinaria. Dos analistas proponen una calificaci¨®n a un comit¨¦ del que forman parte junto a otros analistas seniors de distintas plazas, con los que se comunican por videoconferencia o por tel¨¦fono. Siempre es n¨²mero impar, habitualmente cinco o siete personas, y no hay voto de calidad ni se hace p¨²blica su composici¨®n, aunque en la decisi¨®n del viernes es muy probable que haya participado Fern¨¢ndez de Heredia, por su cargo. La decisi¨®n del comit¨¦ se comunica al cliente y, por imperativo regulatorio en Europa, es confidencial hasta que pasan 12 horas. El emisor puede apelar la decisi¨®n siempre que sea un rating inicial o un cambio de calificaci¨®n. Una vez otorgada, se produce un seguimiento continuo y se hace, como m¨ªnimo una revisi¨®n al a?o. El n¨²mero de revisiones se incrementa en periodos de inestabilidad, como el que estamos viviendo actualmente. As¨ª ocurri¨® el viernes con la degradaci¨®n de los nueve pa¨ªses, y aunque nadie piensa apelar, la reacci¨®n generalizada se resume en el "aberrante" con que calific¨® Bruselas la decisi¨®n. "El rating siempre est¨¢ vivo", tercia Heredia.
Myriam Fern¨¢ndez de Heredia es la responsable de ratings soberanos y sector p¨²blico para Europa. Por su cargo, es muy probable que participara en la rebaja de calificaci¨®n anunciada este viernes, aunque la composici¨®n del comit¨¦ que revis¨® las notas de la zona euro es confidencial. En la imagen, el pasado mes de mayo, en Madrid.
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