Hu¨¦rfanos de futuro
Los factores econ¨®micos y sociales explican buena parte del crecimiento de los populismos de nuestro tiempo
Un fantasma recorre las democracias, el de los populismos. Y el miedo a la p¨¦rdida del estatus material es el motor del gran resentimiento de una parte de la ciudadan¨ªa que los genera. El adjetivo populista se utiliza con profusi¨®n para cosas muy distintas. En su ¨²ltimo libro, los profesores de Ciencia Pol¨ªtica Fernando Vallesp¨ªn y M¨¢riam Mart¨ªnez-Bascu?¨¢n recuerdan el s¨ªndrome de Cenicienta de Isaiah Berlin: existe un zapato ¡ªel concepto de ¡°populismo¡±¡ª para el que en alg¨²n lugar del mundo debe haber un pie. Hay todo tipos de pies que casi encajan, pero no nos debemos dejar encajar por esos pies semiajustables al molde. El pr¨ªncipe est¨¢ siempre deambulando con su zapato y tenemos la seguridad de que en alg¨²n lugar le espera un pie llamado populismo (Populismos, Alianza Editorial).
El m¨ªnimo de la ideolog¨ªa populista es la apelaci¨®n al pueblo y la correspondiente denuncia de una ¨¦lite, subray¨¢ndose el antagonismo entre uno y otra. El soci¨®logo franc¨¦s Pierre Rosanvallon ha escrito que el populismo nace de una crisis derivada del punto de encuentro entre el desencanto pol¨ªtico y la creciente conciencia de su impotencia por parte de la ciudadan¨ªa, la ausencia de alternativas y la opacidad del mundo resultante. Vallesp¨ªn y Bascu?¨¢n recuerdan que no hay explicaciones unidireccionales o monocausales. Para entender el populismo de nuestro tiempo, y su crecimiento, hay que tener en cuenta, entre otros, los siguientes factores: los socioecon¨®micos, los culturales y psicosociales, los pol¨ªticos, y las nuevas formas de comunicaci¨®n (las redes sociales), producto de una profunda reestructuraci¨®n del espacio p¨²blico.
El analista Jos¨¦ Mar¨ªa Lasalle desarrolla en otro libro (Contra el populismo. Cartograf¨ªa de un totalitarismo pomoderno, Debate), el papel de los factores econ¨®micos: la Gran Recesi¨®n ha hecho nacer una especie de proletariado emocional que se ha visto privado de la fe en el progreso. La conciencia de clase de ese proletariado emocional surge con la difusi¨®n de las im¨¢genes de los empleados de Lehman Brothers abandonando con sus cajas las oficinas del templo de prosperidad neoliberal tras el se¨ªsmo que supuso su quiebra el 15 de septiembre de 2008. Sus componentes se saben parte de una clase despojada de su derecho a confiar en el futuro, a ser feliz y a disfrutar de mayor prosperidad. Una clase transversal airada que vive deseosa de que se haga justicia con ellos, al precio que sea, formada por ciudadanos acostumbrados a una estructura de sucesivas generaciones de derechos que se propagaban incesantemente gracias al desarrollo del Estado de Bienestar. La profundidad y extensi¨®n de la crisis los ha dejado instalados en un ¨¢nimo de p¨¦rdida de expectativas de progreso y prosperidad, que estimula los populismos.
Vallesp¨ªn y Bascu?¨¢n profundizan en ello: la revitalizaci¨®n de los populismos por las formidables sacudidas de una globalizaci¨®n acompa?ada de la multiplicaci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas digitales; la econom¨ªa internacional financiera, las interdependencias comerciales crecientes entre pa¨ªses, grandes empresas multinacionales operando como verdaderos se?ores feudales con capacidad para esquivar los controles fiscales soberanos de los Estados y con una efectiva capacidad de chantaje a los m¨¢s d¨¦biles de entre ellos, la digitalizaci¨®n, la inteligencia artificial y la robotizaci¨®n con todas sus imprevisibles consecuencias sobre el empleo y el poder econ¨®mico, el cambio clim¨¢tico y su potencial para agitar algunas econom¨ªas nacionales, las migraciones en gran medida resultado de fallos y disrupciones econ¨®micas, militares, ecol¨®gicas, producidas en algunas regiones del mundo¡ todo ello genera perdedores de la globalizaci¨®n, que tambi¨¦n podr¨ªan calificarse de perdedores de la modernizaci¨®n.
Otros profesores (?ngel Rivero, Javier Zarzalejos y Jorge de Palacio), algunos de ellos muy cercanos a la Fundaci¨®n para el An¨¢lisis y los Estudios Sociales (FAES) que preside Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, tambi¨¦n estudian la Geograf¨ªa del populismo (Un viaje por el universo del populismo desde sus or¨ªgenes hasta Trump, Tecnos) subrayando la relaci¨®n entre la pol¨ªtica y la econom¨ªa en el mundo de los populismos contempor¨¢neos. Como los anteriores textos, ¨¦ste parte del hecho de que la crisis econ¨®mica ha tra¨ªdo la resurrecci¨®n de los populismos, de uno y otro signo: se ha levantado el espectro de un enemigo del pueblo: el neoliberalismo. Para unos, el enemigo del pueblo es el banquero codicioso, el capitalista sin escr¨²pulos, el que atendiendo a su particularismo insaciable condena al pueblo a la miseria; como sujetos de este tipo no han faltado en los ¨²ltimos a?os, las acusaciones se han sustentado en pruebas y el populismo ha reafirmado la victoria de la econom¨ªa (no democr¨¢tica) sobre la pol¨ªtica (democr¨¢tica). Pero hay un populismo de signo inverso, el que entiende que la pol¨ªtica ha matado a la eficacia de la econom¨ªa, y que la intromisi¨®n de los pol¨ªticos en el terreno econ¨®mico es manifestaci¨®n de ignorancia y arrogancia, de la pretensi¨®n de los pol¨ªticos de desempe?ar el papel de Dios en la creaci¨®n, de modo que la ¨²nica manera de tener una econom¨ªa sana es justamente libr¨¢ndose de los pol¨ªticos y la pol¨ªtica.
As¨ª, los factores socioecon¨®micos son identificados como responsables principales del desorden producido por una globalizaci¨®n que nadie gobierna, y que ha hecho de la gran crisis financiera el punto de referencia fundamental. La certeza de muchos ciudadanos de que se les ha dejado en la estacada ante las dificultades los ha hecho conscientes de formar parte de una clase hu¨¦rfana de futuro y maltratada por la hegemon¨ªa de una minor¨ªas extractivas que se ha protegido de la crisis ¡°mediante blindaje de casta y privilegios¡± (Lasalle).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.