Cu¨¢n feliz se puede ser en el trabajo
La obsesi¨®n por tener contentos a los empleados genera un ambiente artificial que acaba perjudicando a las compa?¨ªas
Trece millones cien mil. Es el n¨²mero de resultados que devuelve Google si se escriben las palabras ¡°felicidad en el trabajo¡± en el buscador y se pulsa la tecla Intro. Entre ellos, referencias al D¨ªa Internacional de la Felicidad en el Trabajo (20 de marzo), instaurado desde 2013 por Naciones Unidas; al Congreso Internacional de Felicidad en el Trabajo, organizado por Aedipe Galicia, o al ya extinto Instituto Coca-Cola de la Felicidad. Tambi¨¦n hay enlaces a una consultora danesa, Woohoo Inc., que se define a s¨ª misma como ¡°l¨ªder mundial en felicidad en el trabajo¡±, o a una puntocom espa?ola que responde al nombre de felicidadeneltrabajo.es. Perfiles en Linkedin de profesionales que trabajan como ¡°directores de felicidad¡± y, por supuesto, cientos de libros y miles de art¨ªculos, estudios, bar¨®metros y listas de recomendaciones que abordan la cuesti¨®n desde diversos prismas.
Nunca antes las palabras ¡°felicidad¡± y ¡°trabajo¡± hab¨ªan aparecido con tanta frecuencia en una misma frase. Es una asociaci¨®n que, de entrada, puede chocar. ¡°Etimol¨®gicamente, ¡®trabajar¡¯ viene del t¨¦rmino latino tripalliare, que significa ¡®atormentar¡¯ o ¡®causar dolor¡¯ con un tipo de cepo (tripallium) de tres puntas que serv¨ªa tanto para sujetar caballos o bueyes como para torturar a esclavos o presos¡±, recuerda David Criado, fundador de Iniciativa Vorpalina. De hecho, hasta hace poco, en el imaginario colectivo la felicidad parec¨ªa residir en lo contrario, en el sue?o de vivir sin trabajar. La perspectiva de mandar ¡°a paseo¡± al jefe ha sido un recurso utilizado hasta la saciedad por la publicidad de loter¨ªas y otros juegos de azar.
?M¨¢s alegre, igual a m¨¢s productivo?
El brit¨¢nico Andr¨¦ Spicer y su colega de la Universidad de Estocolmo, el sueco Carl Cederstr?m, son dos de los investigadores que m¨¢s han profundizado en la actual fiebre de la felicidad laboral. En 2015 publicaron The Wellness Syndrome (Polity Books), y en julio de ese mismo a?o un art¨ªcu??lo en la prestigiosa publicaci¨®n Harvard Business Review en el que cuestionaban algunos de los grandes mantras empresariales acerca de la cuesti¨®n. Entre ellos, el que sostiene que el empleado feliz es m¨¢s productivo.
¡°No es una idea nueva. Ya se o¨ªa en los a?os treinta del siglo pasado y vuelve a surgir cada cierto tiempo¡±, se?ala Spicer. ¡°Pero los datos recogidos en cientos de estudios demuestran que la relaci¨®n entre satisfacci¨®n y productividad es peque?a y, en ocasiones, inexistente. Un reciente an¨¢lisis realizado en los supermercados de Reino Unido revel¨® que algunos de los establecimientos en los que los empleados ten¨ªan unas condiciones m¨¢s miserables eran, de hecho, los m¨¢s productivos¡±.
En esa misma l¨ªnea, Juan San Andr¨¦s apunta que una cierta incomodidad es necesaria para la creatividad y la innovaci¨®n. ¡°Toda mejora, todo progreso, nacen de una insatisfacci¨®n con el statu quo. La ley de Yerkes Dodson ya nos ense?a que el desempe?o aumenta a medida que se incrementa la dificultad de la tarea, hasta un cierto punto en el que comienza a decrecer. En t¨¦rminos pr¨¢cticos, si todo es demasiado f¨¢cil, el rendimiento es bajo¡±.
?Qu¨¦ ha cambiado? Para Eparquio Delgado, psic¨®logo y autor de Los libros de autoayuda, ?vaya timo! (Editorial Laetoli, 2014), asistimos a ¡°una campa?a en favor del emprendimiento y la meritocracia que coloca el trabajo en el centro de la vida y la medida del ¨¦xito, por m¨¢s que eso implique sacrificar tu vida personal y otras actividades¡±. Por su parte, Juan San Andr¨¦s, consultor de organizaci¨®n, resalta que ¡°presentar una imagen humana, amable y feliz es cr¨ªtico para obtener resultados empresariales buenos¡±. Y tambi¨¦n es un factor de diferenciaci¨®n positiva de cara a atraer al talento m¨¢s joven. Si bien, puntualiza, ¡°a un profesional de 40 a?os ese anzuelo no le dice casi nada¡±.
Falsas apariencias
Fidelidad, mayor compromiso, menos absentismo¡ Los beneficios que suelen asociarse a la satisfacci¨®n de los trabajadores son numerosos. Criado, sin embargo, ve af¨¢n controlador en el derecho que se arrogan algunas compa?¨ªas de tratar de imponer felicidad a sus plantillas. ¡°Una empresa es humana y debe velar por el bienestar de sus empleados. Pero son los trabajadores los ¨²nicos responsables de c¨®mo deciden vivir sus vidas, incluida la decisi¨®n libre y personal [en ning¨²n caso laboral] de ser felices¡±. Por esta raz¨®n, dice este experto, los modelos de ¡°gesti¨®n de la felicidad¡± que proliferan en la actualidad en muchas organizaciones son ¡°una irresponsabilidad y una injerencia en lo m¨¢s nuclear del desarrollo aut¨®nomo de la personalidad humana. Porque la felicidad es una conquista personal y de nadie depende ser feliz salvo de uno mismo¡±.
En esos intentos corporativos de empaquetar la felicidad no faltar¨¢n altas dosis de buenismo artificial. Empresas dise?adas como si fueran parques tem¨¢ticos, flashmobs en los que los empleados bailan al un¨ªsono una m¨²sica alegre, fiestas de empresa¡ ¡°Es la doctrina del ¡®hay que sentirse feliz siempre y en todo momento¡¯, ¡®al mal tiempo, buena cara¡¯ y ¡®hoy mi d¨ªa va a ser m¨¢s feliz que el de ayer¡±, resume Carlos Herreros, especialista en neurociencia aplicada a las organizaciones. El problema de esta posici¨®n, aclara, ¡°es que tapamos con una falsa felicidad emociones que podemos estar viviendo y que nos ayudar¨ªan a comprender esa realidad. Y esto nos impide tomar medidas para cambiarla¡±. Adem¨¢s, prosigue, est¨¢ demostrado que la felicidad ¡°no tiene mucho que ver con los conceptos ligeros y hedonistas que predican algunos gur¨²s, sino que depende, fundamentalmente, de la calidad de las relaciones personales que establecemos en el trabajo¡±.
Andr¨¦ Spicer, profesor de Comportamiento Organizacional de la Universidad de la City de Londres, cree que una parte de la actual preocupaci¨®n que muestran las empresas por la felicidad de sus empleados obedece a razones cosm¨¦ticas. ¡°Resulta ir¨®nico que el momento en que el discurso de la felicidad se ha convertido en prioritario en las agendas de las empresas coincida con uno de los periodos de mayor degradaci¨®n del empleo, con altos niveles de desempleo juvenil, precariedad, uberizaci¨®n y puestos de trabajo bajo la amenaza de ser reemplazados por robots¡±. Eparquio Delgado concluye que para las empresas es ¡°una ganga¡± tener trabajadores que rindan mucho y cobren poco. ¡°Si, adem¨¢s, se sienten bien y no se quejan, menos dolores de cabeza para todos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.