?Compa?ero o invasor?
Los conflictos territoriales entre compa?eros minan la eficacia de la organizaci¨®n
T¨², (Lars Ulrich) no pod¨ªas opinar sobre las letras de James (Hetfield); y t¨² (Hetfield), no pod¨ªas hablar sobre la bater¨ªa de Lars. ?Me est¨¢is diciendo que esas normas han dejado de existir?¡±. Quien recuerda a los miembros de la banda de heavy metal Metallica la manera en que sol¨ªan componer sus temas en un pasado no demasiado lejano es su amigo y productor de varios de sus mayores ¨¦xitos, Bob Rock. Lo hace en una de las escenas de Some kind of monster, el aclamado documental de 2004, concebido inicialmente como cr¨®nica audiovisual de la grabaci¨®n del nuevo disco de los m¨²sicos californianos (St. Anger), pero que termin¨® convirti¨¦ndose en un ins¨®lito manual de coaching de equipos en clave de rock.
Seg¨²n la ¨²ltima Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo, realizada por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, el 62% de las personas que desarrollan su actividad en centros de m¨¢s de nueve empleados lo hacen en equipo. ¡°Y una de las claves para que un equipo trabaje bien es que los roles est¨¦n bien definidos¡±, recuerda Eva Rimbau, profesora de Econom¨ªa y Empresa de la UOC. Una premisa que, puntualiza, no entra en contradicci¨®n con la corriente colaborativa que triunfa hoy en las organizaciones. ¡°Al contrario, la facilita, ya que, cuando los roles est¨¢n claros, cada uno sabe lo que debe aportar al proyecto y en qui¨¦n puede apoyarse para aquello que no sabe o no le corresponde hacer¡±.
Sin embargo, no siempre se va a dar ese escenario ideal. A veces la frontera entre colaborar y puentear o ningunear es difusa. ¡°Cooperar no puede confundirse con entrar en el terreno de los dem¨¢s y tomar sus decisiones por ellos, ya que eso es despreciar el trabajo y la capacidad de los compa?eros¡±, aclara Juan San Andr¨¦s, consultor en productividad, organizaci¨®n y factor humano. Para este experto, las personas con mucho carisma dentro de la empresa son las que m¨¢s f¨¢cilmente acaban ¡°desplegando su acci¨®n m¨¢s all¨¢ de sus propios ¨¢mbitos de poder formal para invadir a otros¡±.
Decisiones compartidas
En 2014 la consultora zaragozana de transformaci¨®n UUP cre¨® un sistema de toma de decisiones estructurado alrededor de mesas tem¨¢ticas. En cada una de estas mesas se sientan personas de diferentes departamentos y con distintos grados de responsabilidad. Su objetivo: ¡°Lograr que todas las decisiones importantes de la empresa se tomen en equipo¡±, expone Marco Sanz, director del ¨¢rea de Comunicaci¨®n Digital.
El sistema se estructura a partir de una mesa madre como principal ¨®rgano de direcci¨®n participada. A su alrededor se sit¨²an otras tres mesas hijas: Personas, Trabajo y Estrategia. En ellas, explica Sanz, ¡°cada tarea es abordada por aquellas personas que mejor pueden asumirla en funci¨®n de sus motivaciones o capacidades, con independencia del ¨¢rea funcional a la que pertenezcan. Esta metodolog¨ªa hace que todos nos sintamos part¨ªcipes del proyecto¡±.
El fen¨®meno no es exclusivo de los individuos. Las fuerzas de ocupaci¨®n tambi¨¦n pueden tratar de usurpar las funciones de departamentos enteros. ¡°Todos los ¨®rganos de una empresa son esenciales para su buen funcionamiento. Ahora bien, no todos ellos son comprendidos o valorados en la misma medida¡±, se?ala Carlos Capac¨¦s, director de Formaci¨®n y Desarrollo en The Human Talent Factory. Las ¨¢reas menos directamente vinculadas al logro y a las ventas ser¨¢n las m¨¢s vulnerables. Porque ¡°el lenguaje que hablan las empresas es el de los n¨²meros. Entender¨¢n y respetar¨¢n un incremento del 23% en la facturaci¨®n o de dos puntos en el margen de beneficio. Pero traducir a cifras concretas la excelencia de las acciones en formaci¨®n y desarrollo desplegadas por un departamento de Recursos Humanos no es tan sencillo¡±, alega.
?Alerta, invasores!
Los expertos aconsejan intervenir en cuanto se detecten los primeros indicios de invasi¨®n. ¡°Los jugadores de p¨®ker saben bien que si tras los primeros quince minutos de partida todav¨ªa no has identificado al pardillo, es que el pardillo eres t¨². Cuando te das cuenta de que alguien se est¨¢ metiendo en tus responsabilidades, sin tu permiso ni conocimiento y con la voluntad de restar en lugar de sumar, posiblemente ya llevaba un tiempo haci¨¦ndolo¡±, dice Carlos Capac¨¦s. Juan San Andr¨¦s es partidario de poner las cartas encima de la mesa, con firmeza y llegando hasta las ¨²ltimas consecuencias. ¡°Somos los directores generales de nuestro propio puesto de trabajo y nos corresponde dar la cara por ¨¦l. Si dejamos que cualquiera haga nuestra labor, ?para qu¨¦ estamos nosotros ah¨ª?¡±. El primer paso ser¨¢ recordar al intruso cu¨¢les son las responsabilidades de cada cual. Y si eso no funciona, habr¨¢ que escalar la reclamaci¨®n a estamentos superiores. ¡°Sobre todo, hay que dejar muy claro a nuestro interlocutor que, en caso de injerencia, la responsabilidad ya no ser¨¢ nuestra. Y esto no le gustar¨¢ tanto¡±, a?ade San Andr¨¦s.
Aunque no siempre ser¨¢ necesario sacar el hacha de guerra. Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez, socio director del Centro de Estudios del Coaching (CEC), aconseja asertividad y huir del victimismo. ¡°Expresiones como ¡®este viene a por mi¡¯, ¡®me est¨¢ haciendo la cama¡¯ o ¡®no hables de lo que no sabes¡¯ nos sit¨²an en modo de confrontaci¨®n pero no suelen resolver nada. Porque a veces la agresi¨®n es real, pero en la mayor¨ªa de las ocasiones es m¨¢s una pel¨ªcula que nos hemos montado nosotros que un verdadero conflicto¡±. Este especialista aboga por abrir espacios de di¨¢logo en los que las partes puedan expresar sus opiniones con respeto y fundamentadas en evidencias.
Adem¨¢s, contin¨²a S¨¢nchez, un excesivo celo jurisdiccional ser¨¢ un freno para la capacidad de innovaci¨®n de la compa?¨ªa. ¡°Hay gente que piensa que opinar sobre el trabajo de los dem¨¢s es meterse donde no le llaman. Pero uno no puede acudir a una reuni¨®n para hablar exclusivamente de su parcela. Si alguien de finanzas tiene una buena idea sobre marketing, ?por qu¨¦ no intentar llevarla a cabo aunque no se le haya ocurrido a marketing? No es cuesti¨®n de defender el territorio a toda costa, sino de debatir, de acordar. De conseguir, entre todos, que los buenos proyectos salgan adelante¡±.
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