El prisionero espa?ol
Ahora mismo, lo mejor de los irlandeses es que son pocos. Por s¨ª misma, Irlanda no puede hacer mucho da?o a las perspectivas de Europa. Lo mismo puede decirse de Grecia y de Portugal, que es ampliamente considerado como la posible siguiente ficha de domin¨®.
Pero luego est¨¢ Espa?a. Los otros son las tapas, Espa?a es el plato principal.
Lo sorprendente de Espa?a, desde una perspectiva estadounidense, es cu¨¢nto su historia econ¨®mica nos recuerda a la nuestra. Como Estados Unidos, Espa?a experiment¨® una gran burbuja inmobiliaria, acompa?ada de un enorme aumento en la deuda del sector privado. Como Estados Unidos, Espa?a cay¨® en recesi¨®n cuando la burbuja estall¨®, y ha experimentado un aumento del desempleo. Y como Estados Unidos, Espa?a ha visto su d¨¦ficit presupuestario inflarse gracias al desplome de los ingresos y los gastos relacionados con la recesi¨®n.
Espa?a estar¨ªa mejor ahora si nunca hubiera adoptado el euro, pero tratar de dejarlo crear¨ªa una enorme crisis bancaria
Pero a diferencia de EE UU, Espa?a est¨¢ al borde de una crisis de la deuda. El Gobierno de EE UU no est¨¢ teniendo problemas para financiar su d¨¦ficit, con tipos de inter¨¦s sobre la deuda federal a largo plazo de menos del 3%. Espa?a, por el contrario, ha visto dispararse el coste de sus pr¨¦stamos las ¨²ltimas semanas, debido a los crecientes temores de un impago futuro.
?Por qu¨¦ tiene Espa?a tantos problemas? En una palabra, es el euro.
Espa?a fue uno de los adoptantes del euro m¨¢s entusiastas all¨¢ en 1999, cuando la moneda fue introducida. Y por un tiempo las cosas parec¨ªan ir viento en popa: los fondos europeos llegaron a Espa?a, potenciando el gasto del sector privado, y la econom¨ªa espa?ola experiment¨® un r¨¢pido crecimiento.
A lo largo de los a?os buenos, por cierto, el Gobierno espa?ol aparec¨ªa como un modelo tanto de la responsabilidad fiscal como de la financiera: a diferencia de Grecia, logr¨® super¨¢vits presupuestarios; y a diferencia de Irlanda, se esforz¨® (aunque con s¨®lo un ¨¦xito parcial) en regular sus bancos. A finales de 2007 la deuda p¨²blica de Espa?a, como porcentaje de la econom¨ªa, era aproximadamente la mitad que la de Alemania, e incluso ahora los bancos espa?oles no est¨¢n ni de lejos en el mal estado de los irlandeses.
Pero los problemas se estaban desarrollando bajo la superficie. Durante el auge, los precios y los salarios crecieron m¨¢s r¨¢pidamente en Espa?a que en el resto de Europa, ayudando a alimentar a un gran d¨¦ficit comercial. Y cuando estall¨® la burbuja, la industria espa?ola se qued¨® con los gastos que la hicieron poco competitiva frente a otras naciones.
?Y ahora qu¨¦? Si Espa?a todav¨ªa tuviera su propia moneda, como los Estados Unidos (o como Gran Breta?a, que comparte algunas de las mismas caracter¨ªsticas) podr¨ªa haber dejado caer que la moneda, por lo que su industria ser¨ªa competitiva de nuevo. Pero con Espa?a en el euro, esa opci¨®n no est¨¢ disponible. En su lugar, Espa?a debe lograr la "devaluaci¨®n interna": tiene que recortar los salarios y los precios hasta que sus costes est¨¦n otra vez en l¨ªnea con los de sus vecinos.
Y la devaluaci¨®n interna es un asunto feo. Por un lado, es lento: normalmente hacen falta a?os de alto desempleo para empujar los salarios hacia abajo. M¨¢s all¨¢ de eso, la ca¨ªda de los salarios significa ca¨ªda de los ingresos, mientras que la deuda sigue siendo la misma. As¨ª, la devaluaci¨®n interna empeora los problemas de endeudamiento del sector privado.
Lo que significa todo esto para Espa?a son perspectivas econ¨®micas muy pobres para los pr¨®ximos a?os. La recuperaci¨®n de Estados Unidos ha sido decepcionante, especialmente en t¨¦rminos de empleo, pero al menos hemos visto un cierto crecimiento, con el PIB real recuperando m¨¢s o menos su punto m¨¢s alto antes de la crisis, y podemos esperar razonablemente crecimiento futuro para ayudar a poner nuestro d¨¦ficit bajo control. Espa?a, por el contrario, no se ha recuperado en absoluto. Y la falta de recuperaci¨®n se traduce en temores sobre el futuro fiscal de Espa?a.
?Debe Espa?a tratar de salir de esta trampa dejando el euro y restableciendo su propia moneda? ?Lo har¨¢? La respuesta a ambas preguntas es: probablemente no. Espa?a estar¨ªa mejor ahora si nunca hubiera adoptado el euro, pero tratar de dejarlo crear¨ªa una enorme crisis bancaria, ya que los depositantes se apresurar¨ªan a trasladar su dinero a otra parte. A menos que haya una crisis bancaria catastr¨®fica de todos modos (lo cual parece veros¨ªmil para Grecia y cada vez m¨¢s posible en Irlanda, pero poco probable -aunque no imposible- para Espa?a) es dif¨ªcil ver a cualquier Gobierno espa?ol tomar el riesgo de salirse del euro.
As¨ª que Espa?a es en realidad una prisionera del euro, que le deja sin ninguna opci¨®n buena.
La buena noticia para Estados Unidos es que no estamos en esa clase de trampa: todav¨ªa tenemos nuestra propia moneda, con toda la flexibilidad que ello implica. Por cierto, tambi¨¦n Gran Breta?a, cuyo d¨¦ficit y la deuda son comparables a los de Espa?a, pero que los inversores no ven como un riesgo de impago.
La mala noticia para Estados Unidos es que una facci¨®n pol¨ªtica de gran alcance est¨¢ tratando de poner grilletes a la Reserva Federal, eliminando en la pr¨¢ctica la gran ventaja que tenemos sobre los sufridos espa?oles. Los ataques republicanos a la Fed -que exigen que deje de intentar promover la recuperaci¨®n econ¨®mica y se centre en mantener la fortaleza del d¨®lar y en la lucha contra los riesgos imaginarios de la inflaci¨®n - son algo as¨ª como pedir que voluntariamente nos encerremos en la prisi¨®n espa?ola.
Esperemos que la Fed no escuche. Las cosas en Estados Unidos est¨¢n mal, pero podr¨ªan estar mucho peor. Y si la facci¨®n dura monetarista se sale con la suya, lo estar¨¢n.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa 2008. ? New York Times News Service. Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.